Los ecologistas tienen tela para cortar también en Suiza
El 21 de marzo se celebra el Día de los Bosques, motivo para recordar la constante deforestación en el planeta.
Según las cifras de la Oficina Federal de Medioambiente, Bosques y Paisaje cada año desaparecen 9,4 millones de hectáreas de las superficies forestales. Las organizaciones ecologistas subrayan que dos tercios de los bosques del mundo ya han desaparecido.
Cada segundo, el fuego o la tala industrial destruye un bosque tropical del tamaño de un campo de fútbol.
El combate de Bruno Manser
Un grupo de científicos, intelectuales y artistas lleva varios años movilizándose para tratar de frenar esta destrucción masiva, que amenaza el pulmón de la tierra y pone en peligro tanto la vida de las poblaciones locales como la biodiversidad del planeta.
Es el caso del suizo Bruno Manser. Este gran defensor de los indígenas de la etnia ‘Penan’ y de los bosques tropicales en donde éstos habitan desapareció en la selva de Sarawak (Malasia) el año pasado en circunstancias misteriosas.
«Para defender su causa, Bruno Manser logró convencer a muchos de nosotros de la utilidad de su lucha», recuerda el comerciante de madera, Denis Bourquin.
Hoy, su compañía ha dejado de importar madera del sureste asiático. «Además, no somos los únicos importadores suizos que han tomado esta decisión», agrega Denis Bourquin.
Las importaciones de especies tropicales – que habían disminuido en el transcurso de las décadas de los años 80 y 90 – han vuelto a aumentar en los últimos tres o cuatro años.
La madera tropical es muy rentable
«Entre 1997 y el 2000, las importaciones de madera redonda ascendieron de 5.000 a 7.000 metros cúbicos, pero siguen siendo mínimas. La cantidad de madera que se tala cada año en Suiza es casi cien veces mayor», confirma Andreas Semadeni, jefe de la división Bosques y Madera de la Oficina Federal de Medioambiente, Bosques y Paisaje.
El año pasado, se importaron 9.000 toneladas de tablas de madera tropical, frente a las 7.000 toneladas de 1998.
Suiza produce además suficiente madera para satisfacer la demanda interna y exporta un tercio de la producción al extranjero. «Pero no podemos prescindir de la madera tropical, que por sus características de durabilidad es un material de acondicionamiento exterior ideal», explica Denis Bourquin.
Desde el punto de vista meramente económico, las maderas tropicales presentan importantes ventajas. «No son necesariamente menos caras, pero su rentabilidad es mejor», señala Denis Bourquin.
En el punto de mira de ‘Greenpeace’
Las empresas que han dejado de importar grandes cantidades de especies tropicales son la excepción que confirma la regla. Las organizaciones ecologistas tienen trabajo para rato.
Hace unos días, un grupo de militantes de ‘Greenpeace’ protagonizó una acción contra el principal fabricante helvético de puertas, la sociedad ‘Brunegg’ SA, a la que reprocha malgastar cada año cerca de 1.200 metros cúbicos de madera tropical para la fabricación de 150.000 puertas.
Por otra parte, ‘Greenpeace’ afirma que ‘Brunegg’ SA compra madera que carece del sello de certificación del Consejo Internacional de Gestión Forestal (FSC), que garantiza una gestión respetuosa del medioambiente y las poblaciones locales.
La sociedad ‘Brunegg’ SA se defiende señalando que las especies tropicales sólo representan el 7% de los materiales utilizados para la producción. Asimismo agrega que las maderas tropicales que importa llevan el sello de certificación de la fundación ‘Keurhout’.
Vanda Janka
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