Cruz Roja alerta sobre la crisis humanitaria olvidada en República Democrática del Congo
En la República Democrática del Congo, la ofensiva de un grupo rebelde viene desatando una grave crisis humanitaria, dejando a cientos de miles de civiles atrapados en el caos. Desplazamientos masivos, hospitales desbordados y violencia generalizada... Sobre el terreno, el Comité Internacional de la Cruz Roja lucha para hacer frente a la emergencia.
*Vídeo en francés que muestra la crisis humanitaria en la República Democrática del Congo
«La situación humanitaria es preocupante, extremadamente catastrófica. Hemos visto un nivel de intensidad en el conflicto que nunca habíamos visto antes, con el uso de artillería pesada en zonas urbanas», advierte Myriam Favier, jefa de la subdelegación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR)Enlace externo en Goma, ciudad del este de la República Democrática del Congo (RDC).
Goma cayó en manos de los rebeldes del ‘Movimiento del 23 de marzo (M23)’ a finales de enero en un asalto que dejó al menos 3.000 muertos. «Había cadáveres en la ciudad y un gran número de heridos, lo que significaba que los hospitales estaban saturados, incluidos los apoyados por el CICR», recuerda Favier.
En el este de la República Democrática del Congo, en las provincias de Kivu (Kivu del Norte y Kivu del Sur), los combates entre el ejército congoleño y el grupo rebelde M23, apoyado por Ruanda, sumen a la población civil en el terror. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), actualmente hay alrededor de 7 millones de personas desplazadas dentro del país, entre ellas casi 500.000 desde principios de enero.
Desde hace tres décadas, la RDC está siendo devastada por una serie de conflictos en los que han participado diferentes grupos armados, causando la muerte de más de 6 millones de personas y una crisis humanitaria incesante. «El Congo es un país gigantesco, potencialmente riquísimo, pero su población es muy pobre y está pagando un alto precio por los enfrentamientos», dice Benoît Feyt, periodista de la Radio y Televisión Belga (RTBF), en el estudio de Géopolitis.Enlace externo
Esta crisis olvidada se enfrenta desde hace varios meses a una nueva ola de violencia, a medida que el M23 gana terreno. La República Democrática del Congo acusa a Ruanda de apoyar a este grupo rebelde para saquearle recursos naturales, como el coltán. Ruanda, por su parte, lo niega y pide la neutralización de otro grupo armado activo en la RDC que considera una amenaza: las ‘Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR)’, fundadas por hutus [NdeR: Los hutus y los tutsis son los principales grupos étnicos de la población ruandesa], algunos de los cuales participaron en el genocidio de 1994.Enlace externo
Peligro de epidemias
Atender a los heridos, enterrar los cadáveres y restablecer el acceso al agua potable: en Goma, el CICR prosigue con sus actividades a pesar de la inseguridad. «También nos concentramos en reparar las líneas eléctricas y las estaciones de bombeo, ya que durante varios días no hubo electricidad ni agua en la ciudad, lo que es esencial para la población civil», explica Myriam Favier.
Algunos residentes no tuvieron más remedio que sacar el agua del lago Kivu, donde se recuperaron cuerpos tras los combates en la ciudad. «Estábamos en una carrera contrarreloj para recoger los restos, porque existe un riesgo sanitario real, sobre todo por el cólera, que está presente cuando no se retiran los cadáveres», agrega Favier. La Organización Mundial de la Salud advierte del riesgo de propagación de la viruela del mono, o mpox, que ha aumentado desde la ofensiva del M23.

El acceso humanitario obstaculizado
Las operaciones humanitarias continúan siendo un desafío diario en el este del país. Los aeropuertos están cerrados, los convoyes de la ONU han sido atacados por los rebeldes del M23 y los almacenes fueron saqueados. Tres trabajadores humanitarios de la ONG Entraide Protestante Suisse (EPER) también fueron asesinados el 5 de febrero en Kivu Norte.
«Las condiciones de trabajo eran extremadamente complicadas», relata Myriam Favier. «El almacén médico del CICR y otros almacenes fueron efectivamente saqueados, pero hubo una gran solidaridad por parte de los actores humanitarios presentes en Goma, lo que nos permitió seguir prestando asistencia hasta que se pudieran encontrar otras soluciones».
Estas operaciones se han hecho aún más frágiles por la congelación temporal de la ayuda exterior estadounidense, de la que la RDC depende en un 70%. En 2024, el país era uno de los principales beneficiariosEnlace externo de la ayuda otorgada por Washington (910 millones de dólares).
La violencia sexual aumenta
Con el M23 ganando terreno, sobre todo desde la toma de Bukavu, la capital de Kivu del Sur, a mediados de febrero, el CICR teme que la crisis continúe extendiéndose. Por su parte, Naciones Unidas alerta sobre el aumento de la violencia sexual y el reclutamiento de niños por parte de los grupos armados. En una fuga de la prisión de Muzenze, durante la toma de Goma, 165 prisioneras fueron violadas por prisioneros hombres antes de ser asesinadas en un incendio, según informa la ONU.Enlace externo
«La violación se ha utilizado como arma de guerra durante décadas en la República Democrática del Congo, pero la comunidad internacional no se ha conmovido lo suficiente como para actuar», analiza Benoît Feyt en el programa Géopolitis.
Condena del Consejo de Seguridad
Para Feyt, que acaba de regresar de la RDC, corresponde a la comunidad internacional actuar para poner fin al conflicto. «El pueblo congoleño espera ahora que la comunidad internacional intervenga para presionar y aplicar sanciones a Ruanda para que se retire de una vez y deje de apoyar al M23. Pero por el momento, aparte de algunas tibias declaraciones pidiendo un alto el fuego, vemos claramente que no pasa nada sobre el terreno».

Asimismo, recuerda que, en noviembre de 2012, el M23 -que ya contaba entonces con el apoyo de Ruanda- tomó Goma por primera vez, antes de replegarse bajo la presión internacional, en particular del entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
El 21 de febrero de 2025, el Consejo de Seguridad de la ONU condenó por primera vez directamente a Ruanda por su apoyo al M23. Adoptada por unanimidad, la resolución exigía la retirada del M23 de los territorios conquistados, en particular Goma y Bukavu, y pedía a las fuerzas armadas ruandesas que «cesen su apoyo al M23 y se retiren inmediatamente del territorio de la RDC, sin condiciones previas». En febrero, se puso en marcha en Ginebra una misión de investigación para indagar sobre las violaciones cometidas en el este del país. El primer informe se espera para septiembre de 2025.
Revisado por Virginie Mangin. Adaptado del francés por Norma Domínguez / CW.

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