La ONU investiga «crímenes contra la humanidad» tras el golpe de Estado en Birmania
El jefe de un grupo de investigadores de la ONU dijo este lunes que más de 1.000 personas pueden haber sido asesinadas en Birmania desde el golpe de Estado de hace un año, en hechos que califican como crímenes contra la humanidad o de guerra .
«Trágicamente, los informes recibidos durante el último año sugieren que más de 1.000 personas han sido asesinadas en circunstancias que pueden calificarse como crímenes contra la humanidad o crímenes de guerra», dijo en un comunicado Nicholas Koumjian, jefe del Mecanismo de Investigación Independiente de las Naciones Unidas para Birmania.
El 1 de febrero de 2021, el ejército birmano derrocó a la líder civil Aung San Suu Kyi y puso fin a una década de transición democrática con una sangrienta represión.
«Las fuerzas de seguridad detuvieron a miles de civiles en circunstancias que implican acusaciones creíbles de detención arbitraria, tortura, violencia sexual e incluso asesinato bajo custodia», añadió el jefe del Mecanismo de Investigación Independiente.
Este mecanismo, creado por el Consejo de derechos humanos de la ONU en 2018, ha sido «capaz de reunir un gran número de documentos relevantes sobre estos hechos y estamos añadiendo información y pruebas a nuestros archivos casi a diario».
El instrumento tiene el mandato de recopilar pruebas que muestran que se cometieron los peores crímenes internacionales en Birmania y que se violó el derecho internacional. El objetivo es poder construir un caso que facilite los procedimientos penales.
«Los que planean cometer crímenes deben saber que los delitos internacionales graves no prescriben», dijo Koumjian.
«La justicia internacional tiene una memoria muy larga y algún día los autores de los crímenes internacionales más graves cometidos en Birmania tendrán que rendir cuentas», advirtió, y recordó que los investigadores de la ONU están siguiendo los acontecimientos «muy de cerca».
Un año después del derrocamiento del gobierno civil, las zonas controladas por los rebeldes aumentan, empujando al ejército a intensificar la represión.
La violencia provocó el desplazamiento de decenas de miles de personas. Además, casi 1.500 civiles han sido asesinados y casi 12.000 detenidos, según una ONG local, que ha documentado casos de violaciones, torturas y ejecuciones extrajudiciales.
Recientemente se ha atribuido a los militares varias masacres de aldeanos.
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