Los suizos se benefician poco del franco fuerte
El debilitamiento del euro de cara al franco suizo permite importaciones ventajosas de productos de la Unión Europea (UE). Pero estos ahorros rara vez repercuten en la factura que paga el consumidor final.
El Ministerio suizo de Economía confirmó las sospechas: los compradores de productos importados no disfrutan de una reducción de precios congruente con los ajustes que ha impuesto la trayectoria cambiaria.
El hecho quedó confirmado la semana pasada (07.07), cuando la Oficina Federal de Estadística (OFS) publicó sus datos más recientes sobre la inflación: durante los últimos 12 meses, el nivel de precios de los bienes y servicios consumidos en Suiza se mantuvo estable, en lugar de ajustarse a la baja.
Aceites minerales y automóviles
A partir de estos datos, el Ministerio de Economía afirmó –pidiendo que la información sea tomada con prudencia porque sus conclusiones son aún de carácter preliminar-, que Suiza “figura entre los países en los que la repercusión de las variaciones del tipo de cambio es inferior a la media”.
Una situación que varía según el tipo de producto del que se hable. En los aceites minerales y sus derivados, el ajuste del franco frente al euro sí ha repercutido en los precios finales de forma bastante ágil.
Pero en el caso de bienes duraderos, como los automóviles, intervienen factores múltiples como “la evolución de los precios del país de fabricación y las variaciones cambiarias”.
Y el Ministerio de Economía acepta también que, en el otro extremo se encuentran bienes de consumo como los textiles, la ropa, el cuero y el calzado cuyos precios han registrado alzas constantes durante los últimos meses.
Todo parece indicar que, bajo el pretexto de que Suiza goza de un poder adquisitivo más elevado que sus vecinos europeos, el consumidor helvético es considerado una suerte de vaca lechera.
Vaca lechera que, por cierto, comienza a repartir coces a su alrededor.
Según el diario de Friburgo, La Liberté, el Señor Precios, Stefan Meierhans, encargado de vigilar los abusos eventuales cometidos contra los consumidores suizos, ha recibido más reclamos durante los primeros seis meses de 2011 que durante todo el 2010, debido a que el ajuste entre el franco y el euro no se ha reflejado en el precio final que pagan los consumidores suizos en la mayoría de los productos.
Para Matthieu Fleury, secretario general de la Federación de Consumidores de la Suiza francófona (FCR), no es un argumento válido afirmar que los precios no bajan en Suiza porque sus condiciones salariales son mejores que las del resto de Europa.
“Es verdad que la situación es diferente, pero una variación de la tasa de cambio tendría que traducirse de forma automática en una venta de productos europeos a un precio inferior”.
El cálculo es simple: cuando el euro valía 1,5 francos, un producto adquirido por 15 francos podía venderse por 30 y permitir una utilidad de 15 francos al intermediario. Ahora, con una tasa promedio de 1,20 francos por euro, el mismo producto podría venderse a 27 francos permitiendo exactamente el mismo beneficio al vendedor.
Importadores, señalados con el dedo
Por el momento, el margen de maniobra de las asociaciones de consumidores es limitada.
“Desde el punto de vista jurídico, la sola posibilidad que tenemos es dirigirnos a la Comisión de Competencia (Comco) para pedir que investigue si existe un acuerdo tácito entre los diferentes actores para que el ajuste cambiario no repercuta en los precios que pagan los consumidores. Cuando vemos que la competencia no funciona, ésta se torna una duda completamente razonable”, afirma Matthieu Fleury.
Pero no solo los grandes distribuidores son responsables de este problema. El secretario general de la FRC señala también a otro tipo de actores: “El mercado suizo está dominado también por los importadores, y éstos no contribuyen a una evolución favorable de los precios”.
Una visión que confirma Urs Meier, portavoz de Coop, uno de los dos gigantes del comercio al detalle de Suiza: “Nosotros trasladamos sistemáticamente los ajustes cambiarios a los precios que paga el consumidor. Pero lo que mucha gente ignora es que alrededor del 95% de los productos europeos que comercializamos llegan a Suiza vía importadores generales con los que tenemos firmados contratos en francos suizos, y con un tipo de cambio fijo, frecuentemente pactado en 1,35 francos por euro”.
Aún así, continúa Meier, el grupo busca ejercer presión sobre los importadores. “Existe una gran reticencia, pero sí hemos conseguido la reducción de los precios de algunos artículos. Concretamente, desde finales de 2010 hemos disminuido el precio de 2.150 bienes. Y del total, la reducción de unos 600 productos se debe a la baja del euro”.
Por su parte, Migros, el otro gigante de la distribución al detalle, afirma que su margen de maniobra es limitado. Aun cuando el precio de 3.500 productos podría disminuir, “el volumen de mercancías compradas en la zona euro es de solo un 6 u 8% del total, lo que supone unos 300 millones de francos suizos por año”, precisa Martina Bosshard, portavoz del grupo.
El ‘turismo del consumo’
Sobre la marcha, todos estos argumentos no convencen a los consumidores. Así que crece el número de suizos que han decidido realizar sus compras en supermercados franceses, italianos, austriacos o alemanes próximos a la frontera.
Según estimaciones del director de Coop, Hansueli Loosli, el turismo del consumo se traduce en pérdidas del orden de los 2.000 millones de francos suizos para el comercio suizo.
En su opinión, la creciente tendencia de salir a comprar bienes fuera de la frontera suiza no se limita ya a la adquisición de productos en los supermercados.
“La importación directa de coches nuevos ha aumentado un 6% desde que inició el 2011, contra el 3,5% del 2010”, expresó al dominical NZZ am Sonntag, Andreas Burgener, director de la Asociación de Importadores Auto-Suiza.
“Nosotros no queremos precios volátiles. Pero la situación actual evidencia que los consumidores se mueven y desean aprovechar directamente los beneficios de una tasa de cambio que les es favorable”, refiere Matthieu Fleury. “Es por ello que los actores económicos suizos deben repercutir con mayor rapidez las variaciones cambiarias en sus precios”.
Durante la primera semana de julio, el Gobierno ha reiterado que no tomará ninguna medida para respaldar a la economía suiza debido a los efectos de la apreciación del franco.
El contexto sigue siendo positivo gracias a que existe una buena coyuntura interna y al crecimiento que registran las economías de Alemania y Asia, argumentó. El crecimiento del PIB y el volumen de los pedidos siguen siendo altos y el desempleo moderado.
El Gobierno reconoce que se manifiestan ciertos signos de contracción y presión intensa sobre los márgenes de la industria exportadora, pero según su visión, medidas como el control de los movimientos de capital, tasas de interés negativas, una reducción temporal del IVA para el sector hotelero o para los exportadores, y cualquier otra medida proteccionista sería ineficaz y contraproducente para la economía helvética.
El Consejo Federal también rechaza medidas como reducir los impuestos que tributan las ganancias de las empresas exportadoras u otorgar subsidios directos a algunas compañías.
Y ha dejado claro que corresponde al Banco Nacional Suizo (BNS), vía su política monetaria, actuar y adoptar las eventuales medidas para frenar la evolución del curso cambiario.
(Traducción: Andrea Ornelas)
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