Reducir la ayuda internacional hace temer por las personas más desfavorecidas
Desde que el Gobierno suizo anunció que iba a recortar la ayuda a los países en desarrollo, para así aumentar los fondos destinados al Ejército, las organizaciones de cooperación internacional están preocupadas. Es probable que, mientras las necesidades aumentan sobre el terreno, las poblaciones más vulnerables lo paguen muy caro.
“Tendremos que cerrar proyectos y abandonar algunos en fase de planificación”, se lamenta Catherine Schümperli Younossian, secretaria general de la Federación Ginebrina de Cooperación al Desarrollo. Desde que se anunció que los presupuestos para la cooperación internacional iban a recortarse, las organizaciones de cooperación al desarrollo y ayuda humanitaria viven en la incertidumbre. “Nos han dicho que esperemos recortes de entre el 8 y el 20 %” para el presupuesto de 2025”, explica Catherine Schümperli Younossian, refiriéndose a la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE).
El pasado 13 de noviembre el Comité de Finanzas del Consejo Nacional (cámara baja) votó a favor de reducir en 250 millones de francos para el presupuesto de 2025 la partida de cooperación internacional y aumentar la del Ejército en 530 millones. El Consejo de Estados (cámara alto, representa los cantones) ya abrió el debate este pasado verano proponiendo recortes de 2.000 millones de francos en el sector para el periodo 2025-2028. Las dos cámaras decidirán durante la sesión de invierno.
Catherine Schümperli Younossian insiste en que no se trata de la única ofensiva contra el sector. El Consejo Federal (Gobierno), en su plan de ahorroEnlace externo presentado a finales de septiembre, también prevé congelar el gasto en cooperación internacional a partir de 2027 para así ahorrar unos 320 millones de francos suizos (340 millones de euros). Solo el Ejército vería aumentado su presupuesto en 4.000 millones de francos. Estos anuncios sorprenden a un país que, durante mucho tiempo y por su compromiso humanitario, ha justificado su neutralidadEnlace externo en los conflictos mundiales. La ayuda al desarrollo y la promoción de la paz son un pilar de la identidad diplomática suiza. “Poco a poco nos estamos comiendo la ayuda a los países más pobres, pero la estabilidad del mundo también depende de la estabilidad de los países emergentes”, responde Catherine Schümperli Younossian.
Un futuro incierto
Proyectos de desarrollo que se cierran, ayuda humanitaria que se ve reducida, reestructuraciones y despidos… Es difícil predecir, de momento, qué consecuencias tendrán los recortes presupuestarios. “Estamos a la espera de las cifras, que deberían estar disponibles a finales de diciembre. Esta incertidumbre es muy difícil, y parece que, a pesar de las crecientes necesidades, nuestro trabajo se reconoce poco”, se queja la secretaria general de la Federación Ginebrina de Cooperación.
Ocurre lo mismo con las organizaciones humanitarias y las agencias de la ONU, que ya se enfrentan a recortes en sus partidas. “La reducción en los presupuestos de ayuda humanitaria está teniendo graves consecuencias para las personas de todo el mundo que necesitan una asistencia, a menudo vital”, advierte Jens Laerke, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU, con sede en Ginebra. Para Jens Laerke, caben esperar recortes en la ayuda alimentaria o incluso que proyectos ya previstos se abandonen.
En Afganistán, este año, se han cerrado 183 centros de salud, limitando así el acceso a la atención sanitaria de 2,1 millones de personas. En Líbano, recortes del 40 % de la ayuda en metálico han dejado sin medios para cubrir las necesidades básicas de 115.500 familias refugiadas, mientras que los recortes en la ayuda alimentaria en Zimbabue, Sudán del Sur y Afganistán han agravado la inseguridad alimentaria de comunidades ya de por sí vulnerables. “Al final, las que se verán más afectadas son las personas más vulnerables”, concluye Jens Laerke.
El Departamento Federal de Asuntos Exteriores (DFAE) ha declinado dar explicaciones sobre las posibles consecuencias que estos anuncios tendrán en las actividades de la COSUDE, y han alegado que es demasiado pronto para saberlo. “De momento, antes de que el Parlamento haya tomado su decisión final, es difícil predecir las consecuencias concretas de cualquier recorte”, ha respondido su portavoz, Valentin Clivaz.
El pasado mes de julio el DFAE estimó que un recorte de 2.000 millones de francos —como el que ha propuesto el Consejo de Estados— podría suponer que Suiza se retire de entre seis y ocho países “prioritarios”Enlace externo. De aquí a finales de 2024, la Confederación pondrá fin a su cooperación al desarrollo en América Latina, reduciendo el número de países prioritarios de 46 a 35, concentrándose más en Europa del Este, África del norte y África subsahariana, Oriente Medio y Asia.
