La primera suiza campeona mundial de esquí
Rösli Streiff ganó el primer lugar en las pruebas de eslalon y combinado en los segundos Campeonatos Mundiales de Esquí Alpino de Cortina d'Ampezzo en 1932. A continuación, un recorrido panegírico de la vida de la pionera del esquí de Glaris y los albores del esquí femenino.
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Hija de industriales oriundos de Glaris, Rösli Streiff nació el 16 de enero de 1901 en el seno de una familia apasionada por los deportes. Su padre era miembro del Skiclub Glarus, el primer club de esquí fundado en Suiza en 1893. Así que Rösli Streiff y sus tres hermanos fueron activos deportistas practicantes de disciplinas como la equitación, la escalada y el esquí. A los cinco años, Rösli se subió por primera vez a un par de esquís que su padre hizo fabricar especialmente para ella. Tras concluir sus estudios, la joven tomó clases vespertinas de comercio, y después pasó algún tiempo en la Suiza francófona y en Inglaterra. Pero regresó a su tierra natal a trabajar en la lavandería de sus padres. Una ocasión, después de realizar una excursión de esquí con ella, Ernst Gertsch, profesor de tenis en Glaris a finales de los 20 y fundador de las Carreras del Lauberhorn en Wengen, invitó a Rösli Streiff a participar en una competición de verano a celebrarse en el Jungfraujoch, en donde ella disputó su primera carrera de esquí alpino en 1928.
Tras sus primeros pasos en el esquí de competición, Streiff se unió al Schweizerischer Damen-Skiclub (SDS) creado en Mürren a principios de 1929. Las fundadoras crearon el club SDS con objeto de reunir a todas las esquiadoras suizas y garantizar para ellas una mejor formación, lo mismo a nivel competitivo que amateur. Poco después, la SDS organizó sus primeras carreras, ofreció clases de esquí -al principio para las mejores esquiadoras y más tarde, para practicantes de todos niveles- y persuadió a la Asociación Suiza de Esquí (SSV, hoy Swiss Ski) de aceptar a las esquiadoras en las pruebas de descenso y eslalon en los campeonatos nacionales a partir de los albores de los años 30.
Además de responder al alto nivel de implicación de las esquiadoras, el veloz desarrollo institucional observado en el esquí en esa época se debe probablemente a la sorprendentemente temprana aceptación de la mujer en el esquí alpino, que adquirió aún más solidez en las décadas de 1920 y 1930, a diferencia del esquí nórdico u otros deportes como el fútbol.Enlace externo Por otra parte, estas pioneras e integrantes del SDS gozaban de una sólida red de contactos, vivían en lugares en donde el turismo estaba en auge, como Mürren, o pertenecían a familias que tenían algún chalet en esos sitios. Esquiaban con los directores de los resorts alpinos y gozaban de una buena posición social, como era el caso de Rösli Streiff. Sin embargo, como el resto de las esquiadoras, Streiff practicaba esta disciplina solo como aficionada y pasaba más tiempo en la lavandería familiar que en las pistas. Los mejores esquiadores varones, en contrapartida, se desempeñaban como instructores de esquí. A algunos funcionarios de la Federación de Esquí les preocupaba que la supremacía suiza en el esquí masculino se viera empañada por el nivel de las mujeres en las competiciones internacionales, así que el compromiso que la Federación tuvo con las esquiadoras siempre fue limitado. El SDS se creó para compensar parte de esta brecha.
Después de que la Federación Internacional de Esquí (FIS) admitiera oficialmente las disciplinas alpinas de descenso y eslalon en las competiciones internacionales de su congreso de Oslo en 1930, los primeros Campeonatos Mundiales de Esquí Alpino se celebraron del 19 al 22 de febrero de 1931 en Mürren, en el Oberland bernés, para hombres y mujeres. La FSS era responsable del equipo nacional masculino y la SDS, del femenino. Rösli Streiff fue una de las siete integrantes del equipo femenil, junto con Ella Maillart y Elsa Roth, quien más tarde se convertiría en la directora administrativa de la FSS y la FIS. Sin embargo, mientras los hombres dominaban la competición, las mujeres esquiadoras no conseguían instalarse en los primeros puestos de la clasificación.
