Arquitectos del Tesino en Odesa
Algunos de los edificios más importantes de la ciudad ucraniana de Odesa fueron construidos por arquitectos tesineses que, desde su fundación en 1794, han contribuido a darle su particular encanto mediterráneo.
SWI swissinfo.ch publica regularmente artículos del blog del Museo Nacional SuizoEnlace externo sobre temas históricos. Los artículos originales están generalmente en alemán, a veces en francés o inglés.
La fortuna de los arquitectos y constructores del Tesino en Odesa forma parte del enorme fenómeno migratorio en Rusia y Ucrania que se desarrolló con particular fuerza a partir del siglo XVIII (piénsese en Domenico Trezzini y su papel en la construcción de San PetersburgoEnlace externo) y se extendió hasta el umbral del siglo XX, abarcando una extensa zona geográfica. La estrategia de estos artesanos era buscar oportunidades de trabajo donde surgieran, y hasta las primeras décadas del siglo XIX Odesa, una ciudad recién fundada y fuertemente cosmopolita, era un gran sitio de construcción que podía ofrecer excelentes oportunidades.
Oportunidades que los arquitectos tesineses supieron aprovechar por varias razones: competencia profesional, flexibilidad operativa con capacidad de adaptación alcanzada gracias al hábito de migrar desde jóvenes interactuando con contextos siempre diferentes, su capacidad de establecer redes para conseguir encargos profesionales, su pertenencia a la cultura arquitectónica italiana y el prestigio que ésta continuó irradiando durante el siglo XIX.
Además, Odesa presentaba diversas condiciones favorables al éxito de los arquitectos y artesanos del Tesino, entre ellas la fuerte presencia de una colonia italiana y, en mayor medida, griega. Esto no sólo generó ciertas ventajas prácticas (como la difusión de la lengua italiana, que numerosas fuentes denominan “lengua franca”), sino que también ofreció nuevas oportunidades de “tutorías”, ya que incluso a orillas del Mar Negro parece haber estado vigente un modelo de funcionamiento similar al experimentado por los tesineses, por ejemplo, en San Petersburgo: es decir, tratar en primer lugar de introducirse en las estructuras que supervisaban la construcción pública (si es lícito utilizar este término en el contexto de un régimen autocrático, como aquel en el que se originó y desarrolló la construcción de Odesa), y luego ampliar su actividad, cuando era posible, a través de encargos recibidos de particulares.
Paralelamente, el carácter “italiano” de Odesa se convirtió, en el siglo XIX, en una especie de leitmotiv de la literatura odepórica, favorecido por el clima y los numerosos habitantes procedentes del Mediterráneo. Y de ascendencia mediterránea (nacido en Nápoles de madre irlandesa y de un militar catalán al servicio de la corona española) fue el primer gobernador de la ciudad, en los años inmediatamente posteriores a su fundación en 1794: Don José de Ribas y Boyons, italianizado como Giuseppe de Ribas, católico como los tesineses, un elemento de cohesión que no debe pasarse por alto, en ese contexto.
Ahora bien, si la obra de los hermanos FrancescoEnlace externo y Giovanni Battista FrapolliEnlace externo contribuyó significativamente a los primeros años de Odesa, es decir, durante la fase de fundación propiamente dicha y bajo la gobernación del emigrado francés Armand-Emmanuel du Plessis, duque de Richelieu (1803 a 1814), cuando la construcción de la ciudad cobró impulso fue a partir de la década de 1820 cuando se intensificó la presencia tesinesa a orillas del Mar Negro.
En esa época y en los años siguientes, Francesco BoffaEnlace externo desempeñó un papel crucial. Originario de Arasio, en el actual municipio de Collina d’Oro, autor de numerosos edificios, entre ellos la Bolsa de Comercio (1828-1834, que más tarde se convertiría en el ayuntamiento), la iglesia Luterana de San PabloEnlace externo (1824-1835, demolida en 1895 para dar paso a la nueva iglesia diseñada por el arquitecto alemán Hermann Scheurembrandt), el palacio del gobernador de Odesa Michail Vorontsov (1824-1828) y su mirador con vistas al mar (1829) y, por último, quizás el monumento más conocido de Odesa, la escalera monumental que conecta el puerto con el terreno elevado sobre el que se alza el centro de la ciudad (1837-1841).
Que es natural de Arasio lo atestiguan fuentes documentales (como los registros de población del distrito de Lugano) y tal vez la confusión sobre su origen sardo pudo deberse a su educación, que parece haber tenido lugar en la Academia de Bellas Artes de Turín y, por tanto, a su estancia en esa ciudad, entonces capital del Reino de Cerdeña.
Por otra parte, de Lugano procedía Giorgio TorricelliEnlace externo, que con Boffa fue uno de los principales protagonistas de la construcción de Odesa. Arribado a la ciudad hacia 1818, Torricelli fue especialmente activo en la década de 1830, una temporada particularmente intensa inaugurada, en 1832, por su victoria en el concurso para el trazado de la plaza del Nuevo Bazar. Su adhesión al lenguaje clasicista (que compartía con Boffa) queda documentada (aparte de las modificaciones introducidas a finales del siglo XIX por los arquitectos Feliks Gonsiorovskyi y Emil Vej) por el Club Inglés construido entre 1841 y 1842 entre la Bolsa de Comercio y el Teatro Municipal.
La riqueza de las aportaciones sustanciadas por estos arquitectos se plasma en la personalidad y la obra de Aleksandr BernardazziEnlace externo, nacido en 1831 en Pjatigorsk, en el Cáucaso Norte, hijo de Giuseppe Bernardazzi, descendiente de una familia de arquitectos y constructores de Pambio (pero de lejanos orígenes verzascos) activos en San Petersburgo (pero también en Moscú y Chişinău, en la actual República de Moldavia), y de Dorothea Wilhelmine Conradi, hija de Friedrich Conradi, médico de Gotinga que trabajó en el balneario local de Pjatigorsk.
Nacido en el Cáucaso, hijo de un tesinés y una alemana, educado en San Petersburgo, activo durante mucho tiempo en Moldavia antes de trasladarse a Odesa en la década de 1890, Aleksandr Bernardazzi es la prueba de lo apropiado que resulta tener cuidado con las etiquetas de identidad.
En la ciudad que domina el Mar Negro, diseñó y realizó numerosos edificios, entre ellos la Nueva Bolsa de ValoresEnlace externo (1894-1899), actual Teatro Filarmónico, un imponente edificio en el que las alusiones a la arquitectura florentina (manifestadas, por ejemplo, por los grandes ventanales, que parecen tomados de la iglesia de Orsanmichele) se mezclan con otras referencias (el arco monumental que protege la escalera de entrada y evoca la arquitectura de Oriente) en una vena ecléctica característica del arquitecto. Un edificio, sobre todo, en cuya construcción trabajaron no sólo otros tesineses (como los escultores Marco y Luigi Molinari), sino también numerosos profesionales locales, convirtiéndose en una especie de espejo de la cultura arquitectónica del cambio de siglo.
El autor
Nicola Navone es subdirector del Archivo
de lo Moderno y profesor de la Academia de Arquitectura de Mendrisio,
Universidad de la Suiza Italiana.
Texto adaptado del italiano por Norma Domínguez
En cumplimiento de los estándares JTI
Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI
Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.
Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.