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Un año después de la explosión de Beirut aún queda mucho por reconstruir

Noemí Jabois

Beirut, 3 ago (EFE).- Al cumplirse mañana un año de la explosión de Beirut, la mayoría de las viviendas que sufrieron daños estructurales están aún sin reconstruir, al igual que importantes elementos de la infraestructura pública que amenazan con provocar una crisis de desechos sólidos si no son rehabilitados.

El 4 de agosto de 2020 cientos de toneladas de nitrato de amonio almacenados durante seis años sin custodiar en el puerto de la capital libanesa se incendiaron y poco después explotaron, causando más de 200 muertos, 6.500 heridos, 300.000 desplazados y una gran destrucción en la ciudad.

Unos 9.700 edificios quedaron dañados o destruidos, según estimaciones de la ONU.

La reconstrucción debe avanzar ahora en medio de un agravamiento de la crisis económica iniciada en 2019, una de las peores a nivel mundial en más de siglo y medio, y que en las últimas semanas ha dejado al Líbano sin apenas electricidad o combustible.

LAS VIVIENDAS MÁS GOLPEADAS, SIN REHABILITAR

Según el último informe del Sector Humanitario de Refugio, encabezado por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Programa de la ONU para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat), ya se han rehabilitado casi todas las viviendas con daños «menores», como cristales rotos o puertas reventadas.

Este tipo de impacto se registró en inmuebles ubicados en un radio de unos cinco kilómetros desde el epicentro de la tragedia, explicó a Efe el jefe de la Unidad de Planificación Urbana y Diseño de ONU-Hábitat en el Líbano, Elie Mansour, al desgranar las conclusiones del informe publicado el pasado febrero.

En el caso de los 1.172 inmuebles residenciales evaluados recientemente por el Sector Refugio en áreas «socioeconómicamente vulnerables» a entre 0 y 2 kilómetros del puerto y que quedaron afectados de forma «moderada», como con tabiques caídos, se han completado las obras en entre un 60 % y un 70 % de los casos.

Sin embargo, el proceso de reconstrucción de las residencias que sufrieron daños estructurales, catalogados como «severos», ha sido «muy lento» y solo alrededor de un 10 % de los 1.093 edificios con estas características evaluados en dicho radio han sido rehabilitados, detalló Mansour, citando el estudio.

Por otro lado, las agencias de la ONU, las ONG y la sociedad civil han rehabilitado diversos colegios, hospitales, clínicas y otras estructuras, de entre las que los edificios patrimoniales se llevaron la peor parte.

«Los edificios patrimoniales no están diseñados para aguantar ningún tipo de fuerza lateral, en particular terremotos, las fuerzas del viento o, en nuestro caso, la explosión», precisó el ingeniero.

ANTE UNA CRISIS DE BASURA

En el plano de las infraestructuras públicas, los daños a la red de agua fueron «mínimos», pero no ocurrió lo mismo con el sistema de alcantarillado, pues la onda expansiva de la explosión también se propagó «bajo tierra».

«Fue bajo tierra e hizo salirse todas las pesadas tapas de las alcantarillas, así que te puedes imaginar lo que pasó con las tuberías. Desde entonces nadie ha llevado a cabo ningún sondeo, ninguna evaluación, nadie ha abierto las alcantarillas para ver qué pasó en la red», afirmó el jefe de la unidad de ONU-Hábitat.

Mansour considera un «milagro» que no se registrasen inundaciones el pasado invierno, al tiempo que aplaudió la decisión de las autoridades capitalinas de limpiar de escombros las canaletas de agua de lluvia antes de la temporada de precipitaciones.

Al experto le preocupa en especial la rehabilitación de dos puntos de clasificación y reciclaje de residuos que «se ocupaban de la mitad de los desechos sólidos de Beirut».

Sin estas instalaciones de reciclaje, casi todos los residuos que produce la urbe acaban en vertederos, a su vez cercanos a la saturación y con pocas posibilidades de expansión, en un país que ya ha sufrido en el pasado serios problemas por el manejo de su basura.

«Estamos a las puertas de una crisis de desechos sólidos si no se emprenden acciones para rehabilitar las instalaciones de clasificación», alertó Mansour.

AMIANTO EN PLENA CIUDAD

Las toneladas y toneladas de escombros generadas por la explosión han empeorado todavía más el problema de los residuos y en algunos casos estos restos suponen incluso un peligro para la salud pública.

Según el experto de Naciones Unidas, la mayoría de las casas antiguas de Beirut tiene láminas corrugadas en el techo y tuberías para el agua de lluvia hechas de un material que contiene amianto, un componente que puede causar cáncer al ser inhalado.

Varios puntos designados en la ciudad para el almacenamiento de los escombros contienen en la actualidad desechos contaminados con amianto, reconoció.

En el marco de la iniciativa «Escombros a las Montañas» de ONU-Hábitat, se están preparando ya medidas correctivas a corto plazo para los residuos contaminados por asbestos del principal punto de almacenamiento y soluciones a largo plazo para los de la construcción y demolición. EFE

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