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«Siempre me preocupé por dar la mano a otras personas»

Isabel Guggisberg estuvo también en el encuentro con sus familiares. Norma Dominguez

Entre las sorpresas que deparó el encuentro Althaus, está la historia de una descendiente que lucha por los derechos de las familias campesinas e indígenas.

Desde el Chaco, una de las provincias más castigadas por la pobreza y la desigualdad, Isabel Guggisberg lidera la Asociación Civil de Mujeres Agropecuarias.

“Mi abuela, María Althaus se casó con Otto Guggisberg” dice Isabel, tratando de explicar cuál es la rama familiar que la trajo al festejo.

Emocionada, cuenta a swissinfo que es la primera vez que se encuentra con la familia:

“Siempre tuve la inquietud de encontrarlos, aunque pensaba que ellos habían quedado en Suiza y que mi abuela era la única que había emigrado. Mis papás no me contaban mucho, así que siempre mantuve ese anhelo”.

Una vida de lucha y ejemplos

Isabel Guggisberg tiene 52 años y es menuda y amable. Es difícil imaginar a simple vista la fuerza de esta mujer. Esposa y madre de seis hijos profesionales, lidera una organización de mujeres campesinas e indígenas que defiende los reclamos del campesinado.

“Yo no terminé la escuela primaria, pero siempre me interesó el tema social y ahí me inicié en la organización. Siempre me preocupé por dar la mano a otras personas, y eso es lo que trato de hacer todo el tiempo”.

“Mis abuelos y mis padres fueron campesinos y me inculcaron el amor a la tierra. Tal vez por eso, sumado a mi raíz suiza, estoy al frente de esta organización en la que se lucha por defender los reclamos de las familias campesinas, indígenas y no indígenas, especialmente para las mujeres”, relata Isabel.

Explica que su trabajo en la Asociación Civil de Mujeres Agropecuarias, donde está desde hace siete años, consiste, entre otras cosas, en recabar información de cada encuentro que llevan adelante:

“Capacitarnos, informarnos, estar en lo posible al tanto de los temas políticos, sociales y económicos, para llevar todo eso a nuestro pueblo, que es donde más se nota la ausencia de información. Y luego, entre todas las organizaciones, ver qué podemos hacer”.

Un grupo con ganas de ayudar

La asociación a la que pertenece Isabel se inició en diciembre de 1995, con la colaboración de la ingeniera María Elena Aradas. En 1997 eran apenas ocho mujeres que se reunían para trabajar y recibían capacitación en huerta orgánica, nutrición y elaboración de dulces y jugos con apoyo del programa PRO HUERTA.

Además de ser capacitadoras en distintos encuentros, también se han formado en gestión agropecuaria y agroindustrial a través de la filial de Federación Agraria Argentina.

En el año 2000 efectuaron capacitación a mujeres indígenas y no indígenas en cinco colonias con el proyecto «Juntas aprendemos a ejercer nuestros derechos», siendo beneficiadas un total de seis mil cuarenta y ocho personas.

Actualmente, la agrupación creció y cuenta con catorce miembros de Comisión y más de cincuenta asociadas directas, y apuntan a la generación del empleo.

“Ahora fabricamos alpargatas, hacemos jabones artesanales y medicinales, y algunos productos son donados y otros generan una fuente de trabajo”, cuenta Isabel.

Extendiendo la mano

La tarea que realiza esta descendiente de los Althaus es sumamente enriquecedora y necesaria en una provincia como el Chaco, donde no cuesta imaginar las necesidades de la población campesina si se contempla que uno de cada tres habitantes de la zona metropolitana es indigente y el 60 por ciento vive en la pobreza.

“La mujer indígena encuentra en la organización capacitación, contención, guía. Les hacemos notar que lo que ellas hacen tiene valor, sea cocinar, lavar o planchar, y les enseñamos a tomar sus propias decisiones, algo que en el interior no siempre se hace”, sostiene Isabel.

“Nuestro objetivo es que tengan herramientas y que puedan ver cuáles son sus obligaciones y sus derechos. Por fortuna, ahora el gobierno está brindando mucha ayuda a través de programas, y eso colabora a que se sobrelleve la vida campesina”, concluye optimista.

swissinfo, Norma Domínguez – Santa Fe

Isabel Guggisberg recuerda a sus abuelos María Althaus y Otto Guggisberg. Tiene 52 años y lidera una organización que defiende a la mujer campesina del Chaco.

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