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La cumbre del G-20 frente a desafíos excepcionales

Los habitantes de Londres se preparan ante posibles incidentes con motivo de la cumbre del G-20. Reuters

Los países que forman este grupo se reúnen en Londres este 2 de abril para tratar de responder a la peor crisis económica y financiera desde la producida en 1930.

Tres expertos suizos evalúan las posibilidades de éxito del encuentro y sus posibles impactos en la Confederación.

En la capital del Reino Unido, los dirigentes de los grandes países industrializados y de las principales economías emergentes van a debatir acerca de distintas materias:

Entre las que destacan la regulación y estabilización de los mercados financieros, la reforma de las instituciones financieras internacionales, la recuperación de la economía mundial, y la ayuda a los países menos desarrollados.

El objetivo de la cumbre es llegar a un acuerdo sobre una declaración común que defina una estrategia global para afrontar la crisis. «El G-20 sólo puede definir una serie de acciones que deberán aplicar los gobiernos y las organizaciones internacionales. Falta por saber en qué modo los gobiernos pondrán en práctica esta estrateggia», señala Cédric Dupont, profesor de Ciencias Políticas en el Instituto de Estudios Internacionales y de Desarrollo de Ginebra.

Una opinión que comparte Stéphane Garelli, profesor de la Escuela Internacional de Negocios de Lausana (IMD): «La prioridad será mostrar un frente unido frente a la crisis, aunque los miembros del G-20 discrepen en torno a las medidas a adoptar».

«Este encuentro será la ocasión de reafirmar un cierto número de grandes principios, como el rechazo del proteccionismo, más transparencia y un aumento de la normativa en el ámbito de las transacciones financieras internacionales, además de un poco más de ética en el capitalismo moderno».

Regular los mercados

Hasta ahora, los Estados Unidos han impulsado planes masivos de recuperación, mientras que los países europeos se han mostrado más prudentes en este campo e insisten en la regulación de los mercados financieros.

Según Cédric Tille, profesor de Economía en el Instituto de Altos Estudios Internacionales y de Desarrollo, la Unión Europea (UE) podría tomar la delantera en el capítulo de normativas sin tener que esperar el aval del G-20, especialmente respecto a la supervisión bancaria en la fragmentada zona euro.

«Los Estados Unidos han hecho igualmente un trabajo sustancial en su casa, como quedó reflejado en las propuestas de reformas presentadas el pasado jueves por Tim Geithner, secretario del Tesoro estadounidense», indica.

«Washington estáa de acuerdo en el principio de una mejor reglamentación financiera, sobre todo, para evitar correr riesgos exagerados», observa Esto Cédric DuPont.

Peligro proteccionista

El experto puntualiza alguna de las mayores carencias del proyecto de declaración del G-20: «Se muestran mucho más imprecisos respecto a las medidas proteccionistas. Cualquiera que éstas sean, las dificultades aparecerán cuando se aborden los detalles sobre dichas medidas. De ahí la importancia de seguir con lo que se determine en la cumbre».

El G-20 ya prevé nuevas reuniones para este año, según los asesores de Gordon Brown. Cédric Tille, sin embargo teme que las intenciones fijadas en Londres apenas se traduzcan en hechos.

«Durante la cumbre de Washington en noviembre, los participantes del G-20 prometieron una serie de medidas concretas para aplicar en el encuentro de Londres, como la conclusión de la Ronda de Doha de la OMC y el rechazo de las medidas proteccionistas», comenta el economista ginebrino.

Antes de destacar que «es lo que no se ha hecho. Lo peor es que las medidas proteccionistas acordadas por los Estados tienden a multiplicarse».

Un FMI reforzado

Una cosa es segura. La cumbre del G-20 de Londres no va a presentar ningún plan de relanzamiento mundial. Sin embargo debería evocar la reforma de las instituciones financieras internacionales, empezando por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

«Habrá una reforma del FMI. Aunque lo más importante -la ampliación de la representación de los países para reflejar el mundo de hoy- suscita oposición entre los europeos, fuertemente representados en el seno del Consejo de Administración del FMI, estima Cédric Tille.

También figura en la agenda un quinto asunto que ha estado de actualidad estas últimas semanas y que ha afectado directamente a Suiza: la lucha contra los paraísos fiscales.

«El riesgo para Suiza de figurar en la lista negra parece eliminado. Aunque los participantes del G-20 tendrán la intención de centrarse en el tema, si no tienen mucho que presentar al final de la cumbre de Londres. Y eso a pesar de que los paraísos fiscales no han originado la crisis actual», señala Tille.

Impacto en Suiza

Por su parte, Cédric Dupont indica que los bancos suizos deben arremangarse la camisa. «Desde el asunto de los fondos de los desheredados (fondos de víctimas del Holocausto depositados en bancos helvéticos), los banqueros suizos habían afirmado que su ventaja comparativa residía en su ‘savoir-faire’, más que en el secreto bancario».

«Diez años más tarde, se ha rendido cuentas con el asunto del UBS en los Estados Unidos, y ellos (los banqueros) no han sabido aprovechar la oportunidad de hacer frente a la competencia sin el secreto bancario».

Una obra tanto o más urgente es la de emprender acciones para que países como Francia, Alemania e Italia consideren una amnistía fiscal para repatriar los fondos colocados en el extranjero por parte de sus residentes.

«Sea a través de los problemas de los bancos, las bonificaciones o los paraísos fiscales, todo es el resultado de una cierta desunión de los Estados. Si ellos deciden trabajar juntos y practicar el intercambio de información, entraremos en un mundo muy diferente, y esto tendría un impacto en Suiza», asegura Stéphane Garelli.

Y concluye: «Los sectores de la economía suiza, como el alimentario, el farmacéutico o el relojero, destacan y no dependen de ninguna particularidad del derecho suizo frente a sus competidores. No sé por qué los bancos suizos no podrían hacer lo mismo».

swissinfo, Frédéric Burnand, Ginebra
(Traducción: Iván Turmo)

El presidente estadounidense, Barack Obama, instó a los dirigentes del G-20 a actuar rápidamente para estimular la economía mundial.

También pidió nuevos poderes para cerrar firmas financieras en problemas.

Obama pidió a las principales economías del mundo que pongan en marcha robustos planes de estímulo, reparen los mercados del crédito y extiendan la ayuda a las naciones pobres.

«Estamos pasando por un momento de retos económicos globales que no pueden ser afrontados por medidas a medias o los esfuerzos aislados de cualquier país», dijo en un artículo publicado en 30 diarios del mundo.

«Los líderes del G-20 tienen una responsabilidad de adoptar una acción valiente, amplia y coordinada que no solo dé inicio a la recuperación, sino que lance una nueva era de compromiso económico para prevenir que vuelva a ocurrir una crisis como ésta».

«Mi mensaje es claro: Estados Unidos está listo para liderar y pedimos a nuestros socios que se nos unan con un sentido de urgencia y propósito común», agregó.

Los países del G-20 son:

Alemania, Canadá, EE UU, Francia, Italia, Japón, Gran Bretaña, Rusia, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, India, Indonesia, México, República de Corea, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea (como gobierno comunitario).

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