Fritz Zwicky, un genio suizo subestimado
El suizo Fritz Zwicky fue una de las mentes más brillantes del siglo XX. Esta es la historia de un genio ignorado.
Este artículoEnlace externo proviene del Blog del Museo Nacional Suizo y fue publicado originalmente allí el 13 de febrero de 2024.
Si los deseos de Fridolin Zwicky se hubieran hecho realidad, su hijo Fritz, nacido el 14 de febrero de 1898 en la ciudad búlgara de Varna, habría continuado con el negocio textil familiar en Bulgaria. Zwicky padre, devenido industrial destacado, había abandonado en 1886 Mollis, en el cantón de Glaris, para instalarse a orillas del Mar Negro y vender, entre otras cosas, los tradicionales pañuelos Glarner Tüechli (NdeR: bandanas o foulard con estampado de cachemira, típicos de su lugar de origen). Pero los planes de Fridolin no resultaron como esperaba.
Con sólo seis años de edad, el pequeño Fritz fue enviado a vivir con sus abuelos a Suiza para educarse allí. Rápidamente quedó claro que el niño nunca se convertiría en comerciante textil ya que pronto descubrió su pasión por la ciencia.
Fritz Zwicky estudió matemáticas y física experimental en el Instituto Federal Suizo de Tecnología (ETH) en Zúrich. A lo largo de su vida se hizo conocido por su carácter difícil y por exasperar regularmente a sus profesores por su actitud de superioridad. La obtención de su doctorado en ciencias naturales en la ETHen 1922, fue apenas el comienzo de un largo recorrido científico.
Reportaje televisivo dedicado a la materia oscura (Youtube), en franc´és
En 1925, con 27 años, emigró a Estados Unidos invitado por el prestigioso Instituto Tecnológico de California (Caltech). Sus trabajos sacudieron regularmente al mundo científico, ya sea por el descubrimiento de la materia oscuraEnlace externo o por la teoría sobre la implosión de las estrellas, las supernovasEnlace externo, que desarrolló con el astrofísico alemán Walter Baade.
Las ideas de Fritz Zwicky solían causar desaprobación y burla en el mundo científico. Sin embargo, el suizo nunca se dejó intimidar y a menudo tenía razón, aunque a veces debía esperar años, e incluso décadas, para poder demostrarlo.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Fritz Zwicky, uno de los pocos científicos en Estados Unidos que hablaba alemán, recibió una misión explosiva: estudiar, como asesor militar, los sitios de pruebas de misiles nazis en Peenemünde (NdeR: ciudad alemana donde se fundó un centro de investigación del ejército de Hitler) y en la isla de Usedom. Los estadounidenses querían cerrar lo antes posible la brecha técnica con los alemanes, cuyos cohetes V2 eran mejores que cualquiera de los desarrollados en el país norteamericano hasta ese momento.
Más tarde, también viajó a Japón para estudiar los efectos de las bombas atómicas lanzadas allí por los estadounidenses, y quedó profundamente afectado por el poder destructivo de estas armas.
Zwicky se sintió fascinado por la tecnología de los cohetes. Estaba convencido de que era posible vencer la fuerza gravitacional de la Tierra, y para ello se propuso enviar un objeto al espacio. Su primer intento tuvo lugar en diciembre de 1946, utilizando un cohete con seis granadas de fusil en su cono. Las granadas explotarían luego y dispararían las bolas de acero al espacio fuera de la gravedad. Pero el intento fracasó porque las granadas no lograron encenderse.
Al no poder obtener un nuevo cohete de Estados Unidos debido a los costos, Zwicky se vio obligado a abandonar el proyecto aun estando convencido de que su idea funcionaría. Considerado excéntrico, el astrofísico se recluyó en un aislamiento cada vez mayor, evitado por sus colegas y subestimado. Sus ideas fueron frecuentemente rechazadas. Además, el desarrollo de cohetes y bombas quedó en segundo plano durante la década de 1950, ya que la humanidad quería disfrutar de este período de prosperidad después de la guerra.
El 4 de octubre de 1957 cambió la situación. El lanzamiento del satélite Sputnik 1 a la órbita de la Tierra por parte de la URSS fue un shock para Estados Unidos.
Reportaje televisivo sobre el lanzamiento del Sputnik 1 en 1957 (Youtube)
Con las tecnologías espaciales y los cohetes recuperando su prioridad en la agenda, las habilidades de Fritz Zwicky volvieron a ser muy demandadas. El científico obtuvo fácilmente un nuevo cohete para continuar sus pruebas, ya que la supremacía espacial norteamericana debía ser asegurada a toda costa.
Apenas doce días después del Sputnik 1, Zwicky puso en órbita un primer objeto artificial, una bola de acero llamada “Planeta Artificial N° Cero”, lo que le permitió concluir lo que había comenzado en 1946. El genio universal no pensaba detenerse: “Comenzamos enviando algo pequeño al cielo. Seguido de un envío de instrumentos y, finalmente, nosotros mismos”. El futuro le dio la razón y a través de sus teorías y análisis contribuyó a este hito decisivo en la aventura espacial humana.
Fritz Zwicky falleció en 1974 en Pasadena, California, y fue enterrado en Mollis, su municipio natal en Glaris. La lista de sus descubrimientos e ideas es tan larga que no podría reproducirse aquí en su totalidad.
Lo cierto es que Fritz Zwicky fue uno de los más grandes astrofísicos del siglo XX. Y también es cierto que hasta el día de hoy es uno de los científicos más subestimados del mundo.
SWI swissinfo.ch publica regularmente artículos del blog del Museo Nacional SuizoEnlace externo. Allí se publican semanalmente diversos artículos sobre la historia de Suiza en alemán, francés e inglés.
Texto adaptado del francés por Norma Domínguez / Carla Wolff
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