La brasileña Muylaert lleva a la Berlinale un homenaje a la fortaleza de las mujeres
Elena Garuz
Berlín, 16 feb (EFE).- La directora brasileña Anna Muylaert está en la Berlinale con su filme ‘A melhor mãe do mundo’, una historia sobre una madre que lucha por sus hijos y una mujer negra cuya fuerza es mayor que su sufrimiento y que simboliza a todas las mujeres y los abusos a los que deben enfrentarse a diario.
En entrevista con EFE este domingo, la realizadora explica que esta película responde a su deseo de hablar de la fuerza de la mujer frente a tantas formas de abuso.
Aunque es directora de cine y está en una posición muy privilegiada en la sociedad, sufre muchos abusos de todo tipo y siente que su vida es dura y que está cansada, dice.
«Así que quería hablar de ello y crear un personaje inquebrantable. Por supuesto que sufre, por supuesto que todo es difícil, pero su fuerza es mayor», dice, al referirse a la protagonista del filme.
Para escapar de una relación abusiva, la recolectora de basura Gal mete a sus dos hijos pequeños, Rihanna y Benin, en la parte superior de su carro de recogida de basura y cruza São Paulo rumbo a casa de su prima, donde espera encontrar algo de seguridad. A sus hijos les cuenta que emprenden una gran y emocionante aventura.
Ya en casa de su prima, son recibidos calurosamente, pero lo que se suponía que debía ser un refugio seguro pronto se convierte en una trampa, de la que decide escapar, por su seguridad y por el futuro de sus hijos.
Según Muylaert, no sólo en Brasil, pero en todo el mundo, las mujeres son educadas para ser débiles y obedecer.
Poesía sobre la desobediencia
«Creo que estoy creando una poesía sobre la desobediencia. Es una forma de hacer cine y también de aprender a vivir», afirma la cineasta, que lamenta que su madre nunca la defendiera de los arranques violentos de su padre.
Explica que se crió en una familia muy patriarcal, con un padre muy agradable, pero que de repente empezaba a gritar y a tirar cosas, algo que la asustaba mucho.
Su madre, en lugar de defenderla, argumentaba que no era nada, que su padre sólo estaba cansado y que no le diera importancia.
«Fue algo muy malo toda mi vida, de manera que todavía estoy batallando con ello. Así que quería hacer realidad mi sueño a través de una película. Quería una madre que defendiera a los niños de la violencia, en este caso no del padre, sino del marido», y «no quería una víctima, quería una luchadora», señala.
Respecto a Shirley Cruz, que interpreta a Gal, la realizadora subraya que es una persona muy fuerte con mucho respeto por sí misma.
«Creo que las mujeres negras en Brasil, por vivir una situación muy difícil, mucho más difícil que las mujeres blancas, aprenden más rápido o tienen que aprender más rápido cómo defenderse. (…) Así que ser su amiga me enseñó mucho», afirma.
Principal herramienta, la autoestima
Cruz destaca que la principal herramienta que le dieron sus padres es la autoestima.
«Me enseñaron a pensar que soy estupenda y realmente pienso que soy maravillosa», añade.
Explica que está casada con un noruego y que la hija que tienen no parece negra, pero le inculca que es genial, que es maravillosa y pone en su hija el mismo trabajo que sus propios padres pusieron en ella.
«Así que sigo diciéndole a mi hija: ‘Vienes de un útero negro’. Sé que soy negra. Sé que soy una mujer. Así que existe esta discriminación», señala.
Respecto a su personaje, afirma que «en primer lugar, todas las mujeres son Gal, todas, y después están las capas de clase, de raza, y eso endurece a las personas».
Por otra parte, agrega, existe una especie de noción extendida de que todas las mujeres negras son pobres, pero ella no es pobre, viene de una familia de clase media, no viene de una favela, aunque tiene amigos que viven en favelas, fue a una escuela privada y viene de las afueras de la ciudad.
En ese sentido, añade, ella no es Gal, sino una actriz que empezó su carrera hace 25 años. FE
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