La repatriación de suizos continúa
Los turistas helvéticos continúan dejando las zonas siniestradas de Asia del Sur y vuelven al país. Pero el balance de las víctimas se agrava cada vez más.
Durante este tiempo, las agencias de ayuda internacional lanzan un llamado de alarma: La falta de agua potable hace temer lo peor en materia de epidemias.
Por lo menos once suizos murieron en el maremoto que devastó el domingo las costas del Océano Índico.
El Ministerio suizo de Relaciones Exteriores (DFAE) confirmó el miércoles dos defunciones suplementarias. El balance actualizado cuenta ocho defunciones confirmadas en Tailandia, dos en el Sri Lanka y una en la India.
La lista podría aumentar, particularmente en Tailandia, indicó a la prensa el embajador Peter Sutter, jefe de la División política VI (Suizos del extranjero).
El DFAE aún declina dar cifras de eventuales, sin antes proceder a su identificación definitiva. El número de turistas suizos buscados descendió de 1.700 a 1.200 y debería seguir bajando, según Peter Sutter. La mayoría de estas personas debería encontrarse en Tailandia.
Más repatriados
El miércoles, un nuevo avión procedente de Phuket llegó a Zúrich con 200 clientes de los tres grandes ‘operadores turísticos’ suizos.
Entre ellos, una treintena de heridos, acompañados por dos médicos de la Guardia aérea suiza de salvamento (Rega).
Con este vuelo del miércoles, un gran número de clientes de Kuoni, Hotelplan y Tui Suisse volvieron a Suiza. «Los turistas de Hotelplan en las Maldivas y en Sri Lanca que deseaban ser repatriados están de vuelta», declaró Alain Paccaud, portavoz de las agencias. Algunos desearon proseguir su viaje.
Sin embargo, no todos los clientes que se encontraban en Tailandia han podido ser contactados, explican las agencias de viajes. «Ciertas personas se desplazan sin advertirnos o vuelven por sus propios medios. Es muy difícil saber cuántas personas están ausentes», señaló Alain Paccaud.
Numerosos obstáculos
Para los responsables de la ONU y de la Cruz Roja, la operación humanitaria que se lleva a cabo para atender a las víctimas del desastre será una de las más importantes de estos últimos años. Los obstáculos que hay que superar son múltiples.
Más allá de las dificultades de acceso, los problemas de coordinación de los socorros son complejos porque la catástrofe afectó a ocho países. Hay pues que repartir los socorros entre actores múltiples y en diferentes aeropuertos.
Los riesgos de caos, confusión y de esparcimiento de la ayuda son particularmente grandes por falta de repartición previa de las tareas. Además, la logística tardó en instalarse debido a los permisos del personal en época de fines de año y del efecto sorpresa.
Prioridad al agua
«Sin una operación inmediata y de gran escala para abastecer de agua potable a las poblaciones afectadas, millones de gente corre peligro de contraer enfermedades transportadas por el agua», indica el miércoles el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
«El agua estancada puede ser tan peligrosa como el agua en movimiento, recuerda Carol Bellamy, directora de la agencia de la ONU. Hay agua por todas partes, pero ninguna gota para beber».
El martes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya había lanzado una advertencia similar. Las inundaciones contaminaron las redes de conducción de aguas, dejando a la población sin otra alternativa que utilizar el agua sucia de la superficie.
«Las centenas de millares de niños que sobrevivieron a las gigantescas olas corren peligro ahora de enfermarse gravemente, simplemente por haber bebido un trago de agua», añade Carol Bellamy.
Es por eso que UNICEF despacha a la zona tabletas de purificación del agua, sales de rehidratación y bidones de agua potable de 500 litros cada uno.
Las necesidades de alimento parecen menos agudas. En cambio, habrá que alojar en otras casas a centenas de millares de personas que perdieron todo en la catástrofe.
El dinero está allí pero no irá a otro lugar
Según los expertos de la ayuda humanitaria, estas operaciones no deberían afrontar problemas de financiamiento. En efecto, cuando la atención de los medios de comunicación se concentra en una crisis, tan sorpredente y emocional sin precedente, las donaciones de los gobiernos y de los particulares afluyen.
El temor de los humanitarios es más bien que la ayuda a las víctimas del seísmo en Asia desvíe la atención de otros conflictos, en particular de África. LA ONU teme en especial que Darfour caiga en el olvido.
«Desgraciadamente no se necesita ayudar más a los muertos», anota una funcionaria de la ONU en Ginebra. Aunque el número de las personas trasladadas sobrepasa el millón censado hasta aquí, será inferior al de Sudán, subraya.
swissinfo y agencias
El Ministerio de Exteriores puso en funcionamiento un número de teléfono de urgencia (0041.31.325.33.33) para los familiares que tienen parientes en los países afectados por el seísmo.
Las donaciones con mención » Seísmo Asia «, son bienvenidas a las cuentas de correo postal (CP) siguientes: Caritas Suiza 60-7000-4, Cruz Roja suiza 30-4200-3, OSEO 10-14739-9, Cadena de la Solidaridad 10-15000-6.
El seísmo ocurrió el domingo por la mañana a las 07.58 hora local (01.58 suiza) a la altura de la isla indonesia de Sumatra, con una magnitud de 9 grados de la escala de Richter.
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