Pero 1932 fue un año de grandes éxitos, especialmente para Rösli Streiff. El 15 de enero se celebró en Grindelwald la primera «competición combinada de descenso y eslalon de la SDS para esquiadoras de todos los países«, y Rösli Streiff resultó campeona en las dos categorías individuales y también en la competición combinada. Este evento, que siguió celebrándose año tras año, era la única competición internacional que integraba el esquí femenino. Fue adquiriendo cada vez más relevancia en la agenda deportiva y contribuyó significativamente a popularizar el esquí femenino en el mundo. Pese a ello, en 1932, la mayoría de las participantes de este encuentro internacional seguían siendo suizas (10 de 12). En los Campeonatos Suizos de Esquí Alpino celebrados en Zermatt a finales de enero de 1932, Rösli Streiff repitió su triple victoria y dominó nuevamente la competición nacional. Y tan pronto concluyó la ceremonia de entrega de premios debió marcharse de inmediato de Brig para tomar el siguiente tren a Italia.
Rösli Streiff debía viajar, junto con otras tres mujeres y el equipo nacional masculino de esquí, a Cortina d’Ampezzo para disputar los segundos Campeonatos Mundiales del 4 al 6 de febrero. En la prueba de descenso del primer día, las suizas no destacaron entre las mejores y la joven de Glaris terminó en la octava plaza. Sin embargo, gracias a una aplastante victoria en el eslalon final, Rösli Streiff no solo ganó la prueba de eslalon, sino también el título general. Algunos años más tarde, la esquiadora reveló el secreto de su éxito: afirmó que Otto Furrer, campeón suizo de esquí combinado en las competiciones de Cortina d’Ampezzo, les había aconsejado a Streiff y a las otras esquiadoras suizas hacer virajes durante el eslalon para acercarse lo más posible a los banderines que balizan el recorrido, reduciendo con ello el tiempo de la carrera.
La SDS cubrió todos los gastos de viaje del equipo femenil que compitió en Italia, la FSS siempre fue más escéptica a la hora de apoyar a las mujeres en el esquí alpino. Fue solo hasta 1942 que el entrenamiento femenino de esquí fue integrado en la federación. Pero Rösli Streiff había dejado el equipo nacional seis años antes. Tras concluir su carrera como esquiadora aficionada, se integró en 1939 a la primera escuela femenina de reclutas de la armada y trabajó como conductora de camiones en el Servicio Suplementario Femenino. En los años 50, tras la muerte de su padre, ella y uno de sus hermanos se hicieron cargo durante cinco años de la dirección de la lavandería Bleicherei Streiff, en donde trabajó un total de 37 años.
Rösli Streiff siguió siendo deportista, se dedicó a viajar y practicó el esquí alpino en Mürren y el esquí acuático en Canadá hasta una edad avanzada. Durante sus años de mayor actividad en el esquí, atrajo poca atención de los medios de comunicación. De hecho, como corresponsal del NZZ, era ella quien informaba algunas veces sobre sus propias competiciones. Pero esto cambió a mediados de los años 70, cuando la historia de la primera esquiadora suiza campeona mundial ganó espacios en la prensa suiza. Y fue al convertirse en septuagenaria que Rösli Streiff atrajo la atención de muchos periodistas que deseaban entrevistarla para la prensa, la radio y la televisión. Hasta su muerte, a los 96 años, solía hablar con regularidad sobre los primeros días del esquí, cuando las corredoras debían subir hasta la línea de salida. Y contaba anécdotas sobre las mejores esquiadoras, destacando siempre la gran camaradería que había entre las competidoras. El redescubrimiento de Rösli Streiff por los medios de comunicación coincidió con un periodo de gran auge del esquí suizo y la repercusión mediática que tuvo. La nostalgia de una época pasada contribuyó a construir la memoria colectiva de Suiza como «nación de esquí”Enlace externo. Y fue solo cuando Rösli Streiff llegó a la vejez que la tardía atención a su rol como pionera, su humildad y tenacidad la convirtieron ante los ojos del público en la heroína del esquí alpino que había sido durante muchos años.
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Cuando el esquí suizo estaba en lo más alto
Adaptado del francés por Andrea Ornelas
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