La autora Najat El Hachmi duda de que el feminismo sin laicidad sea posible
Rabat, 7 oct (EFE).- La escritora hispanomarroquí Najat El Hachmi, ganadora del Premio Nadal 2021, duda de la posibilidad de llegar a la igualdad de género en el mundo musulmán sin que sus estados se desvinculen de la religión y considera que el feminismo islámico solo es otra cara del machismo.
La autora de «El último patriarca» y «El lunes nos querrán», nacida en Marruecos, desde donde se trasladó a España con 8 años, participó en un debate celebrado en el Instituto Cervantes de Rabat dedicado al islam y las mujeres.
Hachmi, que cursó sus estudios universitarios en Barcelona, opinó que en el feminismo islámico no se cuestionan temáticas consideradas básicas para la libertad de las mujeres como la poligamia, la herencia igualitaria y la libertad sexual.
«La libertad sexual es una de las libertades fundamentales de cualquier ser humano y lo que no podemos tener es un feminismo limitado» que reivindica, dijo, los derechos de forma selectiva «para no perjudicar a la religión», al tiempo que tachó al feminismo islámico de «machista».
El feminismo islámico «no se sostiene», en su opinión, porque existen versículos en el Corán que afirman específicamente que el hombre está por encima de la mujer. «Eso es algo que está ahí y que no se puede negar».
Para Hachmi, el estado laico es la única vía para sacar a las mujeres musulmanas de su situación actual, proporcionar libertad a todos los ciudadanos y construir una sociedad igualitaria.
«Esa separación entre lo religioso y lo político es esencial por una razón sencilla: dentro de una sociedad tenemos derecho a escoger si somos creyentes o no, pero si la norma general que organiza esa sociedad es religiosa, no tengo esa libertad. Ya han decidido por mi que soy musulmana», concluyó.
Las mujeres musulmanas que viven en Occidente, dijo, no se atreven a denunciar su situación porque los discursos racistas instrumentalizan esas denuncias para justificar sus postulados.
«Muchas veces, a las hijas de la emigración saber de la existencia de este discurso nos ha hecho callar, porque no queremos añadir otro elemento para ser discriminadas», subrayó.
Y lamentó que existan algunos sectores políticos en Europa que «han decidido que las mujeres que venimos de familias musulmanas somos, por encima de todas las cosas, musulmanas».
En el debate, la profesora marroquí Fatiha Benlabbah reprochó a Hachmi falta de exactitud al hablar de la mujer marroquí. «A través de tus entrevistas y escrituras das una imagen negativa de la mujer marroquí y de Marruecos. Te preguntan si puedes volver a Marruecos, y respondes: ¡Me da pánico!», afirmó.
Hachmi señaló que la misión de una escritora no es dar una imagen buena de un país sino representar el sufrimiento de las personas. Y agregó: «Yo no voy a hablar de una imagen folclórica de Marruecos».
Se preguntó entonces si el escritor tangerino Mohamed Choukri dio una percepción buena de Marruecos cuando habló de un padre violento, violador y asesino. «¿Por qué somos las mujeres las que tenemos que callar?».
En el debate participaron también la socióloga Rajae El Khamsi, que consideró que la escritora alimenta los argumentos islamófobos de la extrema derecha europea y victimiza a la mujer musulmana, y el también sociólogo marroquí Abdesamad Dialmi, quien insistió sobre la necesidad de distinguir entre el islam como texto coránico y el islam como sociedad musulmana diversificada. EFE
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