Irán comienza un incierto año nuevo persa entre las presiones de Trump y la mala economía
Teherán, 20 mar (EFE).- Irán se dispone a comenzar un nuevo año persa lleno de incertidumbres entre las amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y una mala situación económica que alimenta el descontento popular contra una debilitada República Islámica.
El país celebra hoy el ‘Noruz’ (nuevo día), una tradición con más de 3.000 años que es la principal festividad no islámica del país que coincide con el equinoccio solar y da inicio a la primavera, y despide así el año 1403 del calendario solar zoroástrico.
Un convulso año saliente en el que murió el presidente Ebrahim Raisí en un accidente y en el que por primera vez Irán e Israel intercambiaron ataques directos, entre otros sucesos, pero además en el que Trump ganó de nuevo las elecciones estadounidenses.
Así, Teherán llega al año 1404 en medio de crecientes tensiones con Washington y la sombra de la reimposición de sanciones internacionales antes de octubre.
Amenazas de Trump
Desde su regreso a la Casa Blanca Trump ha mezclado amenazas y llamadas al diálogo acerca del programa nuclear iraní, además de advertir a Teherán por su apoyo a aliados regionales como los hutíes del Yemen.
El medio estadounidense Axios informó ayer que la carta que Trump envió a Irán la semana pasada en la que instaba al país a negociar el programa nuclear incluía un plazo de dos meses para llegar a un nuevo acuerdo, aunque no aclaró cuándo empieza la cuenta atrás.
Teherán ha afirmado que responderá a la misiva tras “una evaluación e investigación exhaustivas”, pero ha repetido en numerosas ocasiones que no negociará bajo presiones y amenazas.
El líder supremo de Irán, Ali Jameneí, afirmó que Trump invita a dialogar para poder decir que “Irán rechaza negociar” y recordó que el republicano abandonó en su primer mandato (2017-2021) el pacto nuclear de 2015.
Ese pacto limitaba el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de las sanciones y fue firmado entre Irán y Alemania, Reino Unido, China, Francia, Rusia y Estados Unidos, que lo abandonó y volvió a poner unilateralmente sanciones económicas contra Teherán.
Tras la salida estadounidense del acuerdo nuclear, Irán enriquece uranio muy por encima de lo permitido en el extinto acuerdo y ya posee 274 kilos enriquecidos al 60 % de pureza, cercano al uso militar del 90 %, según el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
Ante esto, los países firmantes del pacto tienen la posibilidad de utilizar el mecanismo de restablecimiento automático de las sanciones internacionales contra Irán antes del 18 de octubre, fecha límite del acuerdo, ante lo que Teherán ha amenazado con retirarse del Tratado de No Proliferación Nuclear.
Mientras tanto, Trump ha reimpuesto la llamada política de “máxima presión” contra Teherán y aprobado varias tantas de sanciones para paralizar la venta de petróleo del país, entre ellas contra ministro iraní de Petróleo Mohsen Paknejad y entidades que han distribuido crudo iraní a China.
La efectividad de esas sanciones está aún por ver. El país produce unos tres millones de barriles diarios y exporta sobre todo a China, que lo adquiere a precio reducido.
Subida de precios
Pero sencillamente con amenazas y las presiones Trump ya están golpeando a la economía iraní.
El día que ganó las elecciones el rial marcó un mínimo histórico frente al dólar, una situación que se ha repetido desde entonces, la última hace unos días cuanto el estadounidense advirtió a Teherán por su apoyo a los hutíes del Yemen.
Así, el dólar se cambiada a 690 riales hace cuatro meses y ahora se encuentre en 960, lo que dispara la inflación y la subida de precios en un país en el que el 27 % de la población vive con dos dólares al día.
En los últimos meses productos como el arroz y las patatas han subido un 50 y un 85 % respectivamente, lo que desestabiliza el Gobierno del presidente de Irán, Masud Pezeshkian.
Pero sobre todo alimenta el descontento entre una población extenuada tras años de crisis económicas o sociales, como las provocadas por la muerte de la Mahsa Amini tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico en 2022.
En medio de todas las tensiones, el Gobierno de Pezeshkian ha relajado la presión sobre las mujeres por el uso del velo, subido el salario mínimo un 45 % y liberado a periodistas, en lo que analistas consideran medidas para aliviar el descontento. EFE
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