Indígenas de Chiapas venden su café en Suiza
Una cooperativa del sudeste mexicano se abrió al mundo gracias a un proyecto impulsado por jóvenes suizos: Café Arabejas.
El concepto fue premiado por las autoridades suizas implicadas en el desarrollo por su profesionalismo, su sostenibilidad y por ocuparse de un grupo marginal.
El ascenso a las montañas del Oriente de Chiapas se hace a través de caminos de terracería que delinean las verdes laderas de esa parte de un México ignorado, al menos hasta 1994, cuando se produjo el levantamiento zapatista.
En los Altos de Chiapas, en el sureste, entre duelo y esperanza, entre pobreza y esfuerzo, vive la gente de Acteal, en el municipio de San Pedro Chenalhó.
El 22 de diciembre de 1997, miembros de la organización Las abejas, atemorizados, rezaban allí por la paz. Aún así, los rumores de ataque se concretaron:
A las 11:30 de la mañana un grupo paramilitar acabó con la vida de 45 tzotziles: 21 mujeres, 4 de ellas embarazadas, 15 niños y 9 hombres.
«Fuimos perseguidos, expulsados y privados de la vida por tan sólo no aceptar a participar con los paramilitares, por no querer robar y matar a nuestros hermanos», declararían después los representantes de Las Abejas, que han buscado mantenerse independientes, neutrales y que no se definen ni como zapatistas, ni como bases de apoyo a ellos.
De vuelta a los cafetales
En el quinquenio posterior a la masacre de Acteal alrededor de 20.000 extranjeros se dirigieron a Chiapas para fungir como observadores internacionales. De Suiza llegó en 2001 Carolina Huwiler, entre los más de 20 voluntarios de la Coordinación Suiza de Acompañamiento en México.
«En este tiempo muchas comunidades en Chiapas se sentían amenazadas por parte de paramilitares, pero también por la presencia de los militares», explica Huwiler, quien contaba entonces con 22 años de edad.
Acteal era la zona de refugio para la gente de varias comunidades. Allí, la joven suiza conoció a miembros de la Unión de Productores de Café Maya Vinic, una cooperativa compuesta por integrantes de Las abejas.
«La gente sentía esa necesidad de organizarse, de regresar a sus tierras para la cosecha y preguntaron a observadores internacionales y nacionales que los acompañaran», recuerda Carolina de una labor que marcó su vida.
Toma de conciencia
«Lo más importante fue tomar conciencia de que la situación en la que vive la gente allí es el resultado de una dinámica internacional de consumo, de relaciones comerciales fundamentalmente injustas en varios aspectos, que la realidad de ellos está muy relacionada a la realidad de nosotros».
De regreso a Suiza, el deseo de ayudar a mejorar la situación social y económica entre los campesinos chiapanecos se concretó. Con un grupo de jóvenes, Carolina creó la asociación del Café Arabejas, para ayuda a Maya Vinic.
«Nuestros objetivos tenían dos vertientes: incorporar el café de la cooperativa en Suiza e insertarnos en la demanda de productos del comercio justo».
Gracias al sí de Bertschi-Kaffee y a Blaser Trading, ambas empresas helvéticas, la puerta de la exportación del café de Maya Vinic se abrió por primera vez.
«Este puente le permitió a la cooperativa que nosotros pudiéramos ir hacia uno de los importadores suizos interesados y le dijimos que escribiera a la instancia de certificación de comercio justo para indicarle que en caso de que se certificara el producto, él lo compraría, lo que aceleró el proceso», indica Huwiler.
Suiza como puerta al mercado internacional
La cooperativa Maya Vinic tuvo por primera vez un cliente internacional. «Yo la conocí en un momento de gran crisis. El proyecto Arabejas les dio esta primera experiencia de exportación, los conocimientos de cómo hacerlo, cómo organizarse para transportar el producto hacia la costa, cómo manejar su relación con clientes internacionales, conocer sus exigencias y también descubrió en este momento el concepto del comercio justo».
Maya Vinic recibe desde entonces un precio mínimo definido luego de obtener certificaciones del comercio justo (de la Fair Trade Labelling Organisation, FLO, y de la Fundación Max Havelaar).
«No es un precio muy alto, no hay que hacerse ilusiones. Es un precio bien calculado, pero también estamos presionando para que se aumente», menciona Carolina Huwiler de una tarifa que permanece en el mismo nivel desde hace más de diez años.
Reconocimiento y 5.000 francos
La iniciativa de Carolina y sus asociados en Café Arabejas acaba de ser reconocida por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) y la Secretaría de Estado para la Economía (Seco). Éste y otros cinco proyectos recibieron los Premios de Estímulo a jóvenes suizos por sus innovadores proyectos de desarrollo.
