De jefe de la policía a protector del Papa
Benedicto XVI nombró al inspector suizo Daniel Anrig como nuevo comandante de la Guardia Suiza del Vaticano. Originario de Walenstadt, (cantón de San Gall), ocupará su cargo con rango de coronel. De 36 años, está casado y tiene cuatro hijos.
Tomará posesión el 1 de diciembre y espera contribuir a mantener al día la venerable institución, según reconoce en entrevista con swissinfo.
Los guardias suizos, con sus coloridos uniformes históricos, han servido a los pontífices desde hace más de 500 años. Anrig explica que el cuerpo se enfrenta a desafíos internos y externos, pero su misión principal es la de proteger al Papa Benedicto XVI.
No es una tarea fácil ya que el Papa realiza constantes apariciones públicas y largos viajes. El año pasado un ciudadano alemán se saltó un control de seguridad en la Plaza de San Pedro en una multitudinaria audiencia con el Papa, lo que reabrió el debate acerca de la seguridad.
La Policía italiana y la vaticana colaboran con la Guardia Suiza en la protección del pontífice. Una prioridad de Anrig es mantener una relación fluida entre los citados cuerpos.
El coronel Anrig sustituye en el cargo a Elmar Maeder quien desempeñaba el cargo desde el año 2002.
Según Maeder, la Guardia Suiza está unida por un cierto espíritu de aventura y camaradería, «profundizando en su propia fe». Anrig recuerda su experiencia tras pasar dos años de servicio en el cuerpo antes de empezar su carrera universitaria.
swissinfo: ¿Es justo decir que la Guardia Suiza es más un cuerpo decorativo que serio?
Daniel Anrig: La Guardia Suiza tiene diferentes obligaciones. Obviamente es una guardia de honor, lo que significa que se encarga de labores ceremoniales. Además, tiene otra importante función, la de garantizar la seguridad en los accesos al Estado Vaticano y en el Palacio Apostólico (residencia oficial del Papa) además de velar por los millones de peregrinos que transitan por la plaza de San Pedro.
La labor fundamental es como policía de casa, cuidando el Palacio Apostólico y la protección del Papa. Las tareas ceremoniosas son claramente las más visibles desde fuera y son las esenciales.
swissinfo: La tradición es muy importante en la Guardia Suiza pero ¿en qué sentido es moderna?
D.A.: La Guardia Suiza existe desde hace más de 500 años y ha pasado por diversas fases y momentos. Es claro que una institución con tanta historia se tiene que ir constantemente modernizando y desarrollando para mantenerse al día.
Estoy convencido que la actual Guardia Suiza tiene un buen nivel de profesionalismo y espero que pueda realizar mi propia contribución para ayudar a mantener el cuerpo actualizado, a pesar de la tradición.
swissinfo: ¿Cuáles son las funciones de su nuevo cargo?
D.A.: Hay varios desafíos tanto externamente como internamente. Por una parte, tenemos retos en el trabajo con nuestros socios para garantizar la seguridad del Papa. También existen operaciones internas en la Guardia, para que todo este bien organizado y coordinado.
swissinfo: ¿De dónde procede la principal amenaza para el Papa?
D.A.: El Papa, con sus continuas apariciones en público, está continuamente expuesto a cierto nivel de riesgo y peligro. Sus comparecencias son, sobre todo, un gran reto para los que somos responsables de su seguridad.
swissinfo: ¿Por qué se interesó por el puesto?
D.A.: Serví en el Vaticano entre 1992 y 1994 y la Guardia Suiza ha ocupado siempre un lugar especial en mi corazón. Tras la dimisión mi antecesor Elmar Maeder, recobré el interés.
swissinfo: ¿Qué recuerdos tiene de su anterior experiencia en el Vaticano?
D.A.: Conservo muchos recuerdos positivos de mi etapa en la Guardia Suiza. Aquellos fueron años de formación, fui adquiriendo experiencia tanto en mi vida privada como en la faceta profesional.
swissinfo: ¿Puede vislumbrar un día en el que una mujer pueda entrar a formar parte de la Guardia Suiza?
D.A.: No estoy muy familiarizado con las condiciones y reglas que afectan a la participación de las mujeres. Aunque como comandante se debe estar siempre abierto a nuevas cuestiones como las concernientes al reclutamiento.
swissinfo: ¿Tiene ganas de vivir en el Vaticano?
D.A.: Mi familia y yo estamos muy contentos con nuestra vida en Glarus. No es que nos queremos marchar pero ya conocemos Roma y el Vaticano. Claramente las condiciones de vida son especiales allí y también muy atractivas.
(Traducción: Iván Turmo)
La Guardia Pontificia Suiza, compuesta por 110 hombres y un capellán, es el ejército más pequeño y longevo del mundo.
Fue creada en 1506 por el Papa Julio II para su defensa personal.
El 6 de mayo de 1527, durante el Saqueo de Roma, 147 soldados suizos murieron en una batalla contra 20.000 ‘lansquenetes’ (soldados de infantería) alemanes por defender la vida del Papa Clemente VII.
En memoria de este acto de lealtad los pontífices sucesivos no quisieron renunciar a la Guardia Suiza.
En el pasado, además de la Guardia Suiza, existían también la Guardia Noble (fundada en 1801) y la Guardia Palatina (creada en 1850) para proteger al Vaticano.
En 1970 el Papa Pablo VI decidió suprimir todos los cuerpos militares del Vaticano, a excepción de la Guardia Suiza.
Suiza, sin embargo, prohíbe a sus ciudadanos cumplir servicio en un ejército extranjero.
La Confederación no considera a la Guardia Suiza Pontificia como un ejército, sino como un cuerpo privado de policía.
Anrig ya había servido en la Santa Sede como Guardia Suizo de 1992 a 1994.
Tras regresar a su Patria, en 1999 se licenció en Derecho Civil y Eclesiástico en la Universidad de Friburgo.
Después fue asistente de cátedra en Derecho Civil en la misma universidad de 1999 a 2001.
De 2002 a 2006, jefe de la Policía Criminal del cantón de Glarus.
Luego, comandante general del Cuerpo de la Policía de ese mismo cantón.
Según el reglamento, el cargo dura cinco años.
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