La guerra en Ucrania trastorna los delicados equilibrios en el mar Negro
En el puerto militar de Constanza, la fragata rumana Regele Ferdinand se prepara para salir hacia el mar Negro, más que nunca bajo tensión por la guerra en Ucrania y la amenaza de una creciente influencia rusa.
«La semana que viene nos hacemos a la mar» para maniobrar «en nuestras aguas territoriales y en aguas internacionales», explica el capitán, George-Victor Durea.
Con una tripulación de 240 personas y un helicóptero a bordo, «intentaremos no agravar» las tensiones con los rusos, «y cumplir nuestras misiones», explica en el muelle, no lejos de las enormes grúas de la zona civil del primer puerto del mar Negro.
«Veremos cómo evoluciona la situación», subraya el coronel Corneliu Pavel, portavoz de la Marina rumana, rechazando hacer predicciones cuando la situación cambia a cada hora.
Según los datos de Marine Traffic, la parte del mar Negro situada al norte de una línea recta entre Sulina, en Rumanía, y Eupatoria, en Crimea, es decir, frente a la costa de Ucrania, está prácticamente vacía de buques que hayan activado su sistema de identificación automática (AIS).
«Hasta ahora, el tiempo no ha sido muy favorable, pero creemos que los rusos se preparan para moverse desde el mar Negro, donde han concentrado 40 buques de guerra, equipados con misiles Kalibr», según una fuente militar europea.
– Odesa –
Es probable que la guerra en Ucrania tenga profundas consecuencias para el equilibrio de seguridad del antiguo puente euroasiático, especialmente si los rusos conquistan toda la costa restante de Ucrania, hasta el delta del Danubio, creando un punto de contacto directo entre ellos y Rumanía, país de la OTAN.
Hay mucho en juego. «Esperamos que pronto se produzca un ataque en Odesa», afirma George Scutaru, director general del New Strategy Center, un centro de estudios rumano.
«Una vez tomada esta ciudad, pueden llegar hasta Moldavia (…) tomar toda la costa ucraniana y cercar el país, lo que les permitirá aumentar la longitud de su costa y consolidar su dominio en el mar Negro», afirma Igor Delanoë, subdirector del Observatorio Franco-Ruso, especialista en la Armada rusa.
«Rusia completaría así lo que empezó en 2014: tras cambiar el equilibrio de poder regional en la cuenca del mar Negro (…), dominaría la zona y trabajaría para bloquear», analiza Jean-Sylvestre Mongrenier, investigador del laboratorio de ideas franco-belga Thomas More.
Hay 110 kms de frontera en el Danubio entre Rumania y Ucrania. «Estos 110 kilómetros son muy importantes», explica el coronel Pavel. Rumanía mantiene allí una «gran flota fluvial» que «vigila la situación».
Es importante porque además, el Danubio es una ruta comercial. De hecho, Constanza está conectada con Róterdam a través de ríos y canales.
Por último, permitiría a los rusos enlazar con sus tropas estacionadas en la región prorrusa de Transnistria, lo que presionaría a Moldavia.
«La soberanía de este país será la próxima gran historia en las semanas que vienen», señala Nicholas Myers, investigador en la Universidad de Glasgow.
– Los estrechos –
Otra cuestión para el equilibrio en esta zona es el destino de la Isla de las Serpientes, un pequeño territorio arrebatado a los ucranianos por los rusos, no muy lejos del delta y de la costa rumana.
«Es seguro que «Rusia nunca abandonará la isla, y que podrá utilizarla en el futuro para hostigar a los barcos que salgan del delta», explica Scutaru, señalando que Rumanía tiene reservas de gas en alta mar en la zona.
«Dependiendo de lo que hagan [con la Isla], les permitirá reforzar el bloqueo de la costa ucraniana», analiza Delanoë.
Por el momento, «sabemos que instalaron radares», explica el coronel Pavel, manteniendo la cautela.
«Es una posibilidad» como cualquier otra que los rusos estén aplicando una estrategia antiacceso, que consiste en instalar armas para disuadir a los barcos de acercarse, añade Durea, el capitán de fragata.
Otra incógnita será la posición de Turquía, guardiana de los estrechos del Bósforo y de los Dardanelos y que ha activado la Convención de Montreux de 1936, por lo que prohíbe el cruce de estos estrechos a cualquier buque militar extranjero en el mar Negro.
La decisión tiene consecuencias tanto para los rusos como para los países de la OTAN, incluida Turquía.
Para los rusos, podría afectar su dispositivo en el Mediterráneo oriental, a lo largo de Siria, ya que no podrán alcanzar más la zona a través del mar Negro.
Y para la OTAN, el cierre turco impide que se lleven a cabo las maniobras Sea Shield 22, previstas para abril.