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El momento decisivo de las terapias génicas

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Los problemas de seguridad, el escepticismo de los pacientes, los elevados precios y las numerosas dificultades de fabricación han dificultado el desarrollo de la terapia génica. Keystone / Gaetan Bally

Las terapias génicas son una revolución en medicina y, sobre todo, son prometedoras para muchas enfermedades hereditarias graves. Sin embargo, en los últimos años las empresas que las desarrollan se han enfrentado a diversos contratiempos. ¿Qué hace falta para que las terapias génicas cumplan su promesa?

Hace cinco años, las empresas de terapia génica estaban rebosantes de dineroEnlace externo. Las inversiones en terapia celular y génica superaron los 19.900 millones de dólares (17.600 millones de francos suizos) en todo el mundo en 2020, el doble de los 9.800 millones recaudados en ofertas públicas, capital riesgo y otras financiaciones en 2019.

Hoy, esta industria ha cambiado. La preocupación por la seguridad, el escepticismo de los pacientes, los elevados precios y una serie de retos de fabricación han mermado el sector. En 2022 y 2023, las inversiones cayeron por debajo de los 13.000 millones de dólares, mejorando ligeramente en 2024 tras algunas aprobaciones positivas y un repunte de los ensayos clínicos en Europa.

Ante la falta de liquidez, algunos pequeños fabricantes de terapia génica, antaño favoritos de los inversores, han recortadoEnlace externo su plantilla, se han hundido o han abandonado por completo el mercado. Los medios de comunicación hablan de crisisEnlace externo en el sector de la terapia génica.

Rodolphe Renac, experto en innovación sanitaria y presidente de la filial estadounidense de la consultora Alcimed, afirma lo siguiente: «Cuando un fármaco funciona bien, la gente piensa que ya hemos ganado, que lo hemos resuelto». «A pesar de los notables resultados de algunas terapias génicas, aún se necesitan mejoras».

Empresas suizas como Roche y Novartis siguen invirtiendo en este campo, y la comunidad científica sigue siendo optimista sobre la promesa de las terapias génicas de curar enfermedades. Sin embargo, la dura realidad de hacerlas llegar a los pacientes ha dado lugar a crecientes llamamientos para que se modifique la forma en que las terapias génicas se cotizan, se pagan y se comunican al público.

Las terapias celular y génica suelen ir de la mano porque ambas son tratamientos que pretenden tratar, prevenir o incluso curar enfermedades modificando procesos a nivel celular o genético. La terapia celular introduce células (que pueden estar genéticamente alteradas) en el organismo del paciente para restaurar funciones o combatir enfermedades.

En la terapia génica se introduce un gen funcional o se corrige un gen defectuoso para restablecer la función celular normal. Para añadir o sustituir genes, muchas terapias utilizan un vector vírico para transportar material genético al interior de las células. Crispr-Cas9 es una tecnología utilizada para la edición de genes.

Captar los costes reales

Las terapias génicas están ampliamente consideradas como un cambio de paradigma en medicina. Mediante la modificación o sustitución de genes o la alteración de su expresión, a menudo con una sola infusión, las terapias génicas ofrecen la posibilidad no sólo de tratar, sino de curar enfermedades hereditarias mortales.

Sin embargo, uno de los mayores obstáculos a los que se enfrentan estas terapias es cómo fijar el precio y pagar por esas «curas» únicas. En enero, la terapia génica Hemgenix vendida por la empresa estadounidense CSL Behring para la hemofilia B se convirtió en la terapia individual más cara reembolsada por las aseguradoras sanitarias en Suiza, con 2,7 millones de francos suizos (3 millones de dólares).

La mayoría de las terapias génicas comercializadas son para enfermedades raras, es decir, que afectan a una pequeña parte de la población (en algunos países, a una de cada 2.000 personas). Las empresas argumentan que los elevados precios, a menudo de millones por paciente, son necesarios para compensar los pequeños volúmenes.

