La «ambigua y pragmática» España franquista que reconoció la independencia de Argelia

Laura Fernández Palomo

Argel, 5 jul (EFE).- Meses después de que Argelia declarara su independencia, un 5 de julio como hoy pero de 1962, la España franquista envió en diciembre su primera legación tras una «contradictoria» política entre aspiraciones imperialistas en el norte de África y la necesidad de salir del aislamiento internacional.

Una diplomacia «ambigua y pragmática», resumió en declaraciones a EFE el catedrático de la Universidad Pompeu Fabra, Eloy Martín Corrales, que esta semana desgranó en el Instituto Cervantes, de la localidad argelina de Orán, la política exterior española en el Magreb desde el siglo XVI.

Martín Corrales explicó este devenir histórico en la conferencia «España ante la Independencia de Argelia», que el país magrebí conmemora este viernes. También, el próximo 1 de noviembre celebrará 70 años del inicio de la guerra argelina de liberación contra la colonización francesa, que el mismo régimen franquista apoyó con envío de armamento al Frente de Liberación Nacional (FLN).

Las aspiraciones imperialistas en el Magreb

Para Martín Corrales, hay que remontarse a 1505 para comprender la posición de España, con la expansión ibérica por el norte de África «que llega a conquistar 31 plazas entre el atlántico marroquí y Trípoli (Libia)».

Su progresiva retirada hasta las cesiones de Orán y Mazalquivir en 1792, dejó en la mentalidad española, sobre todo en las élites, la idea de un fracaso en sus aspiraciones de expansión que creció con el inicio de la colonización francesa de Argel en 1830.

«Francia despierta admiración, envidia y también pesar entre la élite porque eso lo podía haber hecho España», consideró Martín.

El sentimiento que desde entonces prevaleció fue que «la deseada expansión española debería hacerse siempre contra Francia».

Prioridad, salir del aislamiento internacional

Arrinconado por su colaboración con el nazismo, Franco buscaba una integración en la comunidad internacional, especialmente con una alianza con EE.UU, «para nada partidario del concepto de colonialismo (europeo) del siglo XIX, pasado de moda».

Al mismo tiempo, libros como «Reivindicaciones de España» de Areilza y Castiella, que aborda la extensión del territorio hasta el río Senegal, reflejaban las aspiraciones de determinadas familias franquistas: «Los falangistas eran la voz de este imperialismo».

Pero Franco insistía en salir del aislamiento y otra de las vías fue el establecimiento de alianzas con países árabes y de América Latina, con los que jugaba la baza del anticolonialismo moderado: «una contradicción y pragmatismo».

Además, el régimen estaba preocupado por la importante colonia de exiliados republicanos asentada en Argelia y «cuando estalla la guerra de liberación en 1954, mostró simpatías por el FLN a quienes llegaban cargamentos de armas desde Barcelona y Cartagena». Al tiempo, ayudaba a los nacionalistas marroquíes que luchaban contra el colonialismo francés.

Otro acuerdo «oportunista» fue la colaboración con Francia: limitar el apoyo al FLN a cambio de que París contuviera las actividades del exilio español. Francia prohibirá la prensa socialista, anarquista y comunista.

Con la llegada a la presidencia francesa de Charles De Gaulle, este vuelve despertar una nueva simpatía entre el régimen que irá en aumento; y una nueva «contradicción».

Existe también la ayuda de España a colonos franceses como muestra la fundación de la Organización del Ejército Secreto (OAS) en Madrid, recordó Martín Corrales.

Pero entrando en 1961 y 1962, año de la independencia argelina, el régimen franquista se convierte definitivamente en partidario de la descolonización francesa para Argelia independiente.

«El régimen ha jugado todas las cartas», concluyó el profesor sobre el pronto reconocimiento diplomático de Argelia por la España franquista. EFE

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