Visita pontificia coronada con éxito
Unos 70.000 fieles escucharon la misa concelebrada por el Papa este domingo en Berna. En ese acto culminante de su visita abogó por la unidad y el ecumenismo a través del misterio de la Trinidad.
Juan Pablo II culmina su segunda visita a Suiza con un saldo general positivo.
La visita de Juan Pablo II a Suiza este fin de semana -5 y 6 de junio-, deja la imagen de un Papa decidido a terminar su pontificado, a pesar de su avanzada edad (84 años) y de su quebrantado estado de salud que se hace más notable por su dolencia del mal de Parkinson.
Sobreponiéndose a las pausas obligadas en sus alocuciones, el jefe de la Iglesia Católica concluyó su segunda visita a Suiza -la primera en l984-, y el 103 viaje pastoral desde su nombramiento en 1978. “Es bello poder ir hasta el final en la misión del Reino de Dios”, dijo.
Esta vez acudió a Suiza atendiendo la invitación de los jóvenes católicos y del Episcopado helvético. Y aún sin ser oficial, en el sentido estricto del término, la ocasión sirvió también para formalizar las relaciones diplomáticas entre Suiza y El Vaticano.
El aeropuerto militar de Payerne, cantón de Vaud, no sólo fue escenario de la bienvenida al ‘Papa trotamundos’, sino también el sitio para anunciar el nombramiento oficial del primer embajador de Suiza ante la Santa Sede, Hansrudolph Hoffman, un diplomático protestante.
El presidente de Suiza, Joseph Deiss, y los ministros de Relaciones Exteriores, Micheline Calmy-Rey y de Defensa, Samuel Schmid, representaron al gobierno colegiado.
Tanto Joseph Deiss como Juan Pablo II coincidieron en la necesidad de defender los valores fundamentales en el plano internacional, entre otros, los derechos humanos, el derecho internacional humanitario y la búsqueda y la promoción de la paz.
El Papa agradeció la bienvenida con la frase “Dios bendiga a Suiza”. Y horas antes de volver a Roma, en la misa, reiteró su reconocimiento diciendo: «Gracias Suiza».
Opiniones divergentes
La visita del Papa a Berna desató en la opinión pública helvética un debate sobre temas centrales como son el celibato y la ordenación de la mujer.
Cabe recordar que un grupo de teólogos y de miembros del clero católico publicaron a mediados de mayo una carta abierta exigiendo la dimisión del Papa porque- a su juicio -, su quebrantada salud y su avanzada edad impedirían el cumplimiento pleno de su función.
Según una encuesta, cuatro de cinco suizos comparten esa opinión.
Apoteósico recibimiento
Aclamado por los casi 14.000 asistentes al primer Encuentro de la Juventud Católica de Suiza, en el coliseo deportivo BernArena, el Papa polaco escuchó, el sábado por la noche, las inquietudes y las aspiraciones de los jóvenes.
Oponerse a la sociedad de consumo, evitar el egoismo, distanciarse de la libertad sexual, defender la familia propuesta por al Iglesia y proclamar el Evangelio, son mensajes que dirigió a una entusiasmada multitud.
Testimonio de fe y ecumenismo
En la misa dominical al aire libre en la pradera de Allmend y bajo un sol radiante, una audiencia de 70.000 fieles mostró el interés que ha despertado en Suiza el acontecimiento religioso más importante de los últimos 20 años.
Juan Pablo II exhortó en su homilía a las generaciones jóvenes a dar testimonio de su fe “no sólo con la palabra, sino con sus actos”, al tiempo de subrayar que les acompaña en la proclamación del Evangelio.
Tal como lo hizo la víspera, el Sumo Pontífice insistió en la necesidad de poner en práctica el lema del primer Encuentro de los jóvenes católicos suizos: «Levántate» para superar los retos y contribuir a la creación de «un mundo mejor».
«Ha llegado el momento de preparar a las jóvenes generaciones de apóstoles», sentenció.
En aparente respuesta a las críticas que precedieron a su visita, Juan Pablo II destacó también la “preocupación ecuménica”. “La celebración de la Santísima Trinidad constituye cada año para los cristianos un llamado constante a la unidad”, dijo y añadió que la Iglesia Católica avanza en la vía de la comunión con los creyentes.
La Federación de las Iglesias Protestantes no aceptó la invitación de participar en la ceremonia religiosa por considerar que quienes no son católicos quedarían privados de la comunión.
Conviene recordar que los protestantes en Suiza representan 40% de la población (la Confederación Helvética tiene más de siete millones de habitantes, 20% de los cuales son extranjeros).
Seguridad
Los desplazamientos del Papa fueron vigilados por un gran dispositivo de seguridad compuesto por 1.000 policías de la ciudad, el cantón y la federación.
A ese contingente se sumaron también muchos ex miembros de la Guardia papal, integrada desde hace casi 500 años sólo por soldados suizos.
Opiniones divergentes
La visita del Papa a Berna, invitado por la juventud católica suiza, desató en la opinión pública helvética un debate sobre temas centrales como son el celibato y la ordenación de la mujer.
Cabe recordar que un grupo de teólogos y de miembros del clero católico publicaron a mediados de mayo una carta abierta exigiendo la dimisión del Papa porque -a su juicio-, su quebrantada salud y su avanzada edad impedirían el cumplimiento pleno de su función.
Según una encuesta, cuatro de cinco suizos comparten esa opinión. De ahí que la asistencia a la misa de este domingo podría ser un indicador de cuánto han calado las opiniones divergentes en torno a la vista del jefe de la Iglesia Católica.
Prohibición desobedecia
Haciendo caso omiso de las medidas que prohibían las manifestaciones durante la visita del Papa, varios desconocidos causaron daños al edificio del gobierno muncipal de Berna y escribieron frases contrarias a la visita de Juan Pablo II.
Según el informe policial, una veintena de jóvenes encapuchados salieron del denominado Centro juvenil alternativo armados con bates de beisbol y en pocos instantes causaron daños materiales considerables. Lanzaron piedras y rompieron varios cristales.
Por lo demás, no se registraron otros incidentes graves.
swissinfo y agencias
Juan Pablo II concelebró la misa al aire libre en la pradera de Allmend, ante unas 70.000 personas reunidas en una superficie de unos 800 metros cuadrados.
La presencia del Papa movilizó a más de 1.000 policías encargados de la seguridad.
El entusiasmo y el colorido, destacado por banderas de diferentes naciones, dieron un marco especial a la reunión de los jóvenes católicos en Berna.
La segunda visita de Juan Pablo II a Suiza costó alrededor de 2,5 millones de francos.
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