Reconstruir Ucrania, ¿con qué fondos?
En su futura estrategia de cooperación internacional, el Consejo Federal (Gobierno) pretende destinar 1.500 millones de francos —el 13 % del presupuesto total de cooperación— para reconstruir Ucrania. Una decisión que para las organizaciones de cooperación al desarrollo es difícil de aceptar. “Esta reasignación se hace a costa de los países en desarrollo”, protesta Catherine Schümperli Younossian. Un tercio de esta partida se pondría a disposición de empresas privadas suizas para reconstruir Ucrania. Una novedad en la historia de la cooperación suiza.
“Parece que estamos ante un cambio de paradigma. En lugar de dar prioridad a los países emergentes y a las poblaciones desfavorecidas, como prevé la ley federal de cooperación, estamos reduciendo la ayuda a la gente más pobre para financiar una hipotética reconstrucción de Ucrania, en beneficio de las empresas suizas”, observa la secretaria general de la Federación Ginebrina de Cooperación, que ha pedido que a Ucrania se asignen recursos suplementarios en forma de crédito excepcional, como ocurrió en la Europa del EsteEnlace externo tras la caída del Muro de Berlín. El DFAE ha declinado hacer comentarios a este respecto.
La clase política —en la prensa— se preocupa por las repercusiones que estos recortes tendrán para la imagen de Suiza tanto en la escena internacional como en Ginebra, la capital de la paz. En un artículo publicado en Le TempsEnlace externo, el diputado del PLR (Liberal-Radical, derecha) Cyril Aellen escribe: “Es un error oponer el gasto en nuestra seguridad a nuestro compromiso humanitario. Lo uno no puede existir sin lo otro, y nuestras opciones económicas deben tener en cuenta un único objetivo: nuestra contribución a la búsqueda de una paz duradera”. Preguntado sobre esto, el DFAE no ha realizado ningún comentario.
Necesidades insatisfechas
Guerra en Ucrania y Oriente Medio, pandemias, desastres climáticos… Las necesidades humanitarias en todo el mundo se disparan, pero la financiación apenas puede hacerles frente. En 2024 (hasta el 6 de noviembre), solo se había financiado el 37 % de las necesidades humanitarias, frente al 45 % en 2023 y más del 60 % diez años antes, según cifras de la OCHAEnlace externo.
“La brecha entre las necesidades y los recursos disponibles cada vez es mayor”, alerta el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que ya anunció en agosto que carecía de recursos para responder completamente a los cientos de conflictos actuales. “Podríamos vernos obligados a reducir aún más nuestras operaciones y a centrarnos solo en las actividades humanitarias más esenciales”, advierte el CICR en respuesta a los recortes anunciados.
Especialmente vulnerables a esta falta de financiación serían las “crisis olvidadas” y los conflictos prolongados, de los que no se informa lo suficiente a menudo. “Hemos observado una escasez de recursos creciente en varias regiones, como el África subsahariana, Irak, Siria, Afganistán, Somalia y Libia. Millones de personas en estas zonas siguen sin tener acceso al agua potable, alimentos o atención médica”, señala el portavoz del CICR, Christoph Hanger.
A los llamamientos de ayuda humanitaria que hicieron las Naciones Unidas, la Confederación en 2023 había aportado 836 millones de dólares (737 millones de francos suizos), frente a unos 562 millones desde principios de este año, según cifras de la OCHA. “Hay una falta innegable de financiación global de la ayuda humanitaria por parte de los donantes institucionales. Las contrapartes con las que trabajamos sobre el terreno tienen dificultades. Hay que invertir esta tendencia general, y Suiza tiene un papel importante que desempeñar”, afirma Stephen Cornish, director general de Médicos Sin Fronteras Suiza.
Una tendencia mundial
Estos recortes presupuestarios en los sectores de la ayuda al desarrollo y humanitaria no son, sin embargo, exclusivos de Suiza, como dice Karl Blanchet, director del Centro de Estudios Humanitarios de Ginebra. “Franci, ha recortado su ayuda al desarrollo en un 11 % este año. Alemania, el segundo mayor donante humanitario, tiene previsto recortar su presupuesto para operaciones humanitarias en un 54 %”, apunta.
Esta tendencia se observa también a escala mundial, según el profesor, que constata que, mientras las necesidades aumentan, la ayuda económica en el sector humanitario ha caído a su nivel de 2021. “Esta caída puede explicarse, en parte, por un fuerte aumento de la financiación para Ucrania, pero también hay un retroceso nacional, que es preocupante”.
Texto revisado por Imogen Foulkes. Adaptado del francés por Lupe Calvo / Carla Wolff
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