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Los servicios postales necesitan alianzas con la iniciativa privada para sobrevivir

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Monumento a la Unión Postal Universal (UPU) en Berna: cinco apóstoles representan a los continentes intercambiado correspondencia alrededor del mundo. A la derecha, una mujer enarbola la bandera bernesa. SWI swissinfo.ch

La Unión Postal Universal (UPU) celebra su 150 aniversario este 9 de octubre. SWI swissinfo.ch charló con el director general de la UPU, Masahiko Metoki, sobre la competencia que enfrenta este sector y la necesidad que tienen los servicios postales públicos de trabajar en equipo con los servicios privados.

En Murifeld, a solo 10 minutos en tranvía del caso antiguo de Berna, se observa un edificio que en su parte frontal luce un gran monumento dedicado a Pegaso. Es la sede de la Unión Postal Universal (UPUEnlace externo), la segunda organización más antigua del mundo.

Extrañamente, su existencia es sorprendentemente desconocida a pesar de que la UPU tiene un gran impacto en la forma en la que se envían, sellan y procesan las cartas manejadas por los servicios postales del mundo entero. La UPU garantiza que una carta o paquete logre atravesar sin problemas las fronteras de los distintos países.

“Cualquier defecto en la red postal de un país afecta a la red postal de todo el mundo. La UPU ayuda a garantizar que la red postal ofrezca la misma calidad en todos los países”, explica Masahiko Metoki, director general de la UPU desde 2022.

El inicio de los correos

La UPU, originalmente llamada Unión Postal General, fue fundada en 1874 por 22 países, entre los que se contaban Alemania, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Suiza. En aquel periodo, los servicios postales modernos, que habían comenzado a usar el sistema de sellos en Reino Unido, ya tenían cerca de un siglo de operaciones gracias a la transformación económica y política de Europa. Por ello, a medida que comenzaron a circular más y más cartas a nivel internacional, crecieron también las solicitudes para ordenar y simplificar de forma creciente los procedimientos de envío entre países.

Alemania, que era entonces un Estado recién creado, tomó la iniciativa de fundar una organización multinacional, pero se negó a albergar su sede. Alemania quería “demostrar al resto de Europa que Berlín no estaba dispuesta a ser la nueva capital”, afirma Léonard Laborie, experto en la historia de las organizaciones internacionales por el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS).

Europa dominaba entonces el comercio mundial. Y Suiza estaba deseosa de imprimir su sello en el continente, así que propuso ser la sede de esta organización.

Cuatro años después de su fundación, la Unión Postal General cambió su nombre por el de Unión Postal Universal. Pero no fue hasta 1948 que se convirtió en un organismo especializado de las Naciones Unidas reconocido a nivel internacional. Actualmente integra más de 192 países en distintas regiones. Suiza lideró esta organización hasta 1967. Pero los procesos de independencia de los países africanos tras la Segunda Guerra Mundial transformaron los equilibrios de poder y en 1967 la dirección de la UPU quedó en manos de Michel Rahi, originario de la República Árabe Unida (hoy Egipto), quien se convirtió en el primer director no helvético de la organización. Por su parte, Metoki es el primer director asiático que tiene la UPU.

Masahiko Metoki se incorporó al Ministerio de Correos y Telecomunicaciones de Japón (actual Ministerio de Asuntos Internos y Comunicaciones) en 1983.

Anteriormente, había trabajado en la privatización del servicio postal de su país y en 2007 se sumó a las filas de la empresa Japan Post Service Company (actualmente llamada Japan Post), como jefe del Departamento de Negocios Internacionales.

Metoki era un rostro conocido en la UPU porque, en su calidad de representante de Japón, presidió el Consejo de Explotación Postal (CEP) de la UPU entre 2012 y 2020. En 2018, aún como ejecutivo de Japan Post, decidió presentar formalmente su candidatura a la dirección general de la UPU y resultó electo en el Congreso de Abiyán en 2022, superando a los candidatos de Suiza y Bélgica.

