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La izquierda latinoamericana busca dar una señal de unidad en Uruguay frente al auge ultra

María M. Mur

Montevideo, 27 feb (EFE).- La izquierda latinoamericana se citará el próximo sábado en la investidura presidencial del uruguayo Yamandú Orsi en un intento por dar una señal de unidad, pese a las discrepancias sobre Venezuela y a la forma de enfrentar la ofensiva del estadounidense Donald Trump, mientras crece su preocupación por el avance de la ultraderecha.

Los líderes de Brasil, Colombia, Chile, Bolivia, Honduras y Guatemala llegarán en las próximas horas a Montevideo para respaldar a Orsi, heredero político del expresidente José Mujica y quien se convertirá en el tercer gobernante uruguayo de izquierda desde el retorno del país a la democracia.

«Va a ser la ceremonia de mayor participación desde que reinició la democracia», dijo recientemente el futuro canciller uruguayo, Mario Lubetkin.

La mexicana Claudia Sheinbaum será la gran ausente de una investidura a la que también acudirán los presidentes conservadores de Panamá, Paraguay y República Dominicana, así como el rey de España.

«No es el mejor momento»

De 54 años y exintendente del departamento de Canelones, Orsi llevará por cuarta vez al Frente Amplio al poder y su investidura, según Carlos Malamud, del Real Instituto Elcano, «es un momento especial para la izquierda latinoamericana, principalmente para los más centrados, como Gabriel Boric o Luiz Inácio Lula da Silva».

La llegada de Orsi, agrega este investigador a EFE, «compensa en parte los avances de la extrema derecha, sobre todo aquella más vinculada a la matriz trumpista», en alusión al presidente estadounidense.

La mayoría de los líderes izquierdistas, sin embargo, afrontan complejas situaciones internas y la izquierda podría perder poder en el próximo ciclo electoral regional, de acuerdo a la mayoría de las encuestas.

«No es el mejor momento para la izquierda latinoamericana. Los candidatos conservadores tienen posibilidades de ganar las elecciones en Chile y Colombia», explica a EFE Benjamin Gedan, director del Programa para América Latina del estadounidense Wilson Center.

Para quien fue asesor del presidente Barack Obama (2009-2017), Sheinbaum es la excepción regional, porque «tiene un nivel de aprobación impresionante y el control del Congreso».

Sin embargo, advierte de que la líder mexicana «está muy ocupada con la nueva administración de Washington» y sus ojos no están puestos en la articulación región.

Diferencias visibles

La gestión de temas históricamente sensibles para la izquierda como la seguridad o la migración, la imposibilidad para llegar a acuerdos con la oposición o el estancamiento económico son, según los expertos, algunas de las causas que explican el debilitamiento de la izquierda latinoamericana.

«Las expectativas de cambio y mayor justicia social que generaron sus propuestas no se ajustaron a las expectativas de sus votantes en Chile, Colombia o Brasil», afirma a EFE Fabricio Franco, director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

Gilberto Aranda, de la Universidad de Chile, cree que «es el momento de la ultraderecha en el mundo», pero sostiene que aún no está claro si el auge del extremismo responde a un cambio ideológico o es producto del «voto protesta contra los oficialismos» que ha primado en las últimos años.

En su opinión, la gran fortaleza de la ultraderecha es que «resuelve sus diferencias en casa»: «La propuesta de Milei es muy distinta a la de Trump y al populismo punitivo de Bukele, pero hacen menos visible sus diferencias que la contienda permanente de las izquierdas».

Venezuela y Trump

Venezuela es el gran quiebre en la izquierda regional: mientras Bolivia y Honduras están alineados con el Gobierno de Nicolás Maduro, Brasil, México y Colombia se han distanciado, y Chile, Uruguay y Guatemala se han divorciado totalmente.

Estas diferencias fueron precisamente las que dinamitaron los esfuerzos que meses atrás lideraron México, Colombia y Brasil para solucionar la crisis venezolana.

La izquierda latinoamericana está buscando una segunda oportunidad para coordinarse, esta vez para hacer frente a Trump y frenar a la extrema derecha en la región.

Antes de viajar a Uruguay, Boric, Lula, Petro y Orsi mantuvieron una reunión telemática con el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, para delinear acciones conjuntas contra «la desinformación y el uso malintencionado de las redes sociales y otras tecnologías digitales que alimentan el extremismo».

«Debemos estar articulados para proponer una nueva esperanza al mundo que necesariamente se contrapondrá al miedo», dijo en X Boric, que anunció que en los próximos meses se celebrará una cumbre progresista en Chile. EFE

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