Guardia del Papa: la fascinación de la ambigüedad
La longevidad y la fuerza atractiva de la Guardia Pontificia Suiza se deben también a la ambigüedad de su estatuto jurídico y político.
Aunque por ley el ejército papal es una organización estrictamente privada, los políticos helvéticos la consideran un símbolo de la identidad nacional.
Desde hace cinco siglos un minúsculo grupo de guardias suizos vela por la seguridad del jefe de la Iglesia Católica en el Vaticano.
Son 110 hombres (inicialmente eran una decena más) que el Papa Julio II quiso tener a su costado en 1506 por su reputación de soldados fieles e invencibles.
Militares históricos, pero no por ley
«Las guardias son un trozo de historia viva. Representan el último vestigio de la emigración militar que tanto aportó a la población helvética durante los siglos pasados», explica Marco Vencato, historiador del Instituto Suizo de Roma.
Para numerosos confederados de las regiones alpinas sumidas en la pobreza buscar suerte en el extranjero combatiendo al servicio de las potencias extranjeras fue durante mucho tiempo la única vía de ganarse la vida. «El Papa, que respecto a otros ‘señores’ de la época pagaba especialmente bien a sus soldados, no tuvo dificultades para reclutar a los suizos», precisa el historiador y teólogo Alois Odermatt.
«El carácter militar de la Guardia Pontificia está en tela de juicio. El Vaticano la considera ‘su único ejército’ desde que en 1970 el Papa Pablo VI aboliera la Guardia Noble y la Guardia Palatina», agrega Odermatt.
Un estatuto que, paradójicamente, les niega la Confederación. La Constitución de 1848 prohíbe, de hecho, expresamente el mercenarismo.
Al no querer prescindir de la secular guardia pontificia, las autoridades helvéticas han tenido que recurrir a lo que Odermatt define como «una elegante doble moral»: en Suiza la Guardia Pontificia no está considerada como ejército, sino como un simple cuerpo de policía. Una solución que, aunque no refleja el valor histórico de la guardia, cuenta con el acuerdo de todos», explica.
Valor político
Si jurídicamente los soldados del Papa tienen un estatuto estrictamente privado, su función de embajadores de Suiza en el extranjero es reconocida y destacada puntualmente en el ámbito político.
El pasado 6 de mayo por ejemplo, con motivo de la ceremonia en la que unos 33 nuevos guardias juraron bandera, el presidente de la Confederación Helvética, Moritz Leuenberger, definió la guardia como «un símbolo para nuestro país».
Una opinión que comparte el ministro de Justicia, Christoph Blocher, quien en el discurso de apertura del jubileo de la guardia pronunciado en noviembre de 2005 en Lucerna afirmó que «es una perfecta institución confederal» que debería servir de ejemplo a todos «en la familia, en la profesión y en la política».
La jefa de la diplomacia helvética, Micheline Calmy-Rey llegó incluso a declarar que la Guardia Pontificia Suiza encarna la política activa de neutralidad de la Confederación. «Montar guardia significa estar activos. Significa también no tener intenciones agresivas, aun permaneciendo en alerta permanente. La guardia representa ejemplarmente lo que espero de Suiza», afirmó en la ceremonia de inauguración del museo ‘Espace garde’, el pasado 11 de noviembre en Naters, en el cantón Valais.
«En Suiza la guardia tiene un papel diferente del que desempeña en el Vaticano», concluye Odermatt. «Se convierte en un elemento de identidad helvética y en símbolo de la función que Suiza puede desarrollar a favor de la paz y de la seguridad internacional.»
swissinfo, Anna Passera
La Guardia Pontificia Suiza, compuesta por 110 hombres, es el ejército más pequeño y longevo del mundo.
Fue creada en 1506 por el Papa Julio II para su defensa personal.
El 6 de mayo de 1527, durante el Saqueo de Roma, 147 soldados suizos murieron en una batalla contra 20.000 lansquenetes alemanes por defender la vida del Papa Clemente VII.
En memoria de este acto de lealtad los Pontífices sucesivos no quisieron renunciar a la Guardia Suiza.
En el pasado, además de la Guardia Suiza, existían también la Guardia Noble (fundada en 1801) y la Guardia Palatina (creada en 1850) para proteger al Vaticano.
En 1970 el Papa Pablo VI decidió suprimir todos los cuerpos militares del Vaticano, a excepción de la Guardia Suiza.
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