La última muerte de Abubakar Shekau, el líder de Boko Haram
María Rodríguez
Dakar, 11 jun (EFE).- El líder del grupo yihadista nigeriano Boko Haram, Abubakar Shekau, está muerto. O, al menos, eso creen los analistas después de que Abu Musab Al Barnawi, jefe del Estado Islámico de la Provincia de África Occidental (ISWAP, por sus siglas en inglés), lo confirmara el pasado día 5 en un mensaje interno.
Su fallecimiento a los 48 años, tras detonar su chaleco con explosivos al no aceptar rendirse después de que esa escisión rival irrumpiera en su feudo del bosque de Sambisa (noreste de Nigeria), se ha anunciado ya en seis ocasiones desde 2009, pero en cinco de ellas ha «resucitado».
No obstante, consultado por Efe, Murtala Abdulahi, redactor del portal informativo nigeriano HumAngle, que publicó en primicia el mensaje de audio de Al Barnawi, considera que «los informes anteriores sobre la muerte de Shekau son diferentes a este» y que también son distintas las circunstancias, la fuente y las partes involucradas.
El terrorista de Boko Haram fue dado por muerto en 2009, 2013 y 2016 por el Ejército nigeriano.
En 2014, el Ejército nigeriano volvió a hacer lo propio respaldado por las Fuerzas Armadas de Camerún, y en 2015 lo declaró muerto el expresidente de Chad Idriss Déby; afirmaciones que Shekau se encargó de negar en audios y vídeos, a menudo con tono de burla.
«Pienso que es cierto (la muerte del líder yihadista) porque no es su costumbre contar cualquier cosa y, sobre todo, porque la declaración no es pública y oficial, es un audio interno con la voz de Al Barnawi en el cual describe lo que le sucedió a Shekau», explica a Efe Wassim Nasr, periodista de France 24 y experto en yihadismo.
Idayat Hassan, directora del laboratorio de ideas nigeriano Centro para la Democracia y el Desarrollo (CDD), señala a Efe que, por el momento, «no se ha hecho ninguna declaración contraria de su grupo o sus seguidores» al audio del ISWAP, pero que tampoco hay que olvidar que «la afirmación aún no ha sido confirmada por las autoridades nigerianas».
DESPIADADO Y BRUTAL
Shekau, a quien se ha calificado de despiadado, brutal, sanguinario, imprevisible, extremista y loco, entre otros adjetivos, comenzó a liderar Boko Haram en 2009, tras la muerte bajo custodia policial del fundador y líder del grupo, Mohammed Yusuf.
A pesar de que Boko Haram fue creado en 2002 y su objetivo eran las fuerzas del Estado, bajo la dirección de Shekau el grupo se conoció internacionalmente en 2014 con el secuestro de 276 niñas en una escuela de Chibok, en el estado de Borno (noreste de Nigeria), y dio un giro radical atacando también a los civiles y expandiendo los atentados a los países vecinos de Níger, Chad y Camerún.
«El longevo líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, representa la línea dura del yihadismo, no puede alinearse ni con Al Qaeda ni con el Estado Islámico (EI)», opina Hassan.
«Hasta el final -agrega-, Shekau fue despiadado y brutal en su enfoque», que hizo que el grupo terrorista se convirtiera en el más activo y letal de África occidental, pues ha asesinado a más de 35.000 personas y ha causado más de dos millones de desplazados.
En 2015, Shekau juró lealtad al EI y el grupo cambió su nombre a ISWAP, pero debido a su brutalidad, el EI decidió destituirlo en 2016 y nombró como líder a Al Barnawi, hijo mayor del fundador y hasta entonces portavoz del grupo, creándose dos facciones: Boko Haram e ISWAP.
ESCENARIOS POSIBLES
Tras la muerte de Shekau, los analistas barajan dos principales escenarios: que el grupo se desintegre y los hombres del líder caído juren lealtad al ISWAP o que sigan luchando hasta el final con o sin líder.
Para Hassan, debe tenerse en cuenta que hay «organizaciones terroristas que se fortalecen tras la muerte de su líder carismático», y también que el grupo podría reestructurarse para armonizarse y volver con una nueva estrategia de ataques.
En cualquier caso, todos los expertos consultados consideran que estas circunstancias dan fuerza al ISWAP, que ya contaba con más hombres y medios que Boko Haram.
«La muerte de Shekau y la invasión del bastión de Boko Haram repercutirán en la trayectoria del conflicto y también supondrán un alivio para algunos civiles que estaban bajo la constante amenaza de Boko Haram», considera Abdulahi.
No obstante, añade, «la situación también permite al ISWAP acceder a determinadas zonas, lo que supone un riesgo para las fuerzas de seguridad y los agentes humanitarios».
Y es que, como apunta Nasr, «los objetivos del ISWAP son militares, están más organizados y es un ejército, entre comillas, profesional».
«Eso era lo que debía aplicar Shekau en 2015 al unirse al EI, más que niños kamikaces, ataques contra musulmanes…-concluye Nsar-, pero eso no quiere decir que sean amables, aunque no tienen la misma manera de actuar, atacan a ONG y cristianos». EFE
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(audio) (Recursos de archivo en www.lafototeca.com cód.: 12946222, 9926335, 9499752 y otros)
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