La ONU pone a prueba el rol de los d.humanos en un nuevo y convulso tablero internacional
Antonio Broto
Ginebra, 22 feb (EFE).- El Consejo de Derechos Humanos de la ONU inicia el lunes seis semanas de debates sobre la situación de las libertades fundamentales en crisis y conflictos de todo el mundo, un encuentro marcado esta vez por la reciente retirada de esta asamblea de Estados Unidos e Israel y por el golpe al tablero multilateral que está suponiendo el nuevo acercamiento entre Washington y Moscú.
Presidido este año por el país adalid de la neutralidad, Suiza, y con la incógnita de saber si Argentina estará o no en las reuniones (el Gobierno de Javier Milei dijo estar «evaluando» su retirada del Consejo), está asamblea se enfrenta a una de sus sesiones más complicadas, la número 59 en sus casi 20 años de existencia.
El secretario general de la ONU, António Guterres, intervendrá en la primera jornada junto al alto comisionado para los derechos humanos, Volker Türk, y ministros de Asuntos Exteriores de países como Colombia, Cuba, Venezuela, Chile, China, Jordania o Reino Unido, en un segmento inicial de alto nivel que durará tres días.
También participará en las reuniones inaugurales la primera ministra de la República Democrática del Congo, Judith Suminwa, en un delicado momento para su país, que acusa a la vecina Ruanda de estar detrás de la captura por el grupo armado M23 de la ciudad de Goma, capital su provincia oriental de Kivu del Norte.
Monitoreo de los abusos en todas las crisis y conflictos
El conflicto armado en el país africano será uno de los protagonistas de los debates que se celebrarán hasta el 4 de abril en Ginebra, junto a otras crisis de derechos humanos globales como las de Venezuela, Nicaragua, Birmania, Afganistán, Palestina, Ucrania o Irán.
El gran reto del Consejo es seguir mostrándose como el principal foro de debate interestatal sobre derechos humanos en un momento de gran incertidumbre internacional por la irrupción del Gobierno de Donald Trump, que en sólo un mes en el poder ha mostrado en repetidas ocasiones su rechazo al multilateralismo que representan órganos como el que se reúne en Ginebra.
La salida de Estados Unidos del Consejo (que ya se produjo en el primer mandato de Trump), de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la interrupción de la ayuda a numerosas agencias de Naciones Unidas y ONG humanitarias que trabajan junto a ellas vaticinan años difíciles para ese sistema multilateral, especialmente en Ginebra, capital oficiosa de los derechos humanos y la asistencia en crisis.
Pese a ello, el embajador suizo ante la ONU en Ginebra Jürg Lauber, quien presidirá el Consejo en sus tres sesiones de 2025, busca rodear las reuniones de un clima de normalidad:
«Quiero reforzar el papel central del Consejo y su experiencia en la arquitectura de derechos humanos de Naciones Unidas, cooperando con otras agencias de la ONU en Ginebra y Nueva York», afirmó esta semana en la rueda de prensa para presentar los objetivos de la 59ª sesión.
Una asamblea consagrada a las libertades fundamentales
El Consejo está formado por 47 Estados miembros de Naciones Unidas (el resto participan también como observadores) con mandatos de tres años: entre ellos figura España para el periodo 2025-2027.
Otros destacados miembros actuales del Consejo, que tiene una representación equitativa de los cinco continentes, son Alemania, Bolivia, Brasil, Chile, China, Colombia, Cuba, Francia, Japón, México, Países Bajos y Sudáfrica.
Una de las principales tareas del Consejo es la de crear y renovar las diversas comisiones de investigación de la ONU sobre violaciones de derechos humanos en todo el mundo, como la que recientemente aprobó para estudiar posibles abusos en el actual conflicto en la República Democrática del Congo. EFE
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