La Cinemateca Uruguaya recupera la «libertad» pospandemia de su festival
Concepción M. Moreno
Montevideo, 12 abr (EFE).- Cuatro décadas separan al Uruguay de 1982, que, con los derechos individuales restringidos por la dictadura (1973-1985), organizó su primer Festival Cinematográfico Internacional, del de 2022; sin embargo, tras la pandemia, la sensación de «recuperación de libertad» es comparable.
En los años 70 y 80 del pasado siglo, cuando estaban prohibidas las reuniones de más de tres personas en el país suramericano, hacer fila en la puerta de la Cinemateca Uruguaya, en Montevideo, era un símbolo de resistencia frente al régimen antidemocrático.
En 2020, la llegada de la covid-19 obligó primero al cierre de su sede y, después, a la reducción de aforos en las salas y las dificultades para viajar de los invitados extranjeros, lo que impidieron que las dos últimas ediciones del certamen se celebraran con normalidad.
Por ello, la Cinemateca Uruguaya, aunque con salvedades, apela a aquel oscuro pasado para emocionarse con esta 40ª edición del certamen que, desde este miércoles y hasta el 24 de abril, exhibirá 170 películas de 50 países en 6 salas de Montevideo, además de un apartado especial para transmisión en su plataforma digital.
40 AÑOS DE FESTIVAL
Según explica en entrevista con la Agencia Efe su coordinadora, Alejandra Trelles, el festival nació en abril de 1982, en un momento en que «todas las libertades de los ciudadanos estaban cercenadas» y el certamen ya «era un lugar de encuentro y de libertad en medio de ese panorama que era tan triste».
«Y es, un poco, lo que sucedió en las dos ediciones anteriores, por distintas razones, por supuesto. Ahora es como la recuperación de la libertad que nos permite recibir a todas estas personalidades del cine y que los espectadores llenen las salas», agrega con expectación.
La película «Avec amour et acharnement», de la francesa Claire Denis -Oso de Plata a la Mejor Dirección en la Berlinale 2022-, abrirá un festival que se clausurará con «El empleado y el patrón», última creación del uruguayo Manuel Nieto Zas, exhibida en Cannes y en San Sebastián, y que tendrá a Suiza como país invitado.
El realizador helvético Nicolas Wadimoff será una de las estrellas invitadas y participará en coloquios con los espectadores que acudan a ver alguna de los seis filmes suyos que se proyectarán.
«Elegimos un director que nos parece una de las voces más interesantes del cine contemporáneo», comenta Trelles, quien apunta que sus creaciones, tanto documentales como ficciones, «están atravesadas por lo histórico y lo político».
También acudirá a Uruguay la directora turco-suiza Ufuk Emiroglu para presentar su filme «Mi padre, la revolución y yo» (2013), sobre el que debatirá con el público asistente.
«Después vamos a tener en las distintas secciones tanto directores consagrados como descubrimientos de este festival, como hacemos siempre», comenta Trelles, quien recuerda que el certamen de Cinemateca «es una mezcla» de hallazgos propios y otros de los grandes certámenes internacionales, como los ya mencionados, Venecia o Locarno.
Siete secciones de competición (largometraje internacional y largometraje iberoamericano; producciones sobre derechos humanos; nuevos realizadores; cine infantil y juvenil; y cortometrajes nacionales e internacionales) integran la cartelera.
SIETE DÉCADAS DE AMOR POR EL CINE
La Cinemateca celebra con este festival su 70º cumpleaños, ya que nació en 1952, cuando Uruguay era conocido en todo el mundo como «la Suiza de América».
«En Uruguay se vendían en esa época 19 millones de entradas al cine -para una población de 800.000 personas en Montevideo, aproximadamente la mitad de la actual-, cuando el fútbol no llegaba ni cerca de eso; de modo que era una necesidad tener un archivo fílmico en el Uruguay», explica Trelles.
Después de varias sedes céntricas en la capital uruguaya, hoy ocupa un moderno edificio en la Ciudad Vieja -casco histórico- con varias salas de exhibición, vecino al Teatro Solís, donde este miércoles se inaugura el festival.
«La Cinemateca es un bastión de la cultura, es un lugar de encuentro, un foro del cine y, además, lo que busca es trascender lo cinematográfico», concluye la coordinadora del certamen, que, además de la exhibición en vivo, incluirá una programación ‘en línea’ por su plataforma Más Cinemateca para quienes estén fuera de Montevideo. EFE
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