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La Eurocámara, ante la decisión salomónica del acuerdo con Cuba

La eurodiputada socialdemócrata española Elena Valenciano habla en una rueda de prensa en La Habana, el 8 de enero de 2015 afp_tickers

¿Confirmar el acercamiento a Cuba o mantener una posición firme sobre el respeto a los derechos humanos? El Parlamento Europeo busca conjugar ambas posiciones frente a la oposición de disidentes cubanos, muchos de ellos premiados por esta misma institución.

«Este acuerdo ya ha sido firmado (…) No se puede abrir la puerta con una mano y cerrarla con otra», subrayó esta semana en un debate la eurodiputada socialdemócrata española Elena Valenciano, ponente de este acuerdo sobre el que la Eurocámara tiene previsto pronunciarse en julio.

En diciembre, Cuba y la UE entraron en una nueva era de relaciones diplomáticas con la firma de un Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación, que puso fin a la denominada Posición Común de 1996, que vinculaba la cooperación europea a «mejoras» en derechos humanos.

Sin embargo, la entrada en vigor espera el visto bueno de los eurodiputados. La mayoría de los grupos ha mostrado su disposición a ratificarlo, si bien el trámite no es fácil para un Parlamento Europeo que en el pasado recompensó a varios disidentes cubanos con el premio Sájarov de derechos humanos.

Uno de ellos, Guillermo Fariñas, distinguido en 2010, pidió en octubre a la Eurocámara su ‘no’ al acuerdo al considerar que «legitima» al régimen comunista e implicaría que la isla «tiene que prepararse para 50 años más de dictadura».

En un correo electrónico enviado a la AFP, Fariñas aseguró que si el futuro acuerdo «no contempla el compromiso de cumplir en la práctica con los derechos humanos incluidos los derechos políticos, económicos y sociales», ese «olvido» sería, a su juicio, «complicidad con la autocracia castrista».

«No les vamos a hacer caso (…) y les pedimos hasta perdón», aseguró el lunes durante un debate parlamentario el eurodiputado conservador español Luis de Grandes, para el que es imposible «hablar de Cuba y no hablar de presos políticos».

– Una resolución como solución –

Para poder aprobar el acuerdo sin abandonar a sus «amigos cubanos», en palabras de la eurodiputada liberal Teresa Giménez Barbat, la Eurocámara decidió que la propuesta para ratificar el acuerdo esté acompañada por una resolución no legislativa.

«Este informe de acompañamiento supone una oportunidad para matizar algunas cosas que en el acuerdo no están tan explícitas, como los derechos humanos», indicó a la AFP Giménez Barbat, que espera que las futuras relaciones con Cuba «sean una vía para que llegue la democracia».

En concreto, el borrador de resolución recoge hasta ocho compromisos específicos sobre derechos humanos, alguno de los cuales «no será en absoluto del agrado de las autoridades cubanas», aseguró Valenciano, que detalló que uno habla «directamente de transición democrática».

Ante una eventual marcha atrás de La Habana, la ponente advirtió ante la comisión de Exteriores sobre los riesgos de «ir más lejos» y urgió a mantener la «coherencia» de una resolución que no contradiga el acuerdo que busca acompañar. Esta comisión debe pronunciarse el 20 de junio.

Negociado durante casi dos años, el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación acordado entre los 28 y la UE establece el objetivo de «entablar un diálogo (…) a los fines del fortalecimiento de los derechos humanos y de la democracia» en base al «respeto mutuo» y la «soberanía», según el texto.

Este acuerdo, en el cual la Comisión Europea subrayó la importancia de respetar los «estándares electorales» en materia de derechos humanos, fue una medida que allanó el camino hacia el pacto.

– Dos ratificaciones nacionales –

Los europeos quieren aprovechar con este acuerdo, que sienta también las bases de las futuras relaciones comerciales con la isla, la tímida apertura iniciada por el actual presidente cubano, Raúl Castro, máxime cuando la incertidumbre planea sobre el deshielo con Estados Unidos tras la llegada de Donald Trump al poder.

El contexto es también diferente al de 2003, cuando la UE llegó a suspender temporalmente su cooperación con la isla tras el encarcelamiento de 75 disidentes, que fueron liberados después.

Actualmente, una veintena de países ya tiene relaciones bilaterales con la isla, recordó Valenciano.

El ministro de Exteriores luxemburgués, Jean Asselborn, visitará oficialmente Cuba el 12 de junio para mantener «discusiones bilaterales», confirmó una fuente del Gobierno de Luxemburgo. Es uno de los primeros responsables europeos en visitar la isla desde la firma del acuerdo.

El rey de España, Felipe VI, y el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, también tienen previsto visitar esta excolonia española «lo antes posible», indicó en abril el ministro español de Exteriores, Alfonso Dastis, sin precisar la fecha.

Si la Eurocámara lo ratifica en julio, el nuevo marco diplomático entraría en vigor parcial y provisionalmente antes de su aplicación completa tras la larga y compleja ratificación por parte de los países del bloque, como ya han hecho dos países de la antigua órbita soviética, Estonia y Hungría.

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