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Suiza y una Guerra Civil que aún divide a los españoles

Francisco Franco observa desfile de tropas falangistas
El general Francisco Franco pasa revista a las tropas falangistas tras la toma de Madrid en 1939. Pinterest

El 1 de abril de 1939, las fuerzas de Franco acabaron derrocando a la República. Concluía una Guerra Civil que, ochenta años después, aún divide a los españoles. Ochocientos brigadistas salieron de Suiza para participar en la contienda contra el bando que se impuso y cuyo régimen reconoció Berna incluso antes del cese al fuego.

“Tras cuatro décadas de democracia, las interpretaciones sobre la contienda civil y la dictadura franquista siguen creando división en un país afectado por una profunda crisis política”, opina el historiador Sébastien Farré. Entrevista.

Sébastien Farré
Sébastien Farré, es director ejecutivo de la Maison de l’histoire en la Universidad de Ginebra y autor de varios libros y numerosos artículos sobre las relaciones entre España y Suiza durante la Guerra Civil (1936-1939) y la dictadura franquista (1939-1975). Cortesía

swissinfo: El 1 de abril de 1939 terminó la Guerra Civil Española. ¿Qué pasó en esa fecha?

Sébastien Farré: Aquel día el general Franco firmó el último parte de guerra con el que declaró el final oficial de los combates. Las tropas nacionales habían entrado en Madrid sin resistencia, y en las costas mediterráneas los últimos combatientes republicanos intentaban subir en barcos para escapar de un probable arresto y una posible muerte. El 1 de abril marca el derrumbe definitivo de la República y el primer día oficial de la victoria del bando nacional. Posteriormente, esa fecha se convirtió en un símbolo del franquismo.

swissinfo: ¿Cuáles fueron los factores determinantes para la victoria de Franco?

S. F.: Desde el principio de la guerra hubo un equilibrio favorable al bando sublevado que explica su superioridad militar y material. El factor principal fue que Franco contó con el apoyo de la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini. Sus aviones y tanques daban a los golpistas una ventaja fundamental sobre el terreno. El segundo factor fueron las tropas coloniales. Se trataba de efectivos acostumbrados a la lucha y de voluntarios marroquíes que intervinieron como tropas de vanguardia en el frente. Por otro lado, la República no pudo mantener el apoyo de la Unión Soviética a lo largo de la guerra. Además, la URSS estaba muy alejada geográficamente y no disponía de las mismas capacidades militares y económicas que Berlín o Roma.

swissinfo: ¿Qué significó la derrota republicana para Europa?

S. F.: El mapa de la Europa de entreguerras muestra que la mayoría de las democracias se habían convertido en dictaduras militares o regímenes fascistas. Sin embargo, para gran parte de los países democráticos, especialmente para la opinión pública en Francia y Gran Bretaña, el comunismo seguía siendo la principal amenaza. Por ello, consideraban la llegada de un régimen militar tradicional en España como un mal menor. Esto explica, fundamentalmente, la política de no intervención.

“A pesar de su neutralidad, la diplomacia helvética se mostró bastante más benévola con el campo franquista”

swissinfo: ¿Cómo describiría en este contexto el papel de Suiza?

S. F.: La Guerra Civil dio a la Confederación la posibilidad de reafirmar su política de neutralidad integral en un contexto internacional de inestabilidad. Suiza defendió una posición intermedia entre las democracias occidentales y la alianza ítalo-germana. En su territorio intentó impedir toda movilización política y apoyo financiero a favor de los dos bandos, especialmente hacia los republicanos. Solamente permitió actividades de tipo humanitario. Sin embargo, a pesar de su neutralidad, la diplomacia helvética se mostró bastante más benévola con el campo franquista. Y poco a poco, aunque no de forma oficial, fue reforzando sus vínculos con el bando sublevado. El Gobierno suizo, anticomunista, consideraba que un régimen militar controlado por Franco era mejor para España. Y en este sentido, a partir del año 1937, se fueron estableciendo, por vías no oficiales, primeros preacuerdos comerciales y bancarios. En 1938 llegó desde Suiza el primero crédito financiero en apoyo del campo nacionalista. Y con fecha del 14 de febrero de 1939 y sin esperar el final de la guerra, Suiza se convirtió en el segundo Estado democrático en reconocer oficialmente al régimen franquista.

swissinfo: ¿Qué significó la derrota republicana para los brigadistas suizos?

S. F.: Con la disolución de las Brigadas Internacionales en el 1938, muchos suizos volvieron a su país, aunque hubo unos cuantos que permanecían incorporados en las tropas republicanas. En Suiza sufrieron el peso de la justicia. La Confederación fue uno de los pocos países que condenó a los combatientes republicanos. Los voluntarios fueron condenados a penas de entre uno y seis meses de cárcel, en algunos casos hasta 24 meses, por haber puesto en entredicho sus obligaciones militares en Suiza y por haber vulnerado la política de neutralidad.

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swissinfo: ¿Qué pasó con el Gobierno republicano en el exilio?

S. F.: El final de la guerra fue un momento muy difícil y oscuro para la República. El presidente [Manuel] Azaña, que moriría en Montauban [Francia] en 1940, intentó solicitar asilo a Suiza que las autoridades helvéticas le denegaron. El principal objetivo, tanto de los españoles en los campos de internamiento franceses como de los representantes del Gobierno en el exilio, consistía en salvar sus vidas y encontrar un refugio seguro, una tarea complicada en aquellos años. Muchos exiliados se encontraban en situaciones catastróficas, especialmente a partir de mayo de 1940.

