HRW: Pionyang ha incrementado ejecuciones públicas a raíz de restricciones por la covid
Seúl, 6 mar (EFE).- El régimen norcoreano ha incrementado las ejecuciones públicas a raíz de las restricciones que impuso con el pretexto de la pandemia de covid-19, tras la que mantiene una dura represión del movimiento, el empleo y la alimentación del pueblo, denunció Human Rights Watch (HRW) en un informe.
El documento de la organización dedicada a la investigación, defensa y promoción de los derechos humanos recoge el testimonio de ocho norcoreanos que huyeron del país tras la crisis sanitaria y que destacan la ceguera informativa del pueblo sobre la covid, las restricciones al libre movimiento y el acceso limitado a alimentos, medicinas y bienes como los fertilizantes, el jabón o las pilas.
Los desertores dieron cuenta, además, de una intensificación del control ideológico y la vigilancia al público, especialmente a aquellos que buscaban en prensa extranjera información de lo que estaba pasando, y la ineptitud de las autoridades para adoptar medidas que mitigaran el impacto económico de sus restricciones.
El informe publicado este miércoles es un paso más al monográfico que HRW publicó en 2023 sobre la situación de los derechos humanos en el represivo país, a través de entrevistas realizadas entre marzo del año pasado y el pasado mes de febrero a tres hombres y cinco mujeres que escaparon de Corea del Norte entre 2020 y 2023.
Incluso antes de la pandemia, Corea del Norte era uno de los países más represivos y aislados del mundo. Décadas de políticas gubernamentales que priorizan la militarización y los programas de armas por encima del bienestar social dejaron en la sociedad norcoreana una inseguridad alimentaria y una malnutrición crónicas que se vieron exacerbadas con la pandemia, destaca el organismo.
Uno de los norcoreanos huidos entrevistado para este último informe, un pescador de una región remota, testificó que las medidas anticovid bloquearon su acceso al mar, por lo que decidió escapar.
El hombre narró un episodio sobre un grupo de pescadores que, en contra de las restricciones, salieron a faenar. Uno fue atrapado y las autoridades escribieron un letrero con la palabra ‘traidor’ que pegaron en la puerta de su vivienda, a la que prohibieron acercarse. El capturado fue después enviado a un campo de trabajos forzados.
Varios de los entrevistados hablaron, además, sobre un aumento de la represión, el miedo y el control ideológico, a través también de un incremento de las ejecuciones públicas desde 2020.
Kim Il-hyuk (pseudónimo), un comerciante de arroz de la provincia de Hwanghae del Sur (sudoeste) que escapó en mayo de 2023, dijo que no había presenciado ejecuciones entre 2012 y 2019, pero que eso cambió el año en el que se declaró la pandemia. «Vi fusilamientos cada dos meses en 2020», dijo el hombre, que añadió que entre 2022 y 2023 había unas tres ejecuciones por fusilamiento cada dos meses.
Antes de 2019, la insuficiente producción de alimentos y otros productos de primera necesidad en el país obligaba a muchos norcoreanos a comerciar legal e ilegalmente con la vecina China, pero con la pandemia de covid, el régimen blindó las fronteras, lo que empeoró la crisis social.
«El Eestado castigó severamente a las personas por vender alimentos, acusándolos de traidores. Yo había estado vendiendo alimentos como arroz y maíz en ese momento, pero dejé de hacerlo porque tenía miedo… Después de que el Estado impidiera las ventas privadas de granos en el mercado, los precios de los alimentos se dispararon y algunos comenzaron a morir de hambre», narró Kim.
Los huidos describieron también el aumento del precio de medicamentos y las dificultades para encontrarlos, o cómo el empeoramiento de la crisis se notó en actos tan cotidianos como cortarse el pelo.
«Cuando la economía va mal, la gente deja de cortarse el pelo, eso se nota rápidamente en los hombres. En 2021 y 2022, muchas personas de mi zona no pudieron comer porque ni siquiera podían comprar harina de maíz (el alimento básico más barato). En mi casa, todos los relojes de pared (a pilas) dejaron de funcionar (un año después del cierre de la frontera)… Estuvieron muertos hasta el día que me fui», relató Hye Kyung, una comerciante de frutas.
La situación extrema llevó a estas personas a decidir huir pese a los riesgos, ya que desde la pandemia se ordenó a los guardias fronterizos adoptar una política de ‘disparar incondicionalmente’ a cualquier persona que intentara salir sin permiso. EFE
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