A medida que se lanzan más terapias génicas, quienes pagan, tanto las aseguradoras privadas como las autoridades sanitarias nacionales, se muestran más preocupados por su capacidad para sufragarlas. Algunas de estas entidades, sobre todo en Europa y América Latina, se han opuestoEnlace externo a los precios, en algunos casos denegando totalmente la cobertura o negociando a la baja.

La empresa Bluebird Bio, con sede en Boston, se retiró del mercado europeo después de conseguir la aprobación de tres terapias génicas en Estados Unidos y de tener dificultades para conseguir acuerdos de reembolso con los gobiernos europeos. Las tres terapias tenían un precio en EE.UU. de entre 2,8 y 3,1 millones de dólares por paciente.

«Creo que el mercado ya tiene claro que un pago único multimillonario por una terapia única no va a funcionar», afirma en un correo electrónico Daniel Parle, consultor en contratación de fármacos de Lyfegen, proveedor mundial de soluciones de gestión de precios de medicamentos con sede en Basilea.

La comunidad farmacéutica sostiene que una terapia génica no sólo salvará vidas, sino que ahorrará a las familias y a los sistemas sanitarios toda una vida de costosos tratamientos. Sin embargo, «sigue siendo difícil medir el valor real de una terapia génica con diferentes responsables, presupuestos y sistemas de seguimiento del gasto», afirma Parle.

Este valor también debe tener en cuenta el hecho de que las terapias génicas suelen requerir múltiples pruebas de *cribado, un entorno de infusión controlado y una estrecha vigilancia por parte de personal especialmente formado, todo lo cual conlleva costes. [N. del T. El cribado son aquellas actividades orientadas a la detección precoz de la enfermedad con el fin de conseguir un diagnóstico y tratamiento precoz]

A estos costes de suministro de las terapias génicas a los pacientes se suman los elevados costes de fabricación que soportan los fabricantes de medicamentos. No existe un método único para producir los vectores virales que se utilizan para introducir el material genético en la célula. La consultora mundial Roland Berger calculaEnlace externo que el coste de fabricación de una dosis podría oscilar entre 1 y 2 millones de dólares.

Sopesar riesgos y beneficios

También hay mucha incertidumbre en torno a los beneficios y riesgos de las propias terapias.

Algunas terapias génicas, como Zolgensma, vendida por la empresa suiza Novartis para la rara enfermedad neuromuscular atrofia muscular espinal, han cambiado la vida de las personas que lo padecen. En febrero, la empresa estadounidense MeiraGTx informó de que su terapia génicaEnlace externo había permitido recuperar la vista a 11 menores de edad que habían nacido sin visión.

Sin embargo, no todos los pacientes se han beneficiado en la misma medida. Los niños que recibieron Zolgensma antes de mostrar síntomas de atrofia muscular espinal tuvieron resultados mucho mejores que los que lo recibieron más tarde. Algunos también experimentaron efectos secundarios graves, como insuficiencia hepática aguda.

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Aunque la seguridad ha ido mejorando, aún queda trabajo por hacer, afirma Renac. «Otros tratamientos nuevos también pueden implicar riesgos, pero en las terapias génicas hay más en juego por su precio». Distintas entidades y personas invirtieron enormes cantidades en terapias génicas ante la promesa de curar enfermedades, sin embargo, eso también conlleva riesgos.

Otros tipos de terapias génicas que utilizan CRISPR-Cas9 cortan el ADN en un lugar específico y corrigen o insertan nuevos genes. Las voces expertas creen que eso podría permitir beneficios más permanentes para los pacientes, pero también pueden dar lugar a cambios genéticos no deseados. De momento, las autoridades estadounidenses y europeas sólo han aprobado una terapia basada en CRISPR, Casgevy, para la anemia falciforme.

Tampoco está claro cuánto duran sus beneficios. Los últimos datosEnlace externo sobre Zolgensma muestran que muchos niños mantienen los efectos conseguidos hasta una década después de recibir el tratamiento. Sin embargo, algunos grupos científicos sugieren que los beneficios de las terapias génicas podrían desaparecer a medida que las células mueren y se dividen, lo que podría obligar a los pacientes a recibir otra dosis.

