La ‘Brasserie Petanque’, con sello helvético

Equipo que acompaña a Pascal Meyer en la conducción de la 'Brasserie Petanque'. P. Meyer

Cada domingo, varias calles de San Telmo se convierten en peatonal para que turistas y locales disfruten pasear por su Casco Histórico.

En la esquina de México y Defensa, el local que regentean Pascal Meyer y su novia Leticia Beker, ofrece la exquisita combinación de juego de petanque con comida francesa.

«Cuando la gente entra a la ‘Brasserie Petanque’ se siente en París. Todo acá tiene su estilo: las sillas son de 1945, las mesas tienen 60 años y la música que escuchan es la de Jacques Brell, Edith Piaf, Charles Aznavour, Francoise Hardy…», cuenta Pascal a swissinfo, al tiempo que explica la elección del nombre de su negocio gastronómico.

«La petanque es la bocha francesa y toda la decoración tiene idea del juego de bochas, que data de hace más de 200 años. Son bochas de metal, con un bochín, muy similar al juego de bochas de madera que se practica en Argentina»

«Ahora vamos a alquilar un estacionamiento frente a nuestra brasserie y cada domingo vamos a hacer un juego de petanque, con comida francesa tradicional, música, buen humor, buena cerveza y buen vino. El 30 de octubre hacemos el primer torneo de petanque en Sudamérica», relata entusiasmado el joven suizo.

Un auténtico ‘chef’ francés

Pascal pone especial atención en la calidad y nobleza de la comida, misión que delegó en el joven chef de prestigio internacional Sebastien Fouillade, que ha logrado convertirse en favorito de muchos porteños.

«Por suerte conocí a Sebastien, un francés que desde hace diez años vive en Argentina, y para mi es muy importante tener un ‘chef’ que conoce el tipo de cocina que quiero hacer»

Soupe a l’oignon, Boeuf bourguignon, Crème Brulée o Fondant de chocolat son apenas algunas de las exquisiteces que Sebastien prepara cada día para los amantes de la cocina francesa. También el pan se hace en diferentes variedades, de oliva, nueces, baguette, pan negro.

«Hacemos todo casero, por la autenticidad que esto significa. En la cultura suiza, francesa o alemana, el pan es un elemento fundamental, por eso hacemos dos veces al día el pan casero», explica Pascal, quien está orgulloso de la forma en que se plantea la metodología de trabajo en su brasserie.

«Actualmente esto se ha convertido en una pequeña empresa, somos 18 personas. Ayudo al barrio, porque más de la mitad de mis empleados son de aquí, porque creo que es importante que la gente pueda venir a trabajar sin vivir el trastorno de viajar, sobre todo acá que a veces terminamos a la madrugada»

«Tengo una política de responsabilidad social y creo que la inversión debe estar en el barrio. Acá la gente aprende, se forma mientras trabaja», asegura orgulloso.

Éxito y buen camino

A simple vista se reconoce la mano de la pareja en el trabajo cotidiano. Mientras Leticia es la que se encarga del marketing y la estrategia comercial, Pascal es quien oficia de «Public Relations» y motor de ideas.

En palabras de su novia, el empresario gastronómico «es muy inteligente, tiene una fuerza increíble y siempre va para adelante y nos lleva a todos con él».

«La primera palabra que aprendo acá desde que abrí el negocio, es ‘éxito’. Es un éxito total, a la gente le encanta y yo estoy muy feliz», dice exultante Pascal y concluye:

«Creo que la Argentina va por buen camino. Lo veo… Vienen muchos turistas, tengo una clientela internacional de americanos, franceses, alemanes, italianos y muchos suizos! Tengo una percepción muy clara de que la Argentina va a salir, poco a poco y definitivamente de la crisis»

«La gente tiene ganas de trabajar y ahí quizás se ve mi lado más suizo, porque los suizos trabajamos mucho. Creo que si transpiramos todos juntos salimos adelante. Nadie puede creer lo que alcanzamos en seis meses. ¡Superamos todas las expectativas!».

swissinfo, Norma Domínguez, Buenos Aires.