Kosovo no ve a España como «enemigo», pese a lamentar que no la reconozca
Mimoza Dhima
Pristina, 15 feb (EFE).- La postura de España de no reconocer la independencia de Kosovo, como sí hacen la mayoría de miembros de la UE, no significa que se la vea como un «enemigo», asegura en una entrevista con EFE su ministra de Exteriores, Donika Gërvalla-Schwarz, con motivo del 15 aniversario de la declaración de soberanía de la exprovincia serbia, que se cumple este viernes 17.
«España no está vista en Kosovo como un país enemigo. Con España nos une una cultura común y los valores europeos comunes, nos une la historia desde la época de Skënderbej (héroe nacional albanés que colaboró con Alfonso V, rey de Aragón y Nápoles) y por eso somos conscientes de que también este último paso que tenemos que dar juntos lo podremos dar lo antes posible», señala Gërvalla.
La ministra se refiere a un posible reconocimiento de Kosovo por parte de España, uno de los cinco países miembros de la Unión Europea (UE), junto a Grecia, Rumanía, Chipre y Eslovaquia, que lo consideran aún territorio de Serbia.
Gërvalla aprecia el apoyo de España al diálogo con Serbia y a la liberación de visados con la UE.
Y también evoca la «decisión muy valiente» del español Javier Solana, una «personalidad inolvidable» para Kosovo, secretario general de la OTAN en 1999, cuando la Alianza decidió bombardear Serbia durante la guerra entre la guerrilla separatista y las fuerzas del entonces régimen autoritario de Belgrado.
Aquella intervención expulsó de facto a Serbia de la región, y acabó con la represión que venía ejerciendo Belgrado contra el movimiento separatista albanokosovar.
UN PAÍS APRECIADO EN KOSOVO
A la vez, resalta la contribución, después de la guerra, de los soldados españoles, parte de la fuerza militar multinacional KFOR, en el retorno de los ciudadanos a sus hogares.
Desde su despacho en Pristina, Gërvalla destaca la popularidad que tiene España en Kosovo, lo extendido que está el idioma, la cantidad de aficionados a equipos de fútbol españoles y la difusión de la música y de la literatura española.
«Kosovo está abierto a colaborar con España, a la que no juzgamos por el hecho de que nos reconozca formalmente o no», comenta la jefa de la diplomacia kosovar.
España permanece en posiciones más rígidas que las de Grecia, Rumanía o Eslovaquia, que sí han abierto oficinas de representación en Pristina y permiten la entrada de los kosovares dotados de visado para la zona Schengen de libre circulación europea.
La ministra afirma que no puede predecir si la propuesta de Francia y Alemania, respaldada por la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, para normalizar las relaciones con Serbia, influirá en que más países reconozcan la soberanía de Kosovo.
«Tampoco podemos pedir una garantía a la UE de que estos países reconozcan a Kosovo, porque son Estados soberanos, cuya voluntad es tan importante para nosotros como las promesas de la UE», señala.
Gërvalla recalca que, «a diferencia de los movimientos separatistas y secesionistas que han aparecido en Europa durante los últimos siglos, Kosovo no es producto de un movimiento separatista, sino de una intervención internacional para detener el genocidio» serbio.
Asegura que el diálogo iniciado en 2011 bajo mediación internacional debe llegar a un acuerdo que «no puede tener otro final que el reconocimiento mutuo» entre Serbia y Kosovo.
DESCONFIANZA HACIA SERBIA
El desafío es cómo llegar a este acuerdo, dado que Serbia, señala, «se olvida de las promesas al salir de la sala» de negociaciones.
«No es que no tengamos confianza en el nuevo plan (franco-alemán), sino que no tenemos confianza en la voluntad y disposición de Serbia para firmar un acuerdo y cumplirlo», dice.
Además, afirma tener la certeza de que Rusia, aliada estrecha de Serbia, es la «fuerza motriz» de todos los procesos desestabilizadores, no solo en Kosovo, sino también en Bosnia-Herzegovina, Montenegro y, últimamente, en Macedonia del Norte.
En relación con la asociación de municipios de mayoría serbia, que daría a esta minoría cierta autonomía, la ministra afirma que el Tribunal Constitucional ha determinado que el acuerdo de 2013 con Serbia, en el que se estableció la creación de esa institución, viola la Carta Magna kosovar.
«La violación de la Constitución de nuestro país no puede ser una solución, porque algo así no se le puede pedir nunca a un gobierno».
Además, recuerda el temor de que la creación de esa asociación de municipios acabe siendo una «segunda República Srpska», la entidad serbia autónoma de Bosnia que lleva años amenazando con separarse del resto del país.
Gërvalla apunta que la Constitución de Kosovo otorga «derechos incomparables» a las minorías y que lo que hace falta es «una mejor integración de todas las minorías en Kosovo y no una segregación». EFE
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