La extrema derecha francesa exige un pulso con Argelia para que acepte las expulsiones

París, 23 feb (EFE).- Jordan Bardella, mano derecha de Marine Le Pen y presidente de la Agrupación Nacional (RN), el partido de la extrema derecha francesa, exigió este domingo un «pulso con Argelia» para que la antigua colonia acepte la expulsión de sus nacionales, tras la última polémica en torno al atentado terrorista de Mulhouse.

«Francia tiene que sacar ahora todas las consecuencias y establecer un pulso con Argelia», declaró Bardella en una entrevista al canal TF1 en el que criticó al ministro del Interior, Bruno Retailleau, por anunciar eso mismo pero no hacerlo.

El líder ultraderechista, que está al frente del partido más votado del país en las elecciones europeas y legislativas de 2024, señaló que Retailleau «multiplica los anuncios» que son «de sentido común» sobre esa cuestión «pero no actúa».

«El pulso con Argelia no se ha producido» y lo atribuyó al hecho de que el titular de Interior, que es miembro del partido Los Republicanos (LR, la derecha tradicional) y que representa el ala más conservadora del Gobierno, forma parte de una coalición «con macronistas y socialistas» que al final «mantiene la misma política».

En resumen, según su análisis, una política que no ha reducido la inmigración.

«Cada año seguimos recibiendo cada vez más extranjeros de forma legal e ilegal en nuestro país, con muy graves consecuencias para la seguridad de los franceses. Por tanto, ahora es su responsabilidad. Hay que actuar o irse».

Esta nueva polémica se ha reabierto tras el ataque yihadista de Mulhouse en el que fue asesinado un hombre de 69 años de nacionalidad portuguesa y siete agentes municipales resultaron heridos, dos de ellos de gravedad.

El autor es un argelino de 37 años, detenido rápidamente, identificado como Brahim A., que llevaba en Francia desde 2014, cuando entró de forma irregular, y que fue arrestado en noviembre de 2023 y condenado a seis meses de cárcel por apología del terrorismo.

A su salida de prisión, este hombre que está diagnosticado como esquizofrénico fue recluido en un centro de retención mientras se tramitaba su expulsión a su país de origen, pero el repetido rechazo de Argelia para que lo aceptara (Francia envió diez demandas al consulado) condujo a que quedara en libertad bajo control judicial.

Argelia rechaza la inmensa mayoría de las solicitudes francesas para expulsar a ciudadanos argelinos, sobre todo desde que estalló la última crisis diplomática entre los dos países el pasado verano.

A finales de julio, el presidente francés, Emmanuel Macron, se alineó con la posición de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, que pretende un reconocimiento internacional de su soberanía sobre la antigua colonia y descarta la organización de un referéndum de independencia.

La respuesta inmediata de Argelia fue retirar a su embajador en París y desde entonces ha dado sucesivos pasos de distanciamiento.

Dentro del Gobierno francés de coalición, Retailleau está a favor de establecer «una relación de fuerza» con Argelia para forzar a que acepten a sus nacionales cuando son expulsados y para eso quiere que se denuncie un acuerdo bilateral de 1968 que da una serie de ventajas a los argelinos para viajar a Francia sin visado y para conseguir permisos de residencia de largo plazo.

Hasta ahora, sin embargo, habían primado las vías diplomáticas para tratar de reconducir la relación bilateral, que son las que defiende el ministro de Exteriores, Jean-Noël Barrot.

El primer ministro, François Bayrou, ha convocado el próximo miércoles un comité de control de la inmigración en el que se tiene que revisar el problema de las expulsiones de extranjeros no ejecutadas y el caso de Argelia será central.

De cara a esa reunión interministerial, Barrot ha encargado un informe a cada uno de los embajadores de los 19 países con los que Francia encuentra más dificultades para las expulsiones. EFE

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