La sonda europea Juice, a punto de partir hacia Júpiter y sus lunas heladas
La sonda espacial europea Juice está lista para partir a explorar Júpiter y sus lunas heladas, en búsqueda de ambientes habitables para formas de vida extraterrestre.
Misión principal de la Agencia espacial Europea (ESA), Juice (Jupiter Icy Moons Explorer) despegará el jueves a las 12H15 GMT desde Kourou en Guayana francesa, a bordo de un cohete Ariane 5, que hará con este su penúltimo vuelo antes de ser reemplazado por Ariane 6.
«Las condiciones meteorológicas son buenas», anunció el miércoles Marie-Anne Clair, directora del Centro espacial guayanés, en la sala de control de Júpiter, donde se encontraban reunidas personalidades, entre ellos el rey de los belgas Felipe y el astronauta francés Thomas Pesquet.
La sonda de más de seis toneladas está instalada, con sus paneles solares replegados, en la parte superior del lanzador. Se separará del cohete 28 minutos después del despegue, a 1.500 km de altura, precisó el presidente de Arianespace, Stéphane Israël.
Juice iniciará su largo crucero rumbo a Júpiter, el mayor planeta del sistema solar, situado a 628 millones de kilómetros de la Tierra.
«Es uno de los objetos espaciales más complejos jamás enviados hacia el sistema solar externo», subrayó el director general de la ESA Josef Aschbacher.
Concebida por Airbus, Juice lleva diez instrumentos científicos (cámara óptica, espectrómetro de imaginería, radar, altímetro, magnetómetro…), protegidos de las temperaturas extremas por una cobertura de aislamiento de múltiples capas.
La sonda está también equipada con inmensos paneles solares de 85m2, para conservar la potencia en un ambiente donde la luz del sol es 25 veces más débil que en la Tierra.
La llegada está prevista para julio de 2031. El viaje se anuncia sinuoso porque no es posible alcanzar Júpiter a través de una trayectoria directa.
La sonda tendrá que realizar complejas maniobras de asistencia gravitacional, que consisten en utilizar la fuerza de atracción de otros planetas como una catapulta.
Primero realizará un sobrevuelo Luna-Tierra, luego irá hacia Venus (2025), después regresará a la Tierra (2029), antes de tomar su impulso hacia el mastodonte del sistema solar y sus más grandes lunas, descubiertas por Galileo hace 400 años: Io la volcánica y sus tres compañeras heladas Europa, Ganimedes y Calisto.
– Océanos de agua líquida –
El sistema de Júpiter tiene «todos los ingredientes de un minisistema solar», dice Carole Mundell, directora de ciencias para la ESA. Su exploración «facilitará estudiar como funciona nuestro sistema solar y como se forman los planetas. Y tratará de responder finalmente a la pregunta «¿Estamos solos en el universo?», añadió la astrofísica.
El objetivo principal de Juice no es encontrar directamente la vida, sino medioambientes propicios para su aparición. Aunque Júpiter, planeta gaseoso, es inhabitable, sus lunas Europa y Ganimedes son candidatas ideales: bajo su superficie de hielo, hay océanos de agua líquida y solo el agua en estado líquido hace posible la aparición de la vida.
La sonda Juice debe llegar en 2034 a la órbita de Ganimedes, el mayor satélite del sistema solar y también el único que dispone de su propio campo magnético para protegerlo de las radiaciones.
La futura misión de la Nasa, Europa Clipper, tendrá como objetivo Europa.
Anteriores misiones espaciales sugieren la presencia, entre dos espesas capas de la banquisa de un gigantesco océano, «de varias decenas de kilómetros, mucho más profundo que los océanos terrestres», dice Josef Aschbacher.
Una de las preguntas es saber si el agua líquida allí presente interactúa con la superficie para poder absorber los componentes, que podrían entonces disolverse en nutrimentos, una de las condiciones para el desarrollo de un ecosistema.
Con un costo total de 1.600 millones de euros, Juice es la primera misión europea que explorará un planeta del sistema solar externo, que comienza más allá de Marte. «Es la misión de una década», subraya Josef Aschbacher.
Su lanzamiento ocurre en plena crisis de los lanzadores en Europa, casi privada de acceso autónomo al espacio después de la salida de los cohetes rusos Soyuz de Kourou, los retrasos acumulados de Ariane 6 y el fracaso del primer vuelo comercial de Vega C.