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La polémica exministra austríaca dice que se vio obligada a buscar asilo en Rusia

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La exministra austriaca de Relaciones Exteriores Karin Kneissl, convertida en paria en su país desde que apareció bailando en su boda con el presidente ruso Vladimir Putin, asegura que no tuvo más opción que radicarse en Rusia y niega cualquier vinculación con un reciente escándalo de espionaje.

“He sido insultada y realmente reducida a una agente del Kremlin”, declaró a AFP la exdiplomática de carrera de 59 años en una entrevista por videoconferencia desde San Petersburgo.

“Pero no he puesto un pie en el Kremlin desde 2018. Ellos tienen otras cosas de qué preocuparse”, sostuvo Kneissl.

Fue noticia en agosto de 2018 cuando circularon fotos de ella bailando con Putin, lo que despertó dudas sobre la neutralidad de Austria en momentos que el país ocupaba la presidencia rotativa del Consejo de la Unión Europea.

Apenas un año antes había sido nombrada ministra de Relaciones Exteriores por el Partido Libertad (FPOe), de extrema derecha, que había firmado un “pacto de cooperación” con el partido Rusia Unida, de Putin.

Kneissl dejó el gobierno un año después de la danza y se distanció del FPOe, del cual nunca fue miembro pero que “intentó deshacerse” de ella por ser “demasiado independiente”, dice.

Pero fueron sus relaciones con Rusia, donde vive desde septiembre de 2023, las que la obligaron a rechazar públicamente su participación en el mayor escándalo de espionaje en décadas en Austria.

El caso se dio a conocer tras el arresto en marzo del oficial austríaco de inteligencia Egisto Ott, que revivió las acusaciones contra el FPOe de que espías cercanos al partido trabajarían como agentes rusos.

“Nunca conocí a Ott, no sé nada del caso y estoy a disposición de los tribunales”, declaró Kneissl a AFP.

– “Odisea agotadora” –

Kneissl, quien habla ocho idiomas, dice que debió dejar Austria en septiembre de 2020 cuando no pudo encontrar empleo después de su “danza con el zar”.

Los videos de su boda en los que Kneissl aparece doblando la rodilla en una profunda cortesía frente a Putin causaron indignación y generaron insultos y ataques en su contra, contó a la AFP.

“Hubo una verdadera campaña mediática en mi contra. En Austria lamentablemente he sido atacada en la calla y llamada ‘la puta de Putin'”, afirmó.

Inicialmente salió hacia Francia, pero dice que las autoridades de ese país no vieron con agrado que fuera colaboradora desde 2020 de RT, un medio noticioso ruso pro Kremlin y financiado por el Estado que fue prohibido de transmitir en la UE. 

Fue presionada a abandonar Francia. Sin poder abrir una cuenta bancaria o conseguir residencia fija, Kneissl dice que “sobrevivió en la calle, en un colchón” antes de trasladarse al Líbano.

En septiembre de 2023 asumió la dirección de un nuevo centro de estudios ligado a la Universidad de San Petersburgo, lo que le permitió “finalmente asentarse” en Rusia después de una “odisea muy agotadora”.

Kneissl previamente integró la junta directiva del gigante petrolero ruso Rosneft, pero lo dejó en mayo de 2022 tras a invasión rusa de Ucrania.

Dice haber recibido “más de 300.000 dólares netos” de ese puesto.

– Con sus ponis –

Para trasladarse a Rusia desde Oriente Medio, Kneissl dice que contactó a las autoridades rusas “por primera vez” para que la ayudaran a llevarse sus animales, incluidos dos ponis, por la base aérea rusa de Hmeimim, en Siria.

Kneissl pasa ahora sus días en el centro de estudios Gorki en San Petersburgo pensando en cosas como la forma de “asegurar las exportaciones rusas” sin depender de los gigantes occidentales del transporte marítimo.

Tras la invasión rusa de Ucrania, observó cómo el orden geopolítico cambió, y Moscú estrechó sus relaciones “con Irán, China y Zimbabue” ante el deterioro de los vínculos con Occidente.

Kneissl, ahora divorciada, dice que quiere permanecer en una zona rural en las afueras de Moscú y dar clases en toda Rusia.

En un libro publicado en ruso, echa una mirada a su pasado reciente, marcado por la polémica.

A pesar de todos sus reveses, afirma que no lamenta haber bailado con Putin, y que “siendo o no ministra, bailo con quien yo quiera”.

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