“Una decena de españoles logró entrar de forma clandestina en Suiza, donde fueron detenidos y encarcelados”

swissinfo: ¿En qué países se refugiaron los republicanos? ¿Hubo algunos que se exiliaron en Suiza?

S. F.: Después de la guerra, vivían en torno a 400 o 500 000 refugiados españoles en el sur de Francia. Las autoridades francesas ejercieron una fuerte presión para que volviesen a su país. Una parte significativa regresó a España, un dato que se olvida con frecuencia. A finales de 1939 vivían unos 180 000 españoles en Francia. Una minoría de este grupo logró salir hacia México, algunos también a Estados Unidos, República Dominicana, Venezuela, Argentina y Chile. Sin embargo, la gran mayoría permaneció en Francia. Para ellos, la Guerra Civil continuó con la invasión nazi y la instalación del Gobierno del mariscal Pétain. Algunos exiliados españoles intentaron entrar en Suiza. Pero en su política de rechazo hacia cualquier amenaza roja, las autoridades suizas negaron la entrada a los republicanos. Dejaron pasar a los soldados franceses, pero no a los civiles españoles. Entre ellos hubo personas que posteriormente fueron arrestadas por el ejército alemán y que fueron las primeras que ingresaron en el campo de concentración de Mauthausen. No obstante, una decena de españoles logró entrar de forma clandestina en Suiza, donde fueron detenidos y encarcelados. Ya hacia finales del año 1942, un grupo de dirigentes catalanistas, entre ellos el presidente de la Generalitat Josep Tarradellas y su antiguo delegado de Cultura Ventura Gassol, consiguieron asilo político y se establecieron en Lausana. Vivían cerca de Don Juan y su hijo Juan Carlos, el futuro rey de España, descendientes de Alfonso XIII.

“Jamás se ha utilizado tanto el adjetivo ‘franquista’ en el espacio público como ahora”

swissinfo: El franquismo vuelve a marcar la actualidad, tras la decisión del Gobierno saliente de exhumar a Franco del Valle de los Caídos. ¿Qué visión tiene hoy la sociedad española de la Guerra Civil y de la dictadura franquista?

S. F.: Efectivamente, las cosas están cambiando mucho últimamente. Hemos pasado de una situación, en la que era casi un tabú hablar sobre estos temas, a otra, en la que el asunto se ha convertido en un tema central de tertulias y debates políticos. Jamás se ha utilizado tanto el adjetivo “franquista” en el espacio público como ahora. El debate sobre la Guerra Civil ha vuelto a ocupar un lugar central en la política. Sin embargo, lo que ocurrió hace ochenta años se está utilizando más bien para crear identidades políticas opuestas y beligerantes y como argumento identitario para denigrar al adversario político. Hay muy poca gente interesada en conocer realmente la historia.

swissinfo: ¿Por qué se está encendiendo el debate justo ahora?

S. F.: La razón de fondo es que el Estado español nunca ha conseguido establecer una visión común sobre la Guerra Civil que fuese compartida por una mayoría de partidos políticos y de la sociedad. La segunda razón es que España vive una profunda crisis política, en la que el tema de la Guerra Civil es otro elemento más de división. Solo hay que ver lo que ocurre en Cataluña o en el resto de España, donde un partido como Vox, próximo al franquismo, reactiva un discurso polémico. Se trata de una utilización sesgada de los símbolos y referentes históricos con el único objetivo de crear división y crispación social. Lo que puede resultar beneficioso desde una perspectiva electoralista cortoplacista, pero a medio y largo plazo puede ser bastante preocupante para el futuro del país.

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swissinfo: ¿Persisten entonces en España importantes déficits en relación con la recuperación de la memoria histórica?

S. F.: Sí, totalmente. Pero no afecta solo a la recuperación de la memoria. Hay también importantes déficits en relación con el posicionamiento de las instituciones frente a la gestión de ese pasado común. No existe ningún consenso sobre cómo incorporar adecuadamente la historia contemporánea en la enseñanza pública o sobre cómo conmemorar los acontecimientos históricos dignos de ser recordados. En mi opinión, aquí ha habido incluso un retroceso porque estamos peor que hace diez años. Es cierto que con las exhumaciones de víctimas republicanas y la retirada de estatuas, símbolos y letreros franquistas se han hecho avances, pero el problema mayor sigue sin resolverse. Pues no se es consciente de la importancia de poder debatir de forma sosegada y sensata sobre el tema. Está ocurriendo más bien lo contrario. Echo en falta sobre todo madurez y sensibilidad política para gestionar eficazmente ese pasado.

Sébastien FarréEnlace externoes especialista de la historia contemporánea de España y Suiza.

En 2005 se doctoró con la tesis Suiza y la España de Franco. De la Guerra Civil a la muerte del dictador (Lausana, Antipodes, 2006). 

Farré ha sido investigador invitado en el Departamento de Historia de la Universidad de Columbia en Nueva York y en el Centro de Historia Moderna Europea en la Universidad de Oxford. 

Sus trabajos se centran, principalmente, en temas como la historia humanitaria, las guerras mundiales, la España contemporánea y la inmigración en Suiza.

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