La Edad Media fue una época difícil para las mujeres. Se las consideraba inferiores a los hombres, y muy pocas recibían educación. Los conventos les ofrecían las oportunidades que de otro modo se les habrían negado: el acceso a la escolarización, la asistencia social y la posibilidad de romper con las fuertes restricciones familiares.
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Julie trabajó como reportera de radio para BBC y en radios independientes en todo el Reino Unido antes de unirse a la predecesora de swissinfo.ch, Radio Suiza Internacional, como productora. Después de asistir a una escuela de cine, Julie trabajó como cineasta independiente antes de llegar a swissinfo.ch en 2001.
Una exposiciónEnlace externo en el Museo Nacional Suizo de Zúrich muestra cómo vivían las mujeres eclesiásticas en la Edad Media y las oportunidades que tenían. La muestra explora la posición tan importante que en materia de educación tuvieron los conventos, sus vínculos con la política y la influencia de algunas de estas mujeres en la teología.
Muchas sobresalieron como ilustradoras, tapiceras, músicas, jardineras y cocineras. Algunas escribieron diarios y textos que todavía hoy sobreviven y proporcionan puntos de vista interesantes sobre su forma de vivir y de pensar.
El cargo más alto era el de abadesa, priora o maestra de novicias. Dirigir un convento era un reto, que requería de habilidades diplomáticas y un alto nivel de educación. Los centros religiosos solían tener estrechos lazos con la política y los negocios, y ayudaban a dar forma a los asuntos seculares.
En el siglo XIII, la abadesa de la abadía de Fraumünster, en Zúrich, era la máxima representante de la ciudad. Ella nombraba a alcaldes y jueces, tenía derecho a voto y a formar parte de la Dieta Imperial de la asamblea de los Príncipes del Sacro Imperio Romano Germánico.
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