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La hija del líder histórico de Hamás en Yenín: «Somos los dueños de la causa»

Jorge Dastis

Ramala (Cisjordania), 29 ene (EFE).- Benán Abu al Haiya se afana en arreglar el pañuelo de su madre, Asma, y le sujeta los brazos mientras la guía hacia el baño de su habitación de hospital, donde la mujer espera para ser operada de un tumor cerebral.

Los hermanos de Benán no pueden visitarla porque están en la cárcel. Su padre, Yamal Abu al Haiya, que lideró el brazo armado de Hamás en Yenín en la década de los 90, también está encarcelado en Israel, incomunicado, y no sabe nada de la situación de su mujer.

«Nos robaron nuestra tierra, nos robaron nuestros años y nos robaron incluso nuestra salud», lamenta Benán. «Mi padre me dejó cuando yo iba a la escuela y él fue arrestado. Ahora me he graduado en la universidad y tengo hijos», explica la mujer.

Pero Benán no titubea. «No importa cuánto sacrifiquemos por esta tierra, sentimos que es poco», asegura. «Somos los dueños de la causa».

El nuevo frente de batalla

El campamento de refugiados de Yenín, en el norte de Cisjordania ocupada, y el cercano campamento de Tulkarem se han convertido en el nuevo frente de batalla del conflicto palestino-israelí, después de que Israel lanzara una macroredada el martes pasado que ya se ha cobrado la vida de 18 personas.

La operación comenzó apenas dos días después de que entrara en vigor la tregua en la Franja de Gaza, y sigue a más de un mes de ataques de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que gobierna en partes reducidas de Cisjordania y aspira a controlar Gaza tras la guerra, contra las milicias de la zona, cercanas a la órbita islamista.

«Todo Yenín está orgulloso de su resistencia», explica Benán, que acusa a las fuerzas de la ANP de ir en contra de su propio pueblo.

El 3 de diciembre, las fuerzas de seguridad palestinas arrestaron a Imad Abu al Haiya, uno de los hermanos de Benán, menos de un año después de ser liberado de una cárcel israelí. Según la familia, las autoridades no han presentado ningún cargo en su contra, y se niegan a dejarle salir para visitar su madre enferma o incluso hablar con ella.

Su caso no es excepcional. Los otros dos hermanos de Benán, Abdul Salam y Asim, han ido entrando y saliendo de las cárceles de Israel y de la Autoridad Palestina desde que son adolescentes. Otro hermano, Hamzi, fue asesinado por soldados israelíes en 2014.

Su madre, Asma, estuvo nueve meses en detención administrativa, -una fórmula que Israel utiliza para arrestar a palestinos de forma indefinida, sin cargos ni juicio, en 2003-, después de enfermar de cáncer y desarrollar un tumor cerebral.

Muchos de estos episodios fueron documentados durante años por Gideon Levy, el veterano periodista de Haaretz, que registró redadas, arrestos y hasta la destrucción de la casa familiar (después reconstruida) en un ataque con misiles disparados desde un helicóptero ‘Apache’ a comienzos de la década de los 2000.

Nueve cadenas perpetuas

Yamal, el padre de Benán, fue arrestado en 2002 y sentenciado a nueve cadenas perpetuas en Israel, poco después de la conocida como «Batalla de Yenín», en la que murieron 52 palestinos (combatientes y civiles) y 23 soldados israelíes. Yamal perdió una mano en el asalto.

Entonces, el hombre fue acusado de liderar el brazo armado de Hamás en el campamento, aunque medios israelíes como Ynet lo identifican aún como el líder del grupo islamista en Yenín desde prisión.

Pero Benán explica que los presos palestinos en Israel no suelen saber nada de lo que ocurre fuera de la cárcel.

«No hay forma de comunicarse entre el preso y su familia si no es a través de un abogado», cuenta la mujer, que estudió Derecho en la Universidad Árabe Americana (AAUP) y ahora se dedica a apoyar a las familias de los presos palestinos.

Las visitas del abogado, explica, están muy restringidas, y se necesitan al menos cinco meses para fijar una fecha.

La mujer cree que hay posibilidades de que su padre sea deportado durante una segunda fase de la tregua entre Hamás e Israel, ya que «cumple con todos los requisitos» (lleva muchos años en prisión, está enfermo y tiene la mano amputada).

Pero aclara que Yamal probablemente no sepa nada del acuerdo. «Ojalá viva con la esperanza de salir pronto de prisión», dice.

Está previsto que más de 1.900 presos palestinos en cárceles de Israel sean liberados o deportados durante la primera fase de la tregua, en la que Israel y Hamás deben sentar las bases del fin definitivo de la guerra en Gaza. Yenín ya es otra historia. EFE

jdg-mgs-ms-ar/rml

(foto)(vídeo)

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