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La violencia entre guerrillas en el Catatumbo también golpea a la educación rural

Hipólito Stainoh

Ocaña (Colombia), 27 ene (EFE).- La educación es otra víctima de la violencia entre la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Frente 33 de las disidencias de las FARC en la región colombiana del Catatumbo por la falta de garantías para el regreso de alumnos y profesores a las zonas rurales en el comienzo del año escolar.

Las clases comienzan este martes y aunque algunos maestros que se habían desplazado a Ocaña en busca de protección empezaron a volver el domingo, muchos de ellos, así como padres de familia y alumnos, han expresado su temor e incertidumbre por lo que pueda suceder porque la violencia en el Catatumbo no ha desaparecido.

Este mismo lunes las autoridades informaron del hallazgo de trece cadáveres en el corregimiento de La Cecilia, que hace parte de la zona rural de Teorama, lo que aumenta el miedo de la gente.

En muchos caseríos del Catatumbo el transporte público parece normalizado y los comercios han vuelto a abrir sus puertas, pero Leidy Torrado (nombre cambiado por seguridad), profesora en la vereda Bracitos, del municipio de El Tarra, define la situación como «muy difícil».

«Los comentarios que circulan es que puede volver la violencia, el rumor es que las disidencias de las FARC están dispuestas a tomar venganza contra el ELN y que en las zonas rurales más alejadas de los centros urbanos podrían obligar a los jóvenes a reclutarse para combatir a los ‘elenos'», dijo a EFE en Ocaña, segunda ciudad de Norte de Santander, que ha acogido a unos 9.000 desplazados.

La maestra añade que no todas las familias de la zona de El Tarra pudieron salir de ese municipio en busca de protección. «Algunos están en sus casas, pero me han escrito que temen por su situación y prefieren no ir a clase».

«Nos mandaron una circular para regresar a clase, pero a mí no me parece. Los padres nos preguntan si las clases van a ser virtuales, como en la pandemia porque no tenemos garantías», señala.

Riesgos para las comunidades educativas

En ese sentido, el personero municipal de Ocaña, Jorge Armando Bohórquez, envió el pasado viernes un oficio a la Secretaría de Educación Departamental en el que manifiesta su «profunda preocupación por la falta de garantías para el retorno a clases en lo municipios afectados» por la violencia en el Catatumbo.

«Si bien actualmente se percibe una tensa calma en la región, persiste un alto grado de zozobra e incertidumbre entre la población debido a la posible respuesta militar de las disidencias de las FARC, lo que representa un riesgo latente para la comunidad educativa», escribió Bohórquez, quien pidió el aplazamiento del inicio de las clases.

Según un informe divulgado la semana pasada por el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC, sigla en inglés) en 2024 hubo al menos 242 ataques a la educación en 14 de los 32 departamentos colombianos, entre ellos Norte de Santander, cifra que es casi el doble de los 132 ataques registrados en 2023.

Esos ataques afectaron a 24.003 personas entre alumnos, profesores y otro personal escolar, pues «pusieron en peligro su vida e integridad en las escuelas o en los caminos que conducen a ellas».

«Algunas familias en la región temen alejarse mucho de sus casas y transitar por terrenos abiertos (hacia las escuelas) que pueden haber sido transformados en campos minados», afirma por su parte otra maestra, que pide usar el nombre de Betsy Ibáñez.

Los maestros también relatan que la tensión en la zona tiene impactos sicológicos en muchos de ellos que incluso vieron a algunas de las personas asesinadas en la ola de violencia del ELN que, aunque no se sabe cuántos muertos ha dejado, la autoridades cifran entre 60 y 80.

«Hay profes que lloran, sufren crisis nerviosas (…) escuchamos disparos, gritos, invasión a varias viviendas», afirma por su parte Gustavo Martínez (nombre cambiado) de la Institución Educativa del Corregimiento El Aserrío, perteneciente a Teorama.

Para ayudarlos a enfrentar esas emergencias, el Consejo Noruego de Refugiados y la Secretaría de Educación de Norte de Santander impartieron en Ocaña unas jornadas de formación sobre manejo de situaciones de crisis extrema para las cuales esperaban a 30 profesores y, para su sorpresa, acudieron 60. EFE

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(foto)

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