La victoria de Sánchez da alas a España para reclamar más peso en la UE
La reciente victoria del socialista Pedro Sánchez en España, sumada al Brexit y a los gobiernos euroescépticos en Italia y Polonia, abre «una ventana de oportunidad» para lograr un mayor peso de su país en la Unión Europea (UE).
«España debe jugar y estoy convencido de que va a jugar un papel determinante (…) en la futura Comisión Europea», aseguró Sánchez en la ciudad rumana de Sibiu, donde los mandatarios europeos lanzaron la carrera por el reparto de altos cargos.
Quinta economía de la UE y quinto país por número de habitantes, al país mediterráneo siempre se la ha considerado como el pequeño de los grandes o el grande de los pequeños, una situación que podría cambiar con la salida del Reino Unido del bloque.
«El Brexit es una oportunidad de oro para que España recupere el papel que le corresponde por peso económico y demográfico en la UE», asegura a la AFP Camino Mortera, del centro de reflexión británico Centre for European Reform (CER).
De los seis grandes países, Reino Unido se marcha, Italia y Polonia «tienen gobiernos iliberales o euroescépticos», por lo que sólo quedan tres «el eje franco-alemán y España, que acaba de elegir a un gobierno proeuropeo», explica la investigadora.
En este contexto, Ignacio Molina, investigador del Real Instituto Elcano, estima que la victoria de Sánchez en las legislativas de abril «abre una ventana de oportunidad» para España y lo convierte en el referente del «centro izquierda europeísta».
El Partido de los Socialistas Europeos, que reúne a las formaciones socialdemócratas del bloque, le encargó así el jueves en Sibiu negociar en su nombre el futuro reparto de altos cargos en la UE, según fuentes del gobierno español.
«Ahora es el momento de España, si no lo consigue, sería un poco un fracaso», apunta a la AFP Molina, para quien el país «nunca llegó a tener el peso que le corresponde, ni con Felipe González», que logró la adhesión al proyecto europeo en 1986.
– «Quinielas» –
Desde su llegada al poder en junio de 2018 por una moción de censura contra el conservador Mariano Rajoy, Sánchez se mostró más activo en la UE que sus predecesores, llegando incluso a repartir a sus socios en Sibiu un papel sobre la visión de España para el porvenir del bloque.
Pero, en un momento de cambio de ciclo político en la UE con las elecciones a la Eurocámara del 23 al 26 de mayo y una nueva Comisión Europea en noviembre, ¿cómo se puede traducir esa ambición europea en el futuro reparto de altos cargos en las instituciones comunitarias?
Los analistas consultados consideran que España debe apuntar alto, a una vicepresidencia de peso de la Comisión Europea o al puesto de jefe de la diplomacia comunitaria, así como otros cargos de importancia en la Eurocámara.
Las «quinielas» ven al actual canciller español, Josep Borrell, como el sucesor de Federica Mogherini al frente de la diplomacia europea, o a la ministra de Economía, Nadia Calviño, con una cartera económica de peso, según Mortera.
«La presencia de españoles en el seno de las instituciones europeas no está a la altura del peso y el espíritu europeísta de España», dijo en abril José Manuel Albares, el consejero para Europa de Sánchez, en un acto de Elcano.
Desde 2014, el asiento de España en la Comisión lo ocupa Miguel Arias Cañete como comisario de Energía y Acción por el Clima, quien estuvo precedido por Joaquín Almunia como vicepresidente y comisario de Competencia entre 2010 y 2014.
– «Más poliamor» –
De confirmarse los sondeos, España podría jugar la carta de la presencia clave de sus eurodiputados entre los principales grupos de la Eurocámara -PPE (derecha), socialdemócratas y liberales-, institución que debe dar el visto bueno a la futura Comisión.
Y, además, a merced del Brexit, el país «gana atractivo» en el Consejo Europeo, que reúne a los mandatarios del bloque, ya que tendrá «más capacidad para formar minorías de bloqueo» de decisiones y forjar «coaliciones», explica Molina.
Pero tanto el investigador de Elcano como su par del CER advierten contra buscar alianzas sólo con Berlín y París, ya que, a juicio de Mortera, ser visto como el «hermano pequeño de Francia», «le está granjeando a España algún que otro problema en temas como por ejemplo el Brexit».
«Hay demasiado gusto en el gobierno por Francia y Alemania. España necesita hacer un poco más de poliamor», asegura Molina, que aboga por acercarse a países de tamaño medio como Suecia, Países Bajos, Portugal o Rumanía, entre otros.