«De los proyectos premiados ha sido el único que se inclinó en el ámbito económico. Incluso podría ser un proyecto de la propia Seco», dice al respecto Markus Spörndli, responsable de información de Seco en la división Cooperación y Desarrollo Económicos.
Uno de los puntos a su favor ha sido su margen de sostenibilidad, afirma Spörndli. Sobre este aspecto, Carolina Huwiler agrega:
«La cooperativa ha desarrollado sus propias relaciones comerciales como con Japón y Canadá y todavía exporta a Suiza, pero ya no toda su cosecha. Ya diversificaron su mercado y yo creo que poco a poco están adquiriendo conocimientos sobre el funcionamiento del mercado internacional. Es importante que no dependan únicamente del mercado suizo, porque es pequeño».
Población que requiere atención especial
«Un criterio importante ha sido la claridad del proyecto, la creatividad y la representación de la organización en México y también su resultado ‘medible’ y sus efectos», apunta por su parte Jean-Bernard Dubois, miembro del jurado por parte de COSUDE.
«Personalmente, lo que me más impactó de este pequeño proyecto es que se dirige a una población muy marginal que tiene la oportunidad de entrar en contacto, en cierta forma, con la globalización; es decir, que tiene la posibilidad de valorar su trabajo a través de la venta de sus productos, a través del comercio justo, y eso es interesante porque hay un nivel social, hay un nivel de producción sostenible, es decir, ambiental. Se trata de una región donde hubo violencia política, entonces ese tipo de población requiere de atención especial», agrega Dubois.
40 toneladas para Suiza
Actualmente, Bertschi-Kaffee contacta directamente a Maya Vinic para realizar la compra de café orgánico. Al año solicita dos contenedores del grano, es decir, 40 toneladas del café de Maya Vinic llega a las bolsas del café ‘Biobravo’ que se tuesta y comercializa en territorio helvético.
«Voy con los productores y de esta forma puedo apoyarlos directamente», dice a swissinfo Jürg Reber, al frente de Bertschi-Kaffee, con sede en Basilea.
Las desventajas en su relación con Maya Vinic: «Con frecuencia hay un nuevo presidente de la cooperativa, nuevos miembros en su comité, lo que nos representa a nosotros más trabajo», sentencia.
Una solución al respecto ya está a la vista por parte de la presidenta de Café Arabejas:
«El premio nos permite el financiamiento parcial de un proyecto educativo que vamos a llevar a cabo junto con la cooperativa Maya Vinic. Será un instrumento al servicio de la cooperativa que se integrará en una estrategia de más estabilidad interna, más cohesión interna y organizativa de la cooperativa.
Huwiler sabe la importancia de una estructura interna sólida «para que la cooperativa pueda imponerse como un actor comercial respetado, sólido y de confianza».
swissinfo, Patricia Islas Züttel
La presidenta de la asociación Café Arabejas nació en Basilea, Suiza.
Es Licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad de Lausana, Suiza. Su tesis se centró en la problemática de Chiapas, que conoció en 2001 en calidad de observadora internacional.
De vuelta en Suiza y junto con otros amigos creó la asociación Café Arabejas, el primero de una serie de proyectos en el ámbito de desarrollo.
Entre sus viajes posteriores se encuentra uno a la India, donde se dedicó también a la defensa de los derechos humanos.
Otra vez en su país trabajó para Amnistía Internacional en derechos de la mujer y para la Sociedad para los Pueblos Amenazados, en la organización de una exposición en la sede europea de Naciones Unidas, en Ginebra.
En Nueva York realizó una maestría en Desarrollo Económico y Político.
En ese periodo viajó de nuevo a México, donde trabajó en la Embajada de Suiza en materia de derechos humanos y lucha en contra de la pobreza.
En Nicaragua estuvo implicada en un proyecto de desarrollo económico para favorecer la pequeña y la mediana empresa.
En Liberia se interesó en el desarrollo de las PYMES en una situación de posconflicto.
Actualmente trabaja en Marruecos en un programa del consejo al desarrollo financiado por la cooperación estadounidense para mejorar el clima de los negocios y la creación de empleos en ese país del norte de África.
De 2001 a la fecha, Carolina Huwiler ha pasado de ser una joven innovadora con proyectos concretos para convertirse en una profesional en el sector del desarrollo a través del impulso económico.
Dedica tres meses al año a su primer proyecto: Café Arabejas.
Uno de los objetivos a mediano plano de Café Arabejas será beneficiar de la experiencia adquirida y de las redes establecidas a otros grupos de productores, a nuevos productos y nuevos mercados.
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