Iberoamérica y la IA: un equilibrio entre desarrollo socioeconómico y protección de datos
Madrid, 12 nov (EFE).- Los gobernantes de Iberoamérica conocerán esta semana los avances de los derechos digitales en la región en temas como las tecnologías emergentes, especialmente la inteligencia artificial (IA), para aprovechar sus oportunidades de desarrollo socioeconómico sostenible y reducir riesgos con diseños y usos éticos y regulaciones legales que garanticen la protección de datos.
«Existe en la región una preocupación por un desarrollo y uso seguro, ético y responsable de la inteligencia artificial y los nuevos desarrollos tecnológicos y científicos», constata en declaraciones a EFE el director de Asuntos Jurídicos de la Secretaría General Iberoamericana (Segib), Alejandro Kawabata.
Y esto se refleja en la Carta Iberoamericana de Principios y Derechos en los Entornos Digitales (CIPDED), aprobada en la Cumbre Iberoamericana de Santo Domingo de 2023, y otros documentos suscritos por los países de la región, entre ellos la Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial de la Unesco.
«Iberoamérica -añade Kawabata- está trabajando de cara a fortalecer sus capacidades para aprovechar los beneficios y mitigar los riesgos que supone la IA», un asunto que tratará la Cumbre de jefes de Estado que comienza este miércoles en Ecuador.
Así, garantizar la protección de la privacidad con marcos normativos robustos «resulta fundamental», más si son menores de edad y otros grupos vulnerables.
Pero sin olvidar que la IA «implica una oportunidad y resulta necesario aprovechar sus capacidades para impulsar el desarrollo de los países».
Recuerda Kawabata que algunos de ellos están profundizando en regulaciones legales para los derechos ciudadanos; otros han desarrollado estrategias para promover y adaptar esta tecnología en los sectores público y privado; y otros están construyendo sus capacidades para incorporar estas tecnologías en sus cadenas productivas.
En conjunto, la región cree necesario tener su propia voz fortaleciendo los modelos de lenguaje en español y portugués, sin olvidar la diversidad idiomática de los pueblos originarios.
Y se está trabajando para «alcanzar un comunicado especial» sobre IA en la Cumbre Iberoamericana de Ecuador que «promueva el fortalecimiento de las capacidades nacionales y regionales en la materia y avance hacia un posicionamiento regional», según el especialista de la Segib.
«Protección de datos, el derecho del siglo XXI»
Precisamente uno de los informes elaborados en el último año sobre desarrollo y aplicación de la CIPDED se ocupa de las tecnologías emergentes y los derechos ciudadanos.
«¿Es todo lo tecnológicamente posible socialmente deseable?», se pregunta Nelson Remolina, autor del estudio ‘Desafíos de las tecnologías emergentes, protección de menores y fortalecimiento de autoridades nacionales’, de la Red Iberoamericana de Protección de Datos.
«Por eso, la regulación va a ser importante», resaltó recientemente el experto en uno de los diálogos Horizonte Iberoamérica Digital.
Incide Remolina en que la IA es «programable por seres humanos», así que algo muy importante es «la ética en el diseño, uso e implementación de cualquier tecnología» para aminorar sus riesgos, también de las neurotecnologías.
«Si programamos inteligencia artificial -ejemplifica- para discriminar personas por su comportamiento sexual, el problema no es de la herramienta, fue del diseñador. Hay que poner mucho cuidado al diseño de estas tecnologías porque puede generar muchos problemas».
Lo evidente es que necesitan información para funcionar, datos, que son «parte de la identidad digital» de cada persona: «No es cualquier tipo de información -advierte-, si se usa indebidamente, va a afectar la intimidad, el buen nombre, la libertad, la vida…»
De todo ello, la necesidad de mecanismos efectivos y fortalecer a las autoridades y los sistemas públicos de protección de datos, una cuestión que recogen el 82 % de las constituciones iberoamericanas.
«La protección de datos es el derecho del siglo XXI», insiste Remolina.
Así que lo mejor son medidas proactivas de prevención de vulneración de derechos, aún no implantadas en todos los países; y las que regulan el tratamiento de datos porque, cada vez más, estas tecnologías se emplean para «tomar decisiones sobre los seres humanos».
Alerta también sobre la neurotecnología, con la que se puede «programar seres humanos»; el tema ético cobra «especial relevancia» sobre la «privacidad mental», los ‘neurodatos’ y los ‘neuroderechos’.
Y propone seguir el camino de la declaración ministerial de Montevideo (Uruguay) de octubre pasado, con un enfoque regional para la IA centrado en la promoción y protección de los derechos humanos, las libertades fundamentales y la dignidad de las personas, y un desarrollo tecnológico inclusivo y sostenible. EFE
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