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La gestión del banquero central en tela de juicio

El matrimonio Hildebrand en el centro de la atención. Silvia Pfenniger

La prensa helvética y los actores económicos han evidenciaron reiteradamente la delgada línea sobre la cual camina el Banco Nacional Suizo (BNS) en su lucha por contener la apreciación del franco.

Durante las últimas semanas, sin embargo, es la probidad de su presidente, Philipp Hildebrand, lo que se ha puesto en duda, así como la frágil autonomía del BNS frente a los intereses políticos suizos.

El rumor creció como reguero de pólvora durante el cierre del año: Philipp Hildebrand podría haber ayudado a su esposa a sacar partido personal de una transacción cambiaria en dólares realizada en agosto pasado.

Según la prensa suiza, Kashya Hildebrand recibió información confidencial de su marido sobre un anuncio que haría luego el BNS en materia cambiaria, lo que le permitió realizar una transacción por 500.000 francos suizos, que le reportó ganancias superiores a los 60.000 francos.

La información, según confirmó el propio banco Sarasin al excusarse, fue filtrada a la Unión Democrática del Centro (UDC) por un empleado informático del grupo –quien ya fue despedido-; y Christoph Blocher, miembro del este partido derechista y enemigo acérrimo de Hildebrand, la habría entregado al Gobierno.

El BNS se apresuró a negar los hechos a través de un comunicado de prensa emitido el 23 de diciembre. Tras realizarse las investigaciones conducentes, las autoridades absolvieron al matrimonio Hildebrand de toda duda.

Nueva acometida

El martes (03.12), Kashya Hildebrand rompió el y declaró a la televisión suiza de habla alemana que su decisión fue personal. La esposa del presidente del BNS -que trabajó 15 años en el sector financiero y es una seguidora asida de los mercados- decidió comprar dólares porque el dólar estaba “ridículamente barato”, dijo.

Y añadió que su decisión estuvo motivada por intereses vinculados a su actual actividad profesional como corredora de arte en Zúrich, un medio en el que el 80% de las transacciones se tasan en dólares.

Sin embargo, el semanario Weltwoche, cercano a la UDC, publicará en su edición de este jueves (05.01) que una serie de transacciones de divisas podrían haber sido realizadas entre marzo y octubre del2011 desde cuentas del propio Philipp Hildebrand, y no de su esposa.

Hasta la tarde de este miércoles el banco central ha rehusado realizar cualquier comentario al respecto. Pero André Simonazzi, portavoz del Gobierno, confirmó a la agencia ATS que el Control Federal de Finanzas ha verificado todas las transacciones que realizó el presidente del BNS.

Cuestionada política cambiaria

Más allá del presente escándalo, Hildebrand, quien antes de asumir el cargo actual se desempeñó como vicepresidente del BNS entre 2007 y los albores de 2010, ha sido criticado en diversas ocasiones por entrar en pánico cuando las presiones arrecian.

Ante los embates, se ha defendido con el argumento de que las intervenciones realizadas bajo su mando han permitido a Suiza amainar la apreciación del franco y evitar una deflación.

En respuesta a las presiones y a sus detractores, en julio pasado, Hildebrand decidió poner las cosas en claro mediante un discurso en el que reiteró la importancia de garantizar la autonomía del banco. “El BNS debe ser capaz de continuar ejerciendo su independencia sin ser cuestionado todo el tiempo”, recalcó.

Pero las críticas se renovaron en septiembre cuando en banco anunció un nuevo tipo de cambio mínimo de 1,20 francos suizos por euro y afirmó que “estaba dispuesto a comprar montos ilimitados de divisas extranjeras, si esto era necesario” para preservar dicho nivel cambiario.

Muchos observadores celebraron la decisión, pero los exportadores y sindicatos estimaron que esta política sería incapaz de asegurar la rentabilidad del sector productivo y evitar la destrucción de empleos.

Independencia constitucional

También se ha hablado con insistencia sobre el hecho de que el ministro de Economía, Johann Schneider-Ammann, antiguo industrial y ex presidente de la patronal Swissmem, empujó a Hildebrand a una intervención rápida y más decisiva en el mercado cambiario.

En su momento, algunos economistas expresaron temores de que la decisión cambiaria del BNS pudiera colocar a Suiza a merced de los especuladores y provocar una burbuja inflacionaria futura.

El economista del Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra, Charles Wyplosz, señala a swissinfo.ch que, en su opinión, el BNS es uno de los bancos centrales más independientes del mundo, pese al cúmulo de presiones que ha enfrentado.

“Ningún banco central es completamente independiente; dichas instituciones siempre están obligadas a ceñirse a algunas condiciones de su entorno. El BNS no puede operar en el vacío, y requiere el respaldo y la confianza de la sociedad en general”, refiere.

Sin embargo, de cara al futuro, además de la presión emitida por la prensa y los políticos, el BNS deberá enfrentar también la que llegará por parte de los cantones.

El banco central entrega cada año dos tercios de sus utilidades a los cantones, y la política cambiaria que decidió en septiembre pasado podría mermar de forma importante estas ganancias.

“Si continúa el caos en la zona euro, esto expondrá al franco suizo a la especulación de divisas. Y el banco central tendrá que volver a construir un stock en euros que podría generar pérdidas al banco. Sería previsible que los cantones se quejen y también intenten ejercer presión sobre las decisiones que tome en el futuro el BNS”, puntualiza Wyplosz.

A finales de 2011, la prensa suiza publicó rumores sobre la posible utilización de información confidencial para beneficio personal por parte del  banquero central, Philipp Hildebrand.

Se dio a conocer que su esposa supuestamente fue alertada anticipadamente sobre la decisión que tomó el Banco Nacional Suizo (BNS) en septiembre de fijar un tipo de cambio mínimo de 1,20 francos suizos por euro.

Dos investigaciones seguidas por separado absolvieron a Hildebrand de toda acusación de actuación dolosa, pero este escándalo derivará en una supervisión mucho más estricta y cercana sobre el manejo de las finanzas personales de todos los directivos del banco central.

Dos dominicales suizos afirmaron que fue el poderoso líder de la UDC, Christoph Blocher, quien alertó al Gobierno sobre el supuesto uso de información privilegiada.

Los artículos sugerían que para sustentar sus palabras, Blocher presentó información bancaria robada por un ex empleado informático del banco Sarasin.

Blocher, ex ministro de Justicia, ha declinado pronunciarse sobre el tema.

Fundado en 1907, es la única institución helvética autorizada para imprimir billetes y monedas, y para velar por la estabilidad de precios del país.

Los 26 cantones son accionistas del banco; por lo tanto, el BNS debe entregarles cada año dos tercios de las utilidades que obtiene, mientras el tercio restante se dirige al Gobierno suizo.

En los años 70, el BNS intervino en los mercados cambiarios para frenar la apreciación del franco frente al marco alemán. La operación cumplió su objetivo fundamental, pero provocó una oleada de inflación en los años 80.

El BNS fue reorganizado en los 90 para convertirlo en una institución más eficiente.

La autonomía en la toma de decisión y operación del BNS están inscritas en la Carta Magna suiza y respaldadas por un referéndum.

(Adaptación: Andrea Ornelas)

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