Elección presidencial: ¿Estados Unidos se distancia de la Ginebra internacional?
El primer mandato de Donald Trump puso de cabeza a los organismos internacionales ginebrinos al retirar a Estados Unidos de varios de ellos. Su sucesor, Joe Biden, prometió el regreso de su país a los asuntos multilaterales, pero sus acciones no siempre han reflejado este compromiso. Análisis.
La Ginebra internacional conserva un recuerdo amargo del primer mandato de Donald Trump. Durante los cuatro años que estuvo al frente de la Casa Blanca (2017-2021), el republicando lanzó ataques constantes contra el sistema multilateral. Calificándoles de “parciales”, “inadecuados” y contrarios a los intereses estadounidenses, el expresidente dio con la puerta en las narices al Consejo de los Derechos Humanos, se retiró de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en plena pandemia, y generó bloqueos en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Su sucesor, Joe Biden, se apresuró a prometer que Estados Unidos volvería al multilateralismo. El demócrata restableció diversos tratados y regresó a formar parte de organismos que habían sido abandonados durante la era Trump. Y fue más allá, emprendiendo en Ginebra campañas para que algunos de sus compatriotas resultaran electos en puestos clave, como el jefe de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Asimismo, en 2021, Estados Unidos solicitó a Ginebra ser la organizadora de una reunión entre Joe Biden y el presidente ruso Vladimir Putin que buscaba suavizar la tensa relación existente entre ambos países.
Pero estos gestos no han logrado convencer a los observadores expertos de que Estados Unidos está plenamente comprometido con el multilateralismo, pues más allá de los grandes anuncios hechos, Joe Biden no siempre ha apoyado a estos organismos creados después de la Segunda Guerra Mundial.
“Hace años que un presidente estadounidense no demuestra un verdadero entusiasmo por el sistema multilateral”, afirma el politólogo suizo-estadounidense Daniel Warner, quien está basado en Ginebra. “Sabemos bien que Donald Trump se opone radicalmente, pero no hemos visto un gran impulso en favor de las Naciones Unidas por parte de la administración de Joe Biden”.
Este martes 5 de noviembre, el pueblo estadounidense acudirá a las urnas para decidir el desenlace de la elección presidencial que se disputa actualmente entre el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris. Un proceso electoral que tendrá inevitables consecuencias para la Ginebra Internacional, que es la segunda sede de las Naciones Unidas después de Nueva York. Esto se debe a que la influencia de Estados Unidos en la ONU aún sigue siendo muy importante.
Ninguno de los dos candidatos ha posicionado al multilateralismo como un tema central de sus campañas. Pero hay buenas razones para creer que si Kamala Harris triunfa, seguiría los pasos de su predecesor. Y si Donald Trump gana, seguirá la misma línea de su primer gobierno.
De Trump a Biden: «America First»
“No debemos dejarnos engañar con las palabras. Si observamos de cerca, los cambios que ha habido entre la política de Donald Trump y Joe Biden son menos visibles de lo que podría pensarse”, afirma Martin Dahinden, exembajador suizo en Estados Unidos entre 2014 y 2019. “No ha habido ningún cambio significativo entre las dos administraciones”.
Bajo el lema “América primero” (America first), Donald Trump jamás ha ocultado su enfoque transaccional de las relaciones entre Estados Unidos y el resto del mundo. Una concepción de la diplomacia de la que Joe Biden no se ha distanciado verdaderamente.
Al igual que su predecesora, la administración del demócrata sigue bloqueando el nombramiento de nuevos jueces para el Órgano de Apelación de la Organización Mundial del Comercio (OMC), volviendo obsoleta a esta organización encargada de dirimir las disputas comerciales entre países. Según Washington, las decisiones de la OMC amenazan la soberanía de su país. Joe Biden también ha seguido los pasos de Donald Trump en la política de incrementos arancelarios para las importaciones provenientes de China, decisión que Pekín interpreta como contraria a las normas de la OMC de Ginebra.
“No debemos olvidar que Estados Unidos es una nación que se centra en sus propios intereses, no en los del resto del mundo. A menos que estos intereses coincidan con los suyos”, destaca Jussi Hanhimäki, profesor de historia internacional del Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales (IHEID) de Ginebra.
La influencia perdida
La administración de Joe Biden ha eludido largamente a las Naciones Unidas en los temas relativos a la paz y la seguridad, tal como lo hizo Donald Trump. En lo relativo a la guerra en Oriente Próximo, Estados Unidos ha vetado en repetidas ocasiones las resoluciones del Consejo de Seguridad que pedían un alto el fuego en Gaza, decidiendo a cambio celebrar sus propias negociaciones fuera del seno de los organismos de la ONU.
Los expertos entrevistados coinciden en que Estados Unidos ya no goza de la influencia que tenía antes en los organismos multilaterales. Pero esto no parece preocupar a ninguno de los dos candidatos, y Daniel Warner considera que es una situación que se ha agravado tras el estallido de la guerra en Oriente Próximo.
Desde octubre de 2023, el apoyo incondicional que ofrece la administración de Joe Biden a Israel -pese a las numerosas víctimas civiles que ha habido en Gaza y los ataques de Benjamín Netanyahu a la ONU y a su secretario general- enfurece a una parte de la comunidad internacional, especialmente en los países del Sur. “La ONU atraviesa enormes dificultades financieras, se enfrenta a una crisis de legitimidad y Estados Unidos lejos de dar su apoyo, ha hecho lo contrario”, dice el politólogo.
Jussi Hanhimäki advierte que acentuar el distanciamiento de Estados Unidos con la ONU tendría sin duda consecuencias nefastas para la organización y las instituciones que tienen su sede en Ginebra. Estados Unidos es un actor importante en el sistema de la ONU, aunque sea también uno de sus principales detractores”, destaca. “Si Estados Unidos se vuelve totalmente inactivo, o se opone a las Naciones Unidas, será más difícil que la organización siga siendo eficaz”.
Un vacío que debe llenarse
Las elecciones estadounidenses del 2024 revisten una especial relevancia para el sistema multilateral. Estados Unidos ha sido uno de los principales instigadores de la creación de la Sociedad de Naciones y de la ONU, pero es también su principal donante.
En 2023, la contribución de Estados Unidos representó alrededor de un tercio (28%) de los ingresos de la ONUEnlace externo y sus agencias. Un dato que contrasta con las aportaciones de países como Alemania (12%), China (5%) o Japón (5% también).
Un botón de muestra de la influencia que tiene la financiación estadounidense es la crisis de liquidez que vivió la ONU el año pasado cuando el Congreso estadounidense bloqueó una parte de los fondos que transfiere al organismo. En Ginebra, tuvo que cerrarse temporalmente el Palacio de las Naciones para ahorrar recursos.
En el mundo, hay algunos países no occidentales que ven con buenos ojos en el presente que exista un orden multilateral más desvinculado de la influencia estadounidense.
En Ginebra, por ejemplo, la retirada de Estados Unidos del Consejo de Derechos Humanos creó un vacío que China se apresuró a llenar. Fue una oportunidad para Pekín de presentar su propia visión de los derechos humanos y conseguir la aprobación de resoluciones que debilitaban la noción de que aquellos países que violan los derechos humanos deben ser denunciados.
“Para las Naciones Unidas sería bueno no depender de un solo Estado”, afirma Jussi Hanhimäki. «Y si simplemente China ocupa el lugar de Estados Unidos, me temo que no serán buenas noticias para el sistema de la ONU”, advierte. «En contrapartida, si se logra que voces que tradicionalmente han sido ignoradas ahora se escuchen, esto sería un gran paso adelante”.
Trump versus Harris
A pocos días de las elecciones, los candidatos están empatados en las encuestas y sus prioridades en política exterior siguen sin ser claras.
“Podría haber cambios graduales, pero no dramáticos. Aunque es posible que escuchemos declaraciones importantes”, afirma Martin Dahinden. En su opinión, la política exterior de la próxima administración dependerá preponderantemente del impulso de las grandes potencias rivales, como China y Rusia. “Hay mucha continuidad en la política exterior. Y no debemos olvidar que en Estados Unidos el Congreso desempeña un rol importante”.
El 5 de noviembre también serán renovados la mayoría de los escaños del parlamento estadounidense. Están en juego un tercio de las plazas del Senado (de mayoría demócrata) y la totalidad de los escaños de los miembros de la Cámara de Representantes (de mayoría republicana). Por lo tanto, las mayorías que se obtengan en las urnas impactarán en el poder real del próximo inquilino de la Casa Blanca.
Fuentes diplomáticas británicas citadas por PoliticoEnlace externo temen que, de resultar electo, Donald Trump decida afectar nuevamente el presupuesto de la ONU y sus agencias. Durante su primer mandato, el republicano hizo recortes en los presupuestos asignados al Fondo de Población de las Naciones Unidas, al Programa de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA y a la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA).
“Es muy difícil saber qué va a hacer Donald Trump. Está claro que se opone violentamente al multilateralismo. Pero ¿puede hacerlo peor que en su primer mandato? Imagino que sí, pero no me atrevo a pensarlo”, cuestiona Daniel Warner.
En cuanto a Kamala Harris, los expertos que entrevistamos afirman que sigue siendo difícil saber cuáles son sus prioridades en política exterior, pero se espera que no se desvíen demasiado de las mantenidas por Joe Biden.
“Las consecuencias de estas elecciones serán más importantes para los estadounidenses que para cualquier otra persona”, subraya Jussi Hanhimäki. “Y dadas las dificultades que hay en casa, es probable que la Ginebra internacional pase a un segundo plano. Tal vez como una señal de un menor compromiso, Estados Unidos decidió no presentarse recientemente a la reelección en el Consejo de Derechos Humanos”, puntualiza.
Texto revisado por Virginie Mangin. Adaptado del francés por Andrea Ornelas / Carla Wolff
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