Suiza se congratula por la dimisión de Wolfowitz
Luego de haber sido blanco de críticas por nepotismo, el director del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, anunció que abandonará el cargo a finales de junio.
Suiza recibe con beneplácito el anuncio y apunta que la decisión contribuirá a resolver el conflicto que minaba el buen funcionamiento de esa institución de Bretton Woods.
«El Banco Mundial puede ahora volver rápidamente a la normalidad», declara Evelyn Kobelt, portavoz del Ministerio de Economía de Suiza.
El Ministerio «reconoce el gran compromiso personal de Paul Wolfowitz como presidente del Banco Mundial, en particular, a favor de África y del clima», agrega Kobelt.
El mes pasado, durante la asamblea de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial en Washington, los ministros suizos, Doris Leuthard, al frente de la cartera de Economía, y Hans-Rudolf Merz, de Finanzas, se percataron de un clima «cubierto de nubes inquietantes».
Doris Leuthard dijo entonces «lamentar» que el escándalo en torno a la promoción de la pareja de Paul Wolfowitz al Departamento de Estado estadounidense «opacara los otros temas de las reuniones» de las instituciones de Bretton Woods.
Controvertido desde el principio
El anuncio de la dimisión de Wolfowitz pone fin a dos años de su controvertida presidencia del Banco Mundial. Antes de su nominación al frente de la institución internacional, Paul Wolfowitz fue -como número dos en el Pentágono-, uno de los principales arquitectos de la guerra en Irak.
La controversia por la promoción y los aumentos salariales acordados a su pareja, Shaha Riza, incidieron con el paso del tiempo en la reputación del Banco Mundial y en su capacidad para convencer a los países contribuyentes de mantener la ayuda financiera a los países pobres.
Los 24 miembros del Directorio Ejecutivo del Banco se reunieron de nuevo este jueves (17.05) para abordar el tema. Paul Wolfowitz «nos aseguró que actuó de manera ética y de buena fe», obrando «lo mejor posible por los intereses de la institución», indica un comunicado de la institución.
Es del interés del Directorio Ejecutivo que la misión del organismo «a partir de ahora sea asegurada con otro liderazgo», admite Paul Wolfowitz en un comunicado publicado el jueves.
El consejo de administración no evoca arreglo financiero alguno relativo a la partida de Wolfowitz, ni aborda la situación de Shaha Riza.
El papel de Washington en el Banco Mundial
Estados Unidos es el mayor contribuyente del Banco Mundial y la costumbre dicta que un estadounidense ocupa el puesto de presidente de ese órgano de Naciones Unidas y la administración Bush espera perpetuar esa vieja tradición, establecida ya desde hace varias décadas.
La Casa Blanca anunció que en breve propondrá un candidato. El jueves, durante una conferencia de prensa común con Tony Blair en la Casa Blanca, George Bush evocó el tema, pareciendo resignado por la partida de Wolfowitz.
«Lamento que hayamos llegado hasta ese punto», dijo el presidente estadounidense, que apoyó la nominación de Paul Wolfowitz al puesto. «Admiro a Paul Wolfowitz. Admiro su compromiso por ayudar a los pobres», subrayó.
Por su parte, los miembros europeos del Banco Mundial, dirigidos por Francia, Alemania y los Países Bajos, ejercieron presión para que se produjera la renuncia.
«Esto no puede continuar así. Es verdaderamente malo para el Banco», dijo el jueves Keep-Jaap Ouwekerk, portavoz del Ministerio de Desarrollo de los Países Bajos.
En Dinamarca, Ulla Tornaes, ministra de la Cooperación y el Desarrollo, explicó que veía «mal» que Paul Wolfowitz permaneciera en el puesto luego del informe publicado el lunes por la comisión especial del Banco Mundial, en el que se concluye que el hasta ahora director del Banco Mundial violó las reglas éticas de la institución.
swissinfo y agencias
El asunto se produjo en 2005, pero no fue sino hasta el mes pasado que surgió a la luz pública: Tres meses después de su llegada al frente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz consiguió un puesto en el Departamento de Estado estadounidense para su pareja, Shaha Riza.
Esta británica de origen libio trabajó en el Banco Mundial durante ocho años, pero para evitar un conflicto de intereses, dejó esa institución para trabajar en el Departamento de Estado. Su transferencia se acompañó de una promoción y un aumento de salario de más de 50.000 dólares anuales.
Una ONG estadounidense considera que Shaha Riza, que no paga impuestos en su calidad de agregada del Banco Mundial, gana más de 193.000 dólares. Es decir, 7.000 dólares más que su jefa, la ministra de Asuntos Exteriores estadounidenses, Condoleeza Rice.
Paul Wolfowitz (63 años), brillante universitario, matemático de formación y doctor en Ciencias Políticas de la prestigiosa Universidad de Yale, era conocido sobre todo como una eminencia gris del presidente George W. Bush, quien favoreció su promoción al frente del Banco Mundial en 2005.
En 1973, entró a la Agencia para el Control de Armas y el Desarme, después trabajó en el Pentágono y pasó después al Departamento de Estado, encargado de las relaciones entre Estados Unidos y unos veinte países de Asia Oriental y del Pacífico.
Luego de tres años como embajador en Yakarta, fue nombrado subsecretario de la Defensa. Se hizo una reputación de «halcón» partidario de una actitud extremadamente cerrada de Estados Unidos para defender sus intereses estratégicos, incluidos los de las armas.
Tras haber sido uno de los principales arquitectos de la guerra en Irak, se convirtió en el paladín de los desheredados del planeta. Su nominación provocó inconformidades en varias partes del mundo, especialmente en Europa.
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