Suiza: mejor pagado, imposible
Es el país europeo que otorga los sueldos más altos a los CEOs empresariales, aunque sus compañías enfrenten recortes de gastos y personal.
Esta paradoja se debe a una visión occidental de los negocios que «exprime» a las empresas sin pensar en sus necesidades y en las de sus trabajadores, opinan expertos.
No hay país mejor pagado que Suiza.
Actualmente, la Confederación Helvética encabeza la lista de los 10 países que mejor remuneran a sus ejecutivos, seguida de Alemania, Dinamarca, Japón, Noruega, Austria, Bélgica, Irlanda, Holanda y Gran Bretaña, según los expertos internacionales en recursos humanos de Mercer Human Resources Consulting.
Estados Unidos, por su parte, quedó rezagado en el lugar número 20 debido a que en el 2004 los vaivenes cambiarios no favorecieron al dólar.
Dentro de este panorama, la supremacía de Suiza va aún más lejos.
Los tres directivos empresariales más «costosos» de Europa están en Suiza y sus ingresos individuales rebasan los 20 millones de francos anuales.
Extraña, y paradójicamente, durante los últimos cinco años, las 10 empresas más importantes del país -entre las que se cuentan firmas como ABB, Nestlé, Roche, Swiss, Holcim o Richemont, entre otras- han despedido a unos 60.000 trabajadores debido a las necesidades de reestructuración y reducción de costos que enfrentan compañías de toda talla a nivel nacional.
Los nombres de la discordia
De los 10 directivos mejor pagados del Viejo Continente, seis son suizos o trabajan para una empresa de origen helvético.
El primero en la lista es el presidente del Banco Credit Suisse, el alemán Oswald Grübel, con 23 millones de francos suizos anuales.
Le siguen dos suizos: El Presidente del UBS, Marcel Ospel, con 21,3 millones de francos suizos; y Daniel Vasella, Director General de Novartis, con 20,8 millones de francos.
El quinto lugar lo ocupa Josef Ackermann, responsable de la banca germana, Deutsche Bank.
Los lugares seis y siete también tienen sello helvético, pues pertenecen a Franz Humer y Peter Brabeck, quienes encabezan los destinos de Roche y Nestlé, respectivamente.
Como referencia, estos salarios son equivalentes a los que ganan estrellas internacionales del fútbol como el inglés David Beckham (35 millones de francos anuales); Ronaldo (29,5 millones) o Zinedine Zidane (20 millones).
Traducido a salarios comunes y corrientes, los 60 millones de francos que ganan conjuntamente los tres directivos mejor pagados de Suiza alcanzan para pagar un sueldo medio a 350 trabajadores de ese país durante un año.
Este fenómeno, cabe destacar, es nuevo en Suiza. Hace apenas seis años, Vasella ganaba 10 veces menos en Novartis.
Incentivos que corrompen
Los directivos de primer nivel de casi todo el mundo disfrutan de ingresos que van mucho más allá del generoso sueldo base que reciben.
Adicionalmente tienen derecho a un sistema de compensación que incluye bonos, acciones de la empresa que dirigen, jugosos gastos de representación y prestaciones como vehículos o viajes.
Este esquema de privilegios se perfila como arma de dos filos de la que Suiza debe cuidarse de cara al nuevo boom de los ingresos ejecutivos.
En Estados Unidos, un fenómeno parecido fue la causa de que Enron o Worldcom cayeran en la manipulación de cifras y estados financieros (que favorecían los ingresos extras de los directivos).
Adicionalmente, dentro de la Confederación Helvética este 2005 existe otro «incentivo perverso», como le llaman los economistas, para la elite empresarial.
Una iniciativa promovida por el ministro de Finanzas Hans-Rudolf Merz que ofrece deducciones fiscales a la percepción de los top managers de las empresas más importantes del país. El único requisito: que la remuneración sea vía acciones (de la empresa en la que laboran) y que los beneficiarios estén dispuestos a «no tocar» este patrimonio durante 10 años.
Empresas empobrecidas
¿Cuál es la lógica de que se paguen sueldos multimillonarios a los ejecutivos cuando las empresas enfrentan problemas financieros, la economía está estancada y el desempleo no cede?
Consultado por swissinfo, Carlos Kasuga, presidente de las Empresas Kai, propietarias de Yakult, una de las firmas de alimentos lácteos más importante de México y Latinoamérica, explica que esto sucede debido a la visión de los negocios que tiene Occidente.
«Hay una analogía que ejemplifica con acierto y simplicidad la diferencia entre la forma de hacer negocios en Oriente y Occidente. En Japón, por ejemplo, las empresas son tratadas como los hijos, cuando son pequeños hay que destinar todos los recursos a su cuidado; en la adolescencia entran en una etapa de crecimiento y desarrollo, por lo que hay que impulsarlas para que sigan creciendo; luego vendrá la madurez, que ofrece más libertades de manejo; pero cuando el panorama se complica para una compañía, hay que recordar el punto de partida y repetir el ciclo si es necesario».
Por otra parte, detalla, tampoco se piensa en las necesidades de los empleados que son la fuerza y pilar de los proyectos económicos.
Al respecto, la Universidad de San Gall considera que el viejo argumento de sueldos millonarios para estar acorde al mercado mundial de los CEO, queda descartado, y agrega que son injustificables sueldos de más de 10 millones de francos anuales.
Curiosamente, aunque Suiza es también el país que paga los mejores sueldos a su población, el poder adquisitivo de los suizos aumentó sólo 0,2% en 2004, según la Oficina Federal de Estadística, una paradoja que pocos están dispuestos a aceptar.
swissinfo, Andrea Ornelas
Los tres CEO mejor pagados de Europa son suizos (Credit Suisse, UBS y Novartis).
Cobran más de 20 millones de francos suizos anuales cada uno.
El salario de los directivos suizos se ha multiplicado hasta 10 veces de 1999 a la fecha.
Suiza se convirtió a partir del 2004 en el país que mejor paga a sus directivos empresariales y también a la población asalariada en general, desplazando sobradamente a Estados Unidos.
El boom de los sueldos de los CEOs helvéticos conlleva riesgos para las empresas porque no es congruente con la frágil evolución financiera de muchas de las compañías.
La mentalidad occidental de «empresarios ricos» y «empresas pobres» no tiene ninguna justificación en términos económicos-financieros, según los expertos.
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