Ante la incertidumbre, no todas las personas que padecen una enfermedad, por un lado, ni especialistas en medicina, por otro, han adoptado la tecnología. Para algunas enfermedades, como la hemofilia, ya existen tratamientos establecidos que pueden ser más fáciles de administrar, más baratos a corto plazo y con pruebas sólidas de beneficios a largo plazo.

«Existe cierta reticencia hacia los tratamientos nuevos y puntuales», afirmó Monika Paule, consejera delegada de la biotecnológica especializada en Crispr Caszyme, en el Sachs CEO Life Sciences Forum que tuvo lugar en Zúrich en febrero. «Sobre todo cuando existe la oportunidad de utilizar un tratamiento que es continuo y sigue permitiendo al paciente llevar una vida normal. Los pacientes suelen elegirlo porque están familiarizados con él».

Los pacientes también tienen que sopesar el hecho de que normalmente se les excluye de tomar otros tratamientos si utilizan una terapia génica – incluso si no les funciona.

«Ha sido más difícil encontrar y convencer a los pacientes sobre las terapias génicas de lo que la gente pensaba», afirma Renac. «Algunas grandes farmacéuticas las lanzaron como cualquier otro medicamento, pero las terapias génicas requieren un enfoque diferente para comprometerse con los pacientes y los profesionales sanitarios».

Soluciones a la vista

Dadas las dificultades, algunas empresas han abandonado el campo. En febrero, la empresa estadounidense Pfizer anunció que interrumpía su terapia génica Beqvez contra la hemofilia B, que ya había sido aprobada por las autoridades estadounidenses, con lo que no quedaba ningún programa activo de terapia génica en la cartera de la empresa.

La suiza Roche también ha retirado al menos tres terapias génicas de su cartera en los últimos dos años. A principios de abril, Roche y los reguladores europeos interrumpieron algunos estudiosEnlace externo de una terapia génica para la distrofia muscular de Duchenne después de que un chico de 16 años tratado con ella muriera de insuficiencia hepática aguda.

En 2023, Teresa Graham, directora general de Roche Pharmaceuticals, declaró en una conferenciaEnlace externo sobre resultados en 2023 que «desarrollar la terapia génica es excepcionalmente difícil», y que sigue habiendo dificultades para «crear un tratamiento que realmente vaya a tener el máximo impacto y sea duradero en el tiempo».

La empresa sigue invirtiendo en terapias génicas, pero de forma más selectiva. El pasado mes de octubre, la empresa de Basilea firmó un acuerdo con Dyno Therapeutics para utilizar la IA con el fin de mejorar la forma en que las terapias génicas llegan a su objetivo. Roche pagará 50 millones de dólares por adelantado a Dyno y más de 1.000 millones en pagos por hitos y cánones si los tratamientos tienen éxito.

La empresa suiza Novartis también anunció el año pasado la adquisición de Kate Therapeutics, una start-up biotecnológica fundada hace cuatro años, que cuenta con dos terapias génicas en fase inicial para trastornos musculares genéticos poco frecuentes. La operación podría alcanzar los 1.100 millones de dólares.

A medida que grupos académicos y farmacéuticos trabajan en terapias génicas más seguras y eficaces, van surgiendo algunas soluciones a los retos del mercado. La mayoría de los países y aseguradoras utilizan mecanismos de riesgo compartido en la forma de pagar las terapias génicas, según un informeEnlace externo de la empresa contratante Lyfegen publicado en marzo. En algunos casos, las aseguradoras sólo pagan un tratamiento cuando se logran determinados resultados en los pacientes.

Parle, de Lyfegen, afirma que las herramientas de seguimiento y análisis de datos, así como la IA, también ayudarán a generar una imagen completa del impacto de un determinado medicamento en el sistema sanitario en general. También se presta más atención a la comunicación y el compromiso con pacientes y equipos médicos, incluida la comprensión de temores y preocupaciones.Enlace externo

«Las terapias génicas pueden lograr resultados notables para los pacientes, pero siguen siendo arriesgadas en esta fase», afirmó Renac. «Son muy disruptivas, muy novedosas y aún arriesgadas».

Editado por Virginie Mangin. Adaptado del inglés por Carla Wolff.

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