La extrema derecha europea, atrapada por la «guerra de Putin»
La guerra en Ucrania ha puesto en aprietos a los grandes movimientos de extrema derecha en Europa, que oscilan entre mantener la lealtad ideológica hacia Vladimir Putin y la solidaridad con Kiev, mientras señalan la responsabilidad de los países occidentales en el conflicto.
A nivel general, de Alemania a Francia, pasando por Italia, España o Austria, los responsables de estas formaciones radicales han denunciado la invasión rusa, designada por los dirigentes aliados como la «guerra de Putin».
La francesa Marine Le Pen, de Agrupación Nacional (RN), condenó una violación «indefendible» del derecho internacional.
«Cuando alguien ataca, está claro que es necesario situarse del lado del atacado», declaró el italiano Matteo Salvini, admirador declarado de Putin y líder de La Liga, que apoya al gobierno de coalición de Mario Draghi.
Sobre esta cuestión, estas formaciones «populistas» se han alineado con los otros partidos y sobre todo, «con la inmensa solidaridad» de la opinión pública hacia los ucranianos, estima Hajo Funke, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Libre de Berlín.
– «Propaganda rusa»
Pero la unanimidad termina cuando empieza el análisis de las responsabilidades de la guerra.
En Alemania, la jefa del grupo parlamentario de AfD, Alice Weidel, denunció en el Bundestag «el fracaso histórico» de los países occidentales, que ha alimentado una perspectiva de adhesión de Ucrania a la OTAN, en lugar de insistir en una solución de «neutralidad garantizada» para este país. Según ella, esto negaba «un estatuto de gran potencia a Rusia».
«El culpable es Putin, los responsables son la OTAN, que no ha dejado de extenderse», insistió el polemista ultraderechista francés Eric Zemmour, que en 2018 anhelaba un «Putin francés».
Estos partidos se suman a «las posiciones rusas según las cuales el conflicto no se debe atribuir exclusivamente a Vladimir Putin, sino más bien en gran parte a Occidente», indica a la AFP el politólogo Wolfgang Schröder, de la Universidad de Cassel.
Si Rusia no está amenazada, «entonces ¿qué hace la OTAN en sus fronteras?», dijo el líder del pequeño partido nacionalista «Solución griega» Kyriakos Velopoulos.
«Para mí, Rusia no tenía demasiadas opciones», declaró el holandés Thierry Baudet, del Foro para la Democracia, lo que suscitó las críticas de los otros partidos, que lo acusaron de difundir la «propaganda rusa».
Los que mantenían vínculos estrechos con el jefe del Kremlin, especialmente sus valores antiliberales y el culto del «hombre fuerte», tienen problemas para distanciarse de él.
El Vladimir Putin de hoy «no es quien» la recibió en Moscú en 2017, argumentó Marine Le Pen, blanco de críticas por una imagen que inmortaliza su encuentro y figura en unos folletos de campaña –imprimidos hace mucho tiempo– del RN.
– ¿Pérdida de influencia? –
«La extrema derecha está atrapada entre su ideología radical y neofascista, que comparte con Putin» y el riesgo de perder «su influencia» en la opinión pública, explica a la AFP Funke.
El riesgo es especialmente elevado para dos formaciones francesas, que siguen reuniendo un tercio de las intenciones de voto en este año de elecciones presidenciales en Francia.
Ante estas circunstancias, varios de estos partidos, profundamente antimigrantes, como el RN, el AfD, el español Vox y una parte del FPÖ austriaco, han hecho concesiones y se han declarado favorables a la acogida en sus países de refugiados ucranianos.
En el contexto europeo, el politólogo Lorenzo Castellani, investigador de Ciencias Políticas de la Universidad Luiss de Roma, pronostica ya una deriva en la línea soberanista de La Liga, el partido «más comprometido con Putin».
Una constante en sus críticas actuales es poner en duda la eficacia de las sanciones económica sin precedentes contra Rusia, que tendrán consecuencias en los países aliados.
«A largo plazo, no es imposible que el AfD se beneficie» de ello, vaticina Wolfgang Schröder, al presentarse como «protector de la gente corriente».