La polisemia artística de las nubes en la nublada Bruselas

Ricardo Ruiz Varo

Bruselas, 3 oct (EFE).- Las nubes han sido un elemento recurrente a lo largo de la historia del arte y ahora en Bruselas, una de las ciudades más nubladas de Europa, una exposición cristaliza una parte de esta epopeya a través de obras de varios artistas belgas e internacionales, entre ellos la española Cristina Garrido.

Científicamente, una nube es una masa de vapor de agua condensada en la atmósfera, pero dentro del imaginario artístico y cultural las nubes se han convertido en un reiterativo símbolo con multitud de significados, hasta el punto de convertirse en un pretexto para la creación.

La exposición «Nubes. Ayer y hoy», que se puede visitar hasta el 21 de noviembre en la Casa de las Artes (Maison des Arts) de Bruselas, intenta reunir ejemplos de la polisemia de estos elementos atmosféricos a lo largo de la historia del arte, con especial atención en el impresionismo y el arte contemporáneo.

En la época antigua, explica a Efe Claire Leblanc, comisaria de la exposición, la nube funcionaba como «la puerta entre la realidad y el ideal de la religión», mientras que para los impresionistas, «es solo la forma de experimentar con el arte, con el color de las luces».

EL IMPRESIONISMO, PRIMERA EXPERIMENTACIÓN

De hecho, tal y como lo explica la propia Leblanc, en el pequeño ensayo que ha escrito como presentación de la exposición, el tema de las nubes experimentó «un importante desarrollo» en el arte en el siglo XIX, particularmente, con la pintura de paisaje de los preimpresionistas.

Esta experimentación preimpresionista se aprecia en la obra «Neuges» (Nubes), del artista belga decimonónico Eugène Verboeckhoven, quien precisamente tenía su estudio en el mismo barrio de la galería que hoy expone este cuadro que representa un cúmulo grisáceo de grandes nubes en lo que parece ser un boceto, un ensayo para futuras obras.

La muestra también ofrece varios trabajos de otros artistas belgas del siglo XIX y XX, como Oswald Poreau, quien representa en su «Le coulée» varias nubes, en este caso de humo proveniente de un incendio y de grandes chimeneas de fábricas industriales, contraponiendo el potente color rojo del fuego con el gris de los cúmulos.

E incluso se puede observar un ejemplo del uso que la pintura mitológica hacía de las nubes, en Escena mitológica «(Eros tomando a Psique)», de Victor Fontaine, donde las nubes aparecen en un segundo plano como símbolo de la protección divina.

CAMBIO DE SIGNIFICADO EN EL ARTE MODERNO

Sin embargo, llegada la era contemporánea, con un arte menos figurativo y más abstracto, la nube pasó de ser una herramienta de experimentación a convertirse en un símbolo «muy prolífico», según Leblanc.

De esta forma, dentro de la exposición se pueden observar desde pinturas y dibujos, esculturas, instalaciones, collages o vídeos, de hasta treces artistas seleccionados que interactúan con las antiguas pinturas provenientes de la colección de la comuna Schaerbeek.

Entre ellos, destaca la obra «Local color is a foreign invention» de la joven artista conceptual española Cristina Garrido.

La pieza es una impresión que recoge distintos gradientes de color, ordenados según el principio de los colores Pantone, que los grandes artistas del siglo XVII y XVIII, como Claude Monet, William Turner, James Holland, John Constable, Canaletto o David Cox utilizaron para representar el cielo.

Jacqueline Mesmaeker, en la gran sala de estar de la antigua casa que acoge la galería, dispone, frente a los papeles pintados con nubes de la pared, un trípode que mira a una pequeña pantalla enmarcada al estilo antiguo con escenas difuminadas del cielo marino.

En la sala inmediatamente anterior, Lucile Bertrand dispone una gran nube redondeada hecha de plumas y nailon, que se suspende dentro de un cubo abierto por los laterales, que le permite «escapar».

«Muchos artistas muestran que las nubes fueron durante este tiempo difícil -el de la pandemia- la manera de crear, de soñar y de tener un poco de libertad en esos contextos tan complicados», argumenta Leblanc, en referencia a la vía de escape que también simbolizan las nubes.

Así, del sentido religioso de la pintura mitológica y antigua, a la experimentación del impresionismo; y el abstractismo y la psicología del arte moderno, la exposición demuestra, en la capital más nublada de Europa, cómo un elemento tan sencillo como una nube representa tantas cosas en algo tan inmenso como es el arte. EFE

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