HRW denuncia que la impunidad domina Libia diez años después de la revolución
Trípoli, 25 feb (EFE).- La organización internacional de defensa de los derechos humanos «Human Rights Watch» (HRW) denunció hoy que diez años después del inicio de las llamadas «primaveras árabes», ninguno de los acusados de crímenes de lesa humanidad durante la represión de las protestas en Libia han sido llevados ante la Justicia local e internacional.
En un comunicado sobre la situación de los derechos humanos en el norte de África y Oriente Medio una década después de aquel movimiento de protesta popular que sorprendió al mundo, HRW advierte del riesgo de que la impunidad siga siendo la norma en Libia y en la mayoría de países.
«En Libia, diez años después, la justicia por crímenes de guerra y otros abusos atroces sigue siendo esquiva y los líderes de las milicias responsables de graves abusos contra los derechos humanos han sido promovidos en lugar de rendir cuentas», subraya la ONG.
«En contra, los activistas que utilizan internet y otros medios para defender los derechos humanos y exigir su aplicación se enfrentan a la amenaza real de secuestro, la detención arbitraria e incluso el asesinato a manos de milicias irresponsables», agrega.
A este respecto, HRW recuerda que «las organizaciones libias recién fundadas y las plataformas que se centran en la documentación sobre justicia y derechos humanos trabajan incansablemente para romper el ciclo de impunidad y han desempeñado un papel clave en el establecimiento exitoso de la Misión de Investigación de la ONU en el Consejo de Derechos Humanos».
CORTE PENA INTERNACIONAL
En 2017, la Corte Internacional Penal (CPI) emitió tres órdenes de arresto contra Seif al-Islam Gadhafi, hijo del dictador Muamar al Gadafi, derrocado y asesinado por una turbamulta en 2011 contra Al-Tuhamy Mohamed Khaled, antiguo jefe de la Agencia de Seguridad Interna de Libia y contra Mahmud al-Werfalli, oficial libio, por su presunta responsabilidad en la represión sangrienta de las manifestaciones.
Los tres siguen libres. Seif al Islam estuvo encarcelado en Libia hasta ese mismo año, fecha en la fue liberado gracias a un indulto ofrecido por el Parlamento en el este, y se perdió su rastro.
Algunos informaciones lo sitúan en la ciudad libia de Zintan, en el oeste del país, y otros en la región oriental, donde estaría bajo la tutela del líder militar y hombre fuerte del país, mariscal Jalifa Hafter, y la protección de Rusia, uno de los actores principales de la guerra multinacional en la que ha devenido la guerra civil que ensangrienta Libia desde que el país se dividió en 2015.
A Khaled se le busca por presuntos crímenes de guerra contra prisioneros detenidos por las fuerzas de seguridad libia y la fiscal de la CPI, Fatou Bensouda, asegura que huyó a El Cairo.
A Werfalli, aliado militar de Hafter en el este de Libia, se le acusa de ordenar la ejecución de 33 cautivos en la ciudad de Bengasi entre 2016 y 2017.
«La CPI afronta grandes dificultades para llevar a cabo su mandato en Libia. Sin una fuerza policial, depende de los gobiernos de los países donde se pueden encontrar sospechosos para cooperar en los arrestos, y esa cooperación ha sido inadecuada», advierte HRW. EFE
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