La economía israelí precisa a los trabajadores palestinos, afirma un líder empresarial
La patronal israelí se muestra «generalmente a favor» de la readmisión de trabajadores palestinos residentes en los territorios ocupados, que perdieron sus permisos laborales tras el sangriento ataque de Hamás del 7 de octubre, afirmó un representante empresarial.
El presidente de las cámaras de comercio binacionales en Israel, Dan Catarivas, aboga por un «verdadero debate» sobre esta cuestión que tiene graves consecuencias para la economía israelí, donde sectores enteros como la construcción dependen de la mano de obra palestina.
Unos 120.000 palestinos, en su mayoría de Cisjordania ocupada, tenían permisos para trabajar en Israel antes de la guerra en la Franja de Gaza. Tras el ataque del 7 de octubre que desencadenó la guerra, el gobierno los canceló.
Más de cinco meses después, solo entre 8.000 y 10.000 palestinos han sido autorizados de nuevo a trabajar en Israel.
Esta situación causa «una crisis económica y social sin precedentes en los territorios palestinos ocupados», según un informe publicado esta semana por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que prevé una explosión de la tasa de desempleo este año a 45,5% en estos territorios, contra 30,7% en 2023, si la guerra se prolonga.
PREGUNTA: ¿Cómo afecta la falta de mano de obra palestina a la economía israelí?
RESPUESTA: «Los dos sectores más afectados son la construcción y, en menor medida, la agricultura, que empleaba temporeros.
La gran mayoría de los trabajadores palestinos -unos 80.000 de los 120.000- que venían a trabajar en Israel estaban empleados en obras. Hoy se habla de una desaceleración de casi 50% de la actividad en este sector. Pero también hay una gran carencia en lo que llamamos empresas «esenciales» como la alimentación, los productos farmacéuticos y el mantenimiento de infraestructuras de saneamiento. Se presiona al gobierno para que trate de facilitar el regreso de los trabajadores palestinos a estas empresas, y se consiguió un pequeño número de permisos de trabajo. La economía israelí superó muchas crisis y siempre demostró resiliencia. Pero habrá que financiar el coste de la guerra. Y tomar las decisiones».
P: ¿Qué quiere decir con eso?
R: «El problema es que el gobierno no toma realmente decisiones. ¿Cuánto durará la suspensión de los permisos para los trabajadores palestinos? ¿Será a corto plazo, a largo plazo, indefinidamente? No hay respuesta. ¿Cuál es la alternativa? Nos dijeron que se desarrollará la llegada de trabajadores extranjeros de India, Sri Lanka o Filipinas. Pero los procesos son muy lentos, y siguen pendientes cuestiones como la vivienda o las normas de contratación. No hay una verdadera reflexión. Alguien en Israel se preguntó: ¿si se quiere contar con 150.000 trabajadores extranjeros para sustituir a la mano de obra palestina, es ésta la fórmula correcta? No hay debate sobre las consecuencias que esto puede tener para Israel, ni para los palestinos ni para la región».
P: ¿Cuál es el estado de ánimo de los empleadores israelíes?
R: «Hay una gran crisis de confianza entre israelíes y palestinos. Los empleadores israelíes no esperaron a las medidas gubernamentales para suspender el empleo de los palestinos. Pero, en última instancia, es una cuestión de realismo. La economía israelí ve una ventaja en la mano de obra palestina. Para nosotros, la mejor fórmula no es traer mano de obra extranjera, es costosa y complicada. Hay que encontrar una fórmula que tenga en cuenta las necesidades de seguridad, pero creo que la mayoría de los empresarios están a favor de la reintegración de los trabajadores palestinos. La situación actual no puede durar para siempre. Me preocupa lo que está sucediendo en los territorios palestinos. El desempleo aumentará y eso no es bueno».
P: ¿Qué cambió el 7 de octubre para la economía?
R: «Yo soy una de las personas que creen que la mayoría de los palestinos quiere trabajar, enviar a sus hijos a la escuela, y que no se levantan cada mañana con la idea de destruir Israel. Pero la verdadera pregunta que se plantea hoy, después del 7 de octubre, es: ¿se puede hacer avanzar un diálogo, una coexistencia a través de la economía? Este concepto fue puesto en peligro. Creo que esta es la gran discusión que debemos tener hoy. ¿Cómo encontrar una manera de vivir uno al lado del otro y trabajar con el otro para el beneficio de ambas partes».
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