Los correos diversifican sus fuentes de ingresos

El principal reto de la UPU es garantizar que los servicios postales mundiales sean capaces de allegarse recursos financieros frescos y que esta organización pueda vivir para ver su próximo gran aniversario.

El envío de cartas llegó a su cima en el mundo en 1991, año en el que se desplazaron un total de 8.270 millones de misivas a nivel global. Esta cifra cayó a solo 1.560 millones en 2022 y todo indica que no se ha tocado fondo. Los envíos de cartas nacionales también se reducen al interior de los países miembros, lo que supone menos ingresos para los servicios postales nacionales.

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La llegada de Internet y de los correos electrónicos transformó la forma en la que la gente se comunicaba, obligando a los servicios postales a diversificar sus fuentes de ingresos. Por ejemplo, la UPU prevé que el 70% de sus ingresos provengan de servicios no postales en 2025. Este dato era del 50% en 2005. Actualmente, la UPU provee apoyo logístico y técnico a sus miembros, pero no les ofrece financiación.

Para reducir sus costes, los países desarrollados se han visto obligados a reducir el número de días de entrega y recolección de correspondencia, y a aumentar el precio de sus tarifas de envío.

Correos de Suiza (Swiss Post) anunció en mayo que cerrará alrededor de 170 oficinas de correos en Suiza, lo que equivale a una de cada cinco. En el Reino Unido, Royal MailEnlace externo está analizando suprimir las entregas de correos de segunda clase los sábados.  Francia dejó de repartir algunas cartas de un día para el otro. Todos estos recortes son fuentes de polémica: la población local los percibe como una pérdida en la oferta de servicios públicos, especialmente en las zonas rurales o más pobres, donde los habitantes dependen también de otros servicios ofrecidos por las oficinas postales, como las operaciones bancarias.

A pesar de que Internet puso en jaque a los servicios postales, también ha sido un catalizador del auge experimentado por el comercio electrónico, ya que cada vez más paquetes son enviados y transportados por avión en todo el mundo. El número de envío de paquetes nacionales pasó de 4.900 millones en 2002 a 26.900 millones en 2022. Los envíos internacionales, por su parte, pasaron de 47 millones en 2002 a 128 millones en 2022.

Los ingresos derivados de la transportación de paquetes y de la oferta de servicios logísticos representarán el 36% de los ingresos globales de las oficinas de correos en 2024, según las estimaciones de la UPU. Un dato que contrasta con el 11,3% del 2005.

Pero los servicios postales nacionales se enfrentan también a la creciente competencia de las empresas privadas de mensajería, que se han introducido en un mercado que antes era un monopolio. Se han expandido empresas como UPS, FedEX y Amazon Logistics. Existen además alrededor de 8.400 servicios de mensajería y reparto de paquetes en el mundo entero, según un reporteEnlace externo de IBIS World.

La competencia ha llevado a los operadores postales de cada nación a idear sus propias soluciones innovadoras para fidelizar a sus clientes. En Francia, algunas oficinas de correos se han equipado con cabinas para que los clientes puedan probar ahí mismo sus compras y devolver de inmediato los paquetes si algo no está bien, en vez de tener que llevarlos antes a casa.

De acuerdo con Metoki, una de las soluciones previsibles es la diversificación de los servicios que prestan las oficinas de correos. Entre las actividades adicionales que pueden proveer están el envío y retiro de remesas, la oferta de servicios administrativos como la recaudación de impuestos o verificación de identidad. Asimismo, están los servicios considerados de bienestar. Japan Post, por ejemplo, ofrece “vigilancia” a las personas mayores, los trabajadores postales visitan a esta población en sus casas e informan sobre su estado a otros miembros de la familia.  

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Masahiko Metoki dirige la UPU desde el 2022. SWI swissinfo.ch

Acercarse al sector privado

En 2021, la UPU lanzó una estrategia llamada “política de aperturaEnlace externo”. El objetivo, según Metoki, es “abrirse (al sector privado) y compartir la tecnología y los conocimientos técnicos de la UPU, así como crear nuevas oportunidades de negocio para los gobiernos de los países miembros y para los operadores postales”.

En 2022, la UPU permitió a las empresas privadas formar parte de su Comité Consultivo, encargado de asesorar a la Administración del Consejo y al Consejo de Explotación Postal. Anteriormente, sólo podían formar parte del Comité los gobiernos y los operadores designados. La Administración del Consejo es responsable de las operaciones de la organización y el Consejo de Explotación Postal se ocupa de generar la normativa que rige las operaciones y la tecnología.

“Mejoraremos la eficacia y rentabilidad de los servicios que actualmente están prestando los operadores postales gracias a los conocimientos que obtendremos del sector privado”, afirma Metoki.

La UPU confía en que estas alianzas le permitan elevar la calidad de sus servicios, por ejemplo, incrementando la puntualidad de sus entregas y mejorando su sistema de rastreo, para reducir el índice de envíos extraviados. Hasta este momento, más de 40 empresas, entre ellas Amazon y ACSL -compañía dedicada a los drones- se han unido a esta organización. Y Metoki prevé que las empresas privadas aporten soluciones a los problemas que enfrentan los distintos países de la UPU.

El dilema de los gastos terminales

Nada ilustra mejor los dilemas comerciales que enfrentan diariamente las compañías postales que la reciente reforma a los gastos terminales.

Los gastos terminales son el pago que debe hacer el país remitente al país que es el destino final de una carta o “paquete pequeño” (menos de 2 kilos). El cliente remitente paga exclusivamente en el país donde deposita su envío. Pero el país destinatario también está obligado a pagar por los servicios del tramo final de la entrega. Para realizar esta compensación, la UPU introdujo en 1971 lo que se conoce como los gastos terminales. En un intento por apoyar a los países más pobres, se decidió entonces que las tarifas serían más bajas para las naciones en desarrollo que para las industrializadas.

Una de las pocas ocasiones en las que la UPU se ha instalado en los titulares de la prensa internacional fue en 2018, cuando el entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con retirar a su país de la UPU si no se reformaba este sistema de gastos técnicos. Argumentó que favorecía a China, que se posicionaba como un país en desarrollo en plena expansión que gozaba, no obstante, de cuotas bajas a pesar de ser uno de los principales emisores de paquetes hacia el mundo.

La amenaza de Trump terminó con la disparidad en los gastos terminales entre países ricos y pobres en 2020. El resultado inmediato fue una significativa caída en los envíos de paquetes pequeños y un aumento de los precios pagados por los consumidores.

Según un informeEnlace externo de la UPU del 2023, el tonelaje de cartas habría disminuido un 36,8% en 2020 debido a la reforma. “Las alteraciones del régimen de gastos terminales aplicadas después de julio de 2020 podrían haber influido en las decisiones de los compradores en línea al elevarse las tarifas de los envíos internacionales”, citaba.

Jim Campbell, consultor estadounidense y experto en servicios postales internacionales, asegura que una de las causas de la caída es que las empresas chinas con grandes ventas derivadas del comercio electrónico simplemente les dieron la vuelta a los pagos terminales evitando el uso del sistema postal internacional. “Tras la revisión (de gastos terminales) del 2020, los productos chinos comenzaron a transportarse como carga a los almacenes de Estados Unidos y de otros países, y ya desde ahí los operadores postales locales y las empresas privadas iniciaban los servicios de reparto”, dice.

Solo en 2022, China envió 110.600 millones de paquetes, que representan más de dos tercios del volumen total de envíos a nivel mundial, según la consultora de comercio electrónico Pitney BowesEnlace externo.

De cara al futuro, Metoki afirma que seguirá impulsando reformas al sistema postal. Pero advierte que limitarse a aumentar las tarifas que se cobran para corregir las disparidades puede suponer que las empresas postales públicas no esten en capacidad de competir con las empresas privadas. Y es que para Metoki, en el presente, “nuestros miembros no sólo deben tener una misión pública, también deben aprender a ser empresas rentables”.

Editado por Virginie Mangin; adaptado del inglés por Andrea Ornelas / Carla Wolff

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