La nueva fuerza militar europea Takuba, en pleno crecimiento en Malí
Tiendas de campaña nuevas de color arena, trincheras recién excavadas, helicópteros que van y vienen: el campamento de Ménaka -antigua pequeña base rústica de la operación antiyihadista Barkhane-, en el noreste de Malí, está en auge gracias al aumento de la fuerza europea Takuba.
En Ménaka, «se pasó de 8 a 30 hectáreas» de terreno acondicionado en un año y medio, afirma el capitán Josselin, abriéndose camino entre las máquinas de construcción.
Compuesto por fuerzas especiales francesas y europeas, el nuevo grupo Takuba, lanzado por Francia y que hoy cuenta con cerca de 900 militares, debe ayudar a las fuerzas malienses a ganar autonomía.
Esta tarea requiere poner medios a disposición de los europeos para incitarlos a comprometerse en Sahel, a pesar de una situación de seguridad muy incierta.
En esta región llamada de las tres fronteras, en los confines de Malí, Níger y Burkina Faso, los yihadistas siguen presentes pese a años de presencia extranjera.
Hace una semana, un cohete cayó en el campamento, pero no llegó a estallar. El día anterior, el grupo multinacional en Gao fue blanco de tiros de mortero.
La base de Ménaka, que durante mucho tiempo quedaba anegada durante la temporada de lluvias, ahora fue reformada. Los muros circundantes recorren largas calles bien conservadas, en las que ya no sólo se habla francés, sino también checo, danés, italiano e inglés.
En la nueva zona aeronáutica conviven helicópteros pesados Chinook italianos y Blackhawks suecos. A pocos kilómetros, se renovó una pista de aterrizaje abandonada para las líneas aéreas militares.
Gimnasios equipados con instalaciones de última generación y un amplio espacio de restauración en tienda con televisores, amenizan la vida cotidiana de los soldados europeos desplegados en esta región semidesértica.
Deseoso de reducir la presencia militar francesa en Malí después de casi nueve años de presencia, el presidente Emmanuel Macron ordenó la salida de las bases más al norte -Tombuctú, Kidal y Tessalit- en favor de una acción centrada en la asociación de combate.
– Punta de lanza –
Implantada en Ménaka, en Gao y quizás en un futuro en Gossi, en el noroeste, la fuerza Takuba -«Arena» en lengua tuareg tamasheq- es la punta de lanza de este nuevo dispositivo, que permite a Francia compartir la tarea con los europeos.
«La misión de Takuba es contribuir a la seguridad del Liptako (región de las tres fronteras) acompañando a las fuerzas de Malí según la lógica del triple A (Aconsejar, Asistir, Acompañar). Todas las naciones miembros comprendieron el espíritu de la misión, aunque procedan de horizontes diferentes», explica a la AFP el jefe de operaciones de Takuba, el teniente coronel Grégory.
Este acompañamiento tiene por objeto permitir a las fuerzas malienses reposicionarse en esos territorios abandonados por el Estado.
En el campamento de las fuerzas de Malí, ante los ojos de jóvenes reclutas que se ejercitan torpemente, un puñado de fuerzas especiales francesas forman a un equipo de soldados locales más aguerridos en el control de vehículos. «¡Muévete!,¡Date vuelta!, «Levanta tu camiseta», grita un soldado a un compañero en el papel del sospechoso, ante los ojos de un instructor que lo aconseja sobre distancias de seguridad y procedimiento de registro.
«Ya se han realizado dos operaciones conjuntas con esta ULRI (Unidad Ligera de Reconocimiento e Intervención) maliense, explica el jefe del grupo de trabajo franco-checo, el teniente de navío Rozen.
«Los seguimos durante seis meses. Se los entrena y luego se pasa al acompañamiento operativo en misiones cada vez más complejas», añade, como la lucha contra el SIDA, las patrullas en las aldeas sin molestar a los habitantes, la infiltración de día y de noche y la excavación de escondites.
«Buscamos diversificar nuestras esferas de acción» y también les enseñamos a actuar en la escolta de convoyes, el control de zonas, y el entrenamiento de tropas de infantería en los cuarteles malienses, explica el jefe de operaciones de Takuba.
Las tensiones con la junta en el poder en Bamako, que prevé recurrir a los servicios del sulfuroso grupo paramilitar ruso Wagner, no disiparon hasta ahora el entusiasmo reinante, pero el despliegue de mercenarios sería una línea roja para el compromiso europeo.