Líbano e Israel entran en la cuenta atrás con una invasión por terminar y mucho por hacer
Noemí Jabois
Beirut, 24 ene (EFE).- Todas las miradas están fijas este viernes en las áreas libanesas aún ocupadas por Israel a falta de tan solo dos días para que expire el acuerdo de alto el fuego, entre temores a que las tropas israelíes no completen su retirada dentro de plazo y con mucho aún por hacer por ambas partes.
El grupo chií libanés Hizbulá advirtió el jueves contra un aplazamiento del repliegue israelí, mientras el Gobierno israelí ha filtrado a los medios la supuesta negociación de una prórroga con Washington, mediador del pacto.
El Estado judío busca una extensión de 30 días bajo el argumento de los pocos avances en el despliegue del Ejército libanés en el sur el Líbano, la principal tarea de su contraparte.
Estas son algunas claves para entender los entresijos del cese de hostilidades que el pasado 27 de noviembre puso fin a más de un año de conflicto entre Israel y el grupo chií libanés Hizbulá, y a dos meses de una cruenta ofensiva israelí contra el Líbano:
1. El acuerdo
Basado en la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que ya puso fin a la anterior guerra de 2006, el pacto establece un plazo de 60 días para que las tropas israelíes se retiren de las áreas libanesas ocupadas durante su invasión iniciada el 1 de octubre y para que Hizbulá abandone la franja fronteriza.
Paralelamente, el Ejército libanés debe reforzar su presencia en esa región comprendida entre la divisoria de facto y el río Litani, que es también el área de operaciones de la misión de paz de la ONU en el Líbano (FINUL), su socio para garantizar que no haya armas allí en manos de actores no estatales.
2. Implementación
Pese a que durante los casi 18 años transcurridos desde el conflicto de 2006 las partes habían fracasado en la implementación de la resolución 1701, esta vez acataron una lenta puesta en práctica de sus obligaciones, supervisadas por un comité liderado por Estados Unidos y con participación de Francia.
El proceso comenzó a acelerarse en el segundo mes, con la retirada de Israel de casi todo el sector oeste y el consecuente despliegue del Ejército libanés en los puntos que este iba abandonando.
Para mediados de enero, las Fuerzas Armadas Libanesas (LAF) estaban presentes en más de 90 ubicaciones al sur del río Litani, frente a apenas una decena en el momento de la entrada en vigor del acuerdo siete semanas antes, según datos de Naciones Unidas.
3. Violaciones del pacto
Pese a los avances, el Ejército israelí ha seguido detonando casas, quemando terrenos agrícolas y demoliendo túneles en las áreas en las que aún está presente, mientras sus cazas y drones sobrevuelan el espacio aéreo libanés a diario e incluso perpetran algunos bombardeos esporádicos.
«Las constantes violaciones terrestres y aéreas israelíes, sobre todo la detonación de viviendas y destrucción de aldeas fronterizas, contradicen totalmente el acuerdo de alto el fuego», denunció este mismo fin de semana el presidente del Líbano, Joseph Aoun.
Del lado libanés, en estos casi dos meses, la FINUL ha hallado alrededor de 120 alijos de armas y munición pertenecientes a Hizbulá y otros grupos dentro de su área de operaciones.
4. El estatus de Hizbulá
La formación chií se unió el jueves al coro de voces que han estado demandando la completa retirada israelí antes del domingo, avisando de que un aplazamiento no será «aceptable» y urgiendo al Gobierno libanés a que ponga presión sobre los países garantes del alto el fuego para evitarlo.
Hizbulá llega al final de los 60 días muy diezmado militarmente tras la ofensiva israelí del pasado otoño, habiendo perdido a un aliado clave con el derrocamiento del régimen de Bachar al Asad en Siria y en desventaja política en casa tras el reciente nombramiento de nuevos dirigentes a los que no apoyaba.
Los nuevos presidente del Líbano, Joseph Aoun, y primer ministro, Nawaf Salam, han insistido públicamente en la importancia de no permitir armas en manos ajenas al Ejército, una estipulación de la resolución 1701 que durante años se había ignorado en muchas esferas en favor de Hizbulá.
5. La disyuntiva de la permanencia israelí
Las próximas 48 horas determinarán si Israel se queda o se va, una disyuntiva in extremis que algunos expertos ya veían venir desde el inicio citando las ansias expansionistas israelíes o el interés en marcar terreno ante la expansión del programa nuclear de Irán, el mecenas de Hizbulá.
Además, tras la caída de Al Asad en diciembre, el Estado judío desplegó a sus tropas en la zona desmilitarizada siria, que termina en la triple frontera con el Líbano y conecta con el sector este de la franja meridional libanesa donde se concentra el remanente de sus soldados.
La postura de la nueva Administración de Donald Trump será clave para que Israel mantenga o no más allá del domingo el control de esa línea estratégica, y algunos temen que aún haya margen para nuevos desarrollos mientras el presidente estadounidense se asienta en la Casa Blanca. EFE
njd/